jueves, 15 de agosto de 2013

Gracias por estar ahí


Escribir tiene una recompensa rápida, inmediata: el texto. Darlo por bueno es acercarte un poco más a ese lugar que buscas y que sabes nunca alcanzarás, es aliviar esa comezón que todos tenemos. Me gusta una frase de Juan José Millas: "Escribo por las mismas razones por las que leo, porque no me encuentro bien".  Empecé de forma tímida, contando de deporte, pero a estas altura escribir forma parte de mí, es algo de lo que ya no puedo prescindir. El tema o la forma no importan demasiado. Escribir, escribir lo que sea, todo tiene posibilidades. Al tiempo una accesible y costosa vía de escape en situaciones difíciles, que me ayuda a conocerme y entender todo lo que me rodea. Esa es recompensa suficiente.

Hoy que todo son prisas, que no hay tiempo para profundizar en nada, que haya un puñado de personas que tengan diez, quince minutos para leer algo mío, para mí no puede ser más que un privilegio. Me bastaría el milagro de una sola persona al otro lado, en su habitación. Esa sería recompensa suficiente.

Una de las acepciones de "recompensar" de la RAE es "premiar un mérito". Si lo que para mí ya estaba de sobra pagado, se le une una recompensa de libro, no puedo más que sentirme sinceramente honrado. Aunque estoy a acostumbrado a que la gente me diga que le gusta lo que escribo -algo que nunca cansa y siempre reconforta-, el hecho de recibir un premio, leer tu relato en público y recibir la limpia y sincera enhorabuena de personas que sientes disfrutaron con tus palabras, te hace sentir extraño, te hace sonreír feliz.


Gracias a la Asociación Cultural Los Boliches de la Torre y al pueblo de Aldea del Obispo, un pueblo que para mí ya tendrá siempre un valor especial. Gracias a todos los demás por seguir ahí.

P.S. Susana, mi norte, no es un lector que digamos imparcial ya que todo lo que escribo, le parece extraordinario; cuando leyó el relato, me dijo que iba a ganar seguro. Francamente nunca lo creí pero en secreto albergaba esa íntima esperanza que me hizo decidir, en la forma en la que imaginas qué harías si te tocara la lotería, que si ganaba, con los 300 euros de premio,  me apuntaría al Iberman el 5 de octubre, mi regreso a la malograda aventura Ironman, otra de esas deudas pendientes con las que durante 2013, voy ajustando cuentas. El relato lo incluiré en un libro que presentaré en menos de un mes y que anunciaré a su tiempo.

Vale.

Un título que resume lo que viene siendo 2013

viernes, 9 de agosto de 2013

Las ansiadas Olimpiadas



Resta un mes para el gran día y progresivamente el tema se irá convirtiendo en el agujero negro que absorberá todo lo demás, en una de esas periódicas campañas atolondradoras que tanto disfrutamos. Unas palabras de aguafiestas, unas palabras a contracorriente.

La crisis ya se cuenta en años, todos los que llevan tratándonos de convencer de que debemos comportarnos como un país serio, de que olvidemos las ínfulas de antaño ("España va bien", "La Champions League de la economía", "el mejor sistema financiero del mundo") pero he aquí el intocable disparate que todo lo puede.

No me trago el mantra con el que nos bombardean a diario según la cual los Juegos no costarán un duro, que ya que está todo hecho. Organizar unos Juegos, lo mires por dónde lo mires, requiere dinero a espuertas, la habilitación de todas esas partidas que se recortan o eliminan a diario, ese dinero que se regatea a los más golpeados por la crisis cuyas condiciones debían ser el desvelo de nuestros gobernantes, ese dinero por el que claman nuestros investigadores en una forma de haraquiri retardado, ese dinero  que, en Madrid además, obliga a privatizar la Sanidad, a liquidar un sistema privilegiado que nunca volverá, porque nos han hecho asumir que no queda otra.

Nos cuentan que los Juegos son rentables; no se me alcanza cómo la han de ser para las cuentas públicas. Si se han investido a las cifras de déficit público del carácter de sacrosanto, no entiendo la justa excepción , el dispendio en instalaciones para la élite, de las que nunca se podrá beneficiar el deporte real -que luce poco-, el del vecino de a pie, el del chaval de barrio y cuyo mantenimiento ha de ser costoso por naturaleza y probablemente poco utilizado; no más que para  fastos de teles, los que le gustan al político, el deporte de las medallas, himnos y banderas, el de incluso proteger al atleta tramposo.

Se afirma sin sonrojo  que los Juegos prácticamente es lo que necesita España, lo que va a solucionar muchos problemas (!?), que es el estímulo que necesitamos. Construir futuros a base de parches se nos viene convirtiendo en todo un arte desde hace siglos. Cuando el tenderete se desarma, no cabe arrepentimientos sino la familiar búsqueda del culpable y el propósito de enmienda de corto alcance.

Somos un país pequeño que lucha por sobrevivir. No hay más. Sin embargo, aún no queremos creernos que la fiesta se acabó. Roma renunció a su candidatura. Nosotros seguimos en las mismas. El hecho de que los organizadores del guateque, con Botella a la cabeza, sean precisamente los que llevan años responsabilizando a la sociedad de vivir por encima de sus posibilidades, resulta sangrante. Pero hay que vivir, somos un país mediterráneo, alegre, presto a organizar Exposiciones Universales y payasadas del estilo, uno de nuestros grandes logros, cuyos desiertos de hormigón, pagados a buen precio a los de siempre, al reverso del político, son ya la mejor seña de identidad de España.

domingo, 4 de agosto de 2013

Estrella de Simón Vela


Una cita prevista para principios de octubre que finalmente quedó aparcada por falta de asistencia Ayer la asistencia fue escasa pero bastó. Si buscas las razones para entender por qué te gusta el fondo, un entrenamiento como el de ayer disipará dudas. Disfruté enormemente del silencio de seis horas de lucha conmigo mismo durante una espléndida mañana de verano en un lugar tan especial para mí. Tal vez influya la peligrosa influencia de Tesson de cuyo libro ya contaré algo. La idea era, partiendo de La Peña de Francia, acometer el descenso y ascenso de los cuatro caminos que llevan a la cima: Maíllo, Monsagro, Casarito y El Cabaco, lo que el Ciego Sabino bautizó como "Estrella de Simón Vela".

Debido a una rebelde lesión en el biceps femoral latente desde abril y que cada vez que decido ponerme algo serio, amenaza con volver, apenas tengo entrenamientos de carrera en general y de monte en particular. El objetivo era completar la aventura e intentar hacer un buen entrenamiento de fondo y montaña cara a la gran aventura del año, el Anillo Vindio de Picos de Europa a finales de agosto. Teniendo en cuenta mi preparación y mi propósito, marqué un guion del que no me aparté en ningún momento: bajar trotando, subir andando ligero, rápido. 

Todo salió perfecto, ayudado de forma importante por el hecho de que durante toda la mañana, nunca hizo un calor excesivo. Balance positivo, especialmente la concentración durante todo el reto, tratando de mantener velocidades constantes hasta el final. Evidentemente he acabado muy cansado y dolorido pero no hubo disminución relevante de ritmo. Mentalmente iba preparado para afrontar la última subida "apajarado" y tratar de mantener la calma pero la situación no llegó. Salí a las ocho de la mañana en punto y tardé 5 horas y 58 minutos. Sí hubo calentón final por el pique conmigo mismo al tratar de hacer menos de seis horas, que me llevó al límite en el último y duro tramo, lo que tampoco es mala señal. 

El recorrido se puede hacer en bastante menos tiempo si se baja corriendo de verdad y se hacen un par de subidas corriendo aunque para ello hay que ir entrenado, sobre todo para soportar el peligroso terreno que restaría a partir de ahí, y que si no sabes gestionar con cabeza, te podría llevar al desfallecimiento y abandonar la aventura. Ya se sabe cómo va esto: si arriesgas, te puedes estrellar.


Aunque no los registré, os dejo los tiempos aproximados para cada camino -solo dudo en uno-. Sí os comento que apenas he perdido tiempo en nada que no fuera cargar agua y poco más. Una foto antes de comenzar, otra al terminar.

EL MAÍLLO (Hasta la pista): Descenso 32´  Ascenso 44´
MONSAGRO (Hasta la casa) Descenso 42 ´Ascenso 55´
CASARITO (Fuente):  Descenso 32´ Ascenso 50´ (Con desvío a Simón Vela a cargar)
EL CABACO (Zona llana de cercados): Descenso 35´ Ascenso 53´

*Combustible: una barrita de chocolate, cuatro gominolas (gordas), cuatro galletas, cuatro orejones y alrededor de dos litros de agua.