lunes, 6 de julio de 2009

Ferraris en Montecarlo


Os dejo unas imágenes mil veces vistas de Mónaco. Un mundo extraño, reducido y estanco, inaccesible, atractivo y repulsivo a la vez. No puedo evitar asociar La Costa Azul con ¿mi película favorita?, con el viaje sin fin de Audrey Hepburn y Albert Finney en "Dos en la Carretera".

Es curioso que uno de los lugares más famosos de un entorno con tanto glamour sea un puto túnel.


Probablemente a alguno de vosotros el sábado también os pareció que Cancellara regresaba a la luz desde la oscuridad del túnel a más velocidad que Raikonnen en su ferrari, aunque nada puede superar la memorable caza de la locomotora suiza el día de la prueba en ruta de las olimpiadas. Nunca un bronce valió tanto.

Coches extraños, coches caros, barcos extraños, barcos grandes, barcos caros, chicas bonitas, chicas extrañas ¿grandes chicas? Lo dudo.




James Bond y "La banca gana". La nobleza rusa de hace cien años deja paso a los nuevos magnates rusos del gas y el petroleo. ¿Quién decía aquello de tenemos que cambiar algo para que todo siga igual?


Estamos de suerte y disfrutamos de un concurso de saltos de hípica en el paseo marítimo. Os aseguro que no hay palabras para describir la belleza de estos animales. Son verdaderamente gigantescos y un verdadero prodigio de fuerza, elegancia y belleza. Nada que ver con la visión que se tiene desde la televisión.




Curioseamos por la "feria del jinete". Todo con pinta de baratito, oiga. Las sillas, las botas, las chaquetas. ¿El triatlón un deporte de pijos? Habrase visto. Aquí una prueba de como la deflación está llegando al mundo del triatlón. Los que sabéis de esto, ¿de verdad os creéis que en la tienda "Ironman" de la feria vendían un producto a un euro? Aquí la prueba de la anomalía.


¿No me digáis que este estupendo balón de playa no lo podían vender por lo menos a cinco euros? Se rumorea que el siguiente paso será bajar el precio de las inscipciones a 100 euracos.

No os había puesto la música que ambientaba la espera antes de dar la salida del ironman, mientras, como bien decía Clemente, practícábamos el "Chiquito" sobre los cantos rodados (grande la campaña publicitaria "afortunadamente hemos madurado"). Era Everything but the Girl. Grupo inglés formado por la pareja de Ben Watt y Tracey Horn. Triunfaron en los ochenta en su etapa más clásica y posteriormente les fue aún mejor cuando Ben Watt, según él, vio literalmente la luz y abrazó la electrónica con pasión. Se convierte en un reputado productor y lanza a la nueva dimensión a su banda sin perder nunca la elegancia como seña de identidad.

6 comentarios:

davidiego dijo...

conozco a una gran chica a la que no dejaron entrar en ese casino y no me creo lo de los souvenirs IM a un euro, ni las pegatinas del IM LZ..

Si te lo tengo que explicar... dijo...

No me tires de la lengua o cuento que casi te compras una gorrita de jinete en lugar de casco aero para la cabra. Raquel te tiene mirado un caballito por si sigues interesado; ya te dije que uno de esos que te venden a 400 euros no creo que esté a la altura... Curioso lo del Morgan Aero, contínuamente fotografiado cuando a su alrededor había ferraris, porsches, maseratis y Bentleys por doquier. Moooolaaaa!

Mildolores dijo...

Curiosa entrada.
Tengo que reconocer que cuando pones de estas me quedo embelesado.
Al igual que con EBTG, una de mis bandas favoritas. Y me alegro de que Ben Watts viese la luz, subieron un par de puntos más en mi escala.

Atalanta dijo...

David, me da que o también conozco a esa gran chica...Nosotros no lo intentamos. No íbamos vestido para la ocasión. Que sí, que lo del balon a un euro es real. Merecía una foto.

Iron, después de mis fracasos en el IM, estoy por comprarme un caballo de ésos de 400 euros y darme unas vueltas por el pueblo bien tieso y elegante.

Mildo, me alegro que te haya gustado. Ya te lo he dicho alguna vez, pero algún día tenemos que hablar de música. También te va el tema, eh.

kela dijo...

seguro que el sábado a las taitantas te quedaste en ese bar por la música ¿a que sí?

Atalanta dijo...

Que no, Kela, que hacía muy buena noche y me apetecía charlar...