Escribir tiene una recompensa rápida, inmediata: el texto. Darlo por bueno es acercarte un poco más a ese lugar que buscas y que sabes nunca alcanzarás, es aliviar esa comezón que todos tenemos. Me gusta una frase de Juan José Millas: "Escribo por las mismas razones por las que leo, porque no me encuentro bien". Empecé de forma tímida, contando de deporte, pero a estas altura escribir forma parte de mí, es algo de lo que ya no puedo prescindir. El tema o la forma no importan demasiado. Escribir, escribir lo que sea, todo tiene posibilidades. Al tiempo una accesible y costosa vía de escape en situaciones difíciles, que me ayuda a conocerme y entender todo lo que me rodea. Esa es recompensa suficiente.
Hoy que todo son prisas, que no hay tiempo para profundizar en nada, que haya un puñado de personas que tengan diez, quince minutos para leer algo mío, para mí no puede ser más que un privilegio. Me bastaría el milagro de una sola persona al otro lado, en su habitación. Esa sería recompensa suficiente.
Una de las acepciones de "recompensar" de la RAE es "premiar un mérito". Si lo que para mí ya estaba de sobra pagado, se le une una recompensa de libro, no puedo más que sentirme sinceramente honrado. Aunque estoy a acostumbrado a que la gente me diga que le gusta lo que escribo -algo que nunca cansa y siempre reconforta-, el hecho de recibir un premio, leer tu relato en público y recibir la limpia y sincera enhorabuena de personas que sientes disfrutaron con tus palabras, te hace sentir extraño, te hace sonreír feliz.
Gracias a la Asociación Cultural Los Boliches de la Torre y al pueblo de Aldea del Obispo, un pueblo que para mí ya tendrá siempre un valor especial. Gracias a todos los demás por seguir ahí.
P.S. Susana, mi norte, no es un lector que digamos imparcial ya que todo lo que escribo, le parece extraordinario; cuando leyó el relato, me dijo que iba a ganar seguro. Francamente nunca lo creí pero en secreto albergaba esa íntima esperanza que me hizo decidir, en la forma en la que imaginas qué harías si te tocara la lotería, que si ganaba, con los 300 euros de premio, me apuntaría al Iberman el 5 de octubre, mi regreso a la malograda aventura Ironman, otra de esas deudas pendientes con las que durante 2013, voy ajustando cuentas. El relato lo incluiré en un libro que presentaré en menos de un mes y que anunciaré a su tiempo.
Vale.
Un título que resume lo que viene siendo 2013
Un título que resume lo que viene siendo 2013