“Correr”: “Andar rápidamente y con tanto impulso que, entre un paso y el siguiente, quedan por un momento ambos pies en el aire” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua).
Se podría decir que no es más que volar por unos instantes. Tal vez ése sea el secreto del éxito de una actividad en principio tan ingrata. Tal vez únicamente anhelamos volar apenas por un segundo.
Todo sabemos que hay momentos en la vida en los que toca hacer repaso. Son justo esos instantes en los que a la luz de nuestros severos ojos, el balance suele presentar casi siempre saldo negativo.
Hace unas semanas, mientras corría la Media Maratón de Ciudad Rodrigo, al ver tantos mirobrigenses en carrera, sentí uno de esos chispazos y me dije que era buen momento para rememorar no algún aspecto personal sino para analizar la Media Maratón, usándola como baremo para explicar la evolución de esta extraña afición en Miróbriga.
Cualquier corredor sabe que el entrenamiento te sirve para despejar la mente, olvidar o pensar con más claridad sobre algunos temas. A mí me ocurre que gran parte de lo que escribo se me ocurre mientras entreno. Este texto no son más que una ristra de deslavazados pensamientos sobre la carrera, también anotados a la carrera.
¿Cuál es el secreto para que una actividad a primera vista tan desagradable siga creciendo? Ahora somos muchos. Cuando ese domingo saludé a tantos en salida o en meta o me los encontré a lo largo del recorrido –algunos de ellos francamente inesperados actores de esta función, hace tan sólo unos meses-, fui consciente de lo que hemos crecido en poco tiempo. No me atrevo a lanzarme a enumerar a todos los mirobrigenses que participaron en la media porque seguro olvidaba a alguien especial. Comprobé cómo un deporte aburrido como correr sigue captando adeptos sin cesar. Hace apenas unos años, cuando comencé a dar mis primeras zancadas, con los dedos de una mano se contaban las personas que salían a trotar por nuestras calles cada tarde.
El profano, si te ve por la calle corriendo, tendía y tiende, aunque es cierto que cada vez menos, a entender que lo haces por alguna de estas razones:
1. Para estar delgado.
2. Para luchar contra el colesterol.
3. Para estar en forma.
4. Para preparar una oposición.
Es difícil hacer entender que yo no quiero adelgazar sino que me gustaría estar algo menos enclenque, que probablemente el nivel de machaque que soporto durante algunos días a lo largo del año no sea bueno para la salud –aunque os aseguro que de una forma “pseudo espiritual” difícil de explicar, no lo intuyo de esa forma- y que no me preparo las oposiciones de policía.
El mundo del atletismo popular goza de buena salud, el profesional no me interesa lo más mínimo. La Media Maratón de Ciudad Rodrigo no es más que el reflejo de un fenómeno global, el del crecimiento exponencial del número de personas que cada día salen a correr, el de todos aquellos que preparan con mimo las “importantes” citas del más variado jaez, que cada fin de semana pueblan nuestra geografía nacional.
La media maratón tiene parte de responsabilidad en ello y este año más que nunca, me siento orgulloso de haber participado en su gestación y mantenimiento desde sus alocados inicios, de haber contribuido en alguna medida, a los cambios de hábitos de unas pocas personas de mi pueblo. Ya somos tres los clubes de Ciudad Rodrigo, que aunque partiendo de presupuestos muy distintos, demuestran la posibilidad de compartir la pasión por la carrera con una variedad de objetivos y actitudes igualmente válidas y encomiables.
No son más que los síntomas de un proceso imparable, el de la normalización. Ésa que se dio hace años en ámbitos más urbanos y que en los últimos tiempos desembarca en zonas más rurales o despobladas. No se trata de valorar lo que hacemos. Se trata simplemente de conseguir una comprensión general de la que hace años se carecía. Parece que hace tiempo dejó ser raro cruzarte con un grupo de personas corriendo y eso es un buen síntoma de la salud de nuestra sociedad, tan empeñada, al menos en declaraciones institucionales de puertas afuera, en el fomento del deporte como valor positivo.
Es imposible homogeneizar el fenómeno o buscar unas señas de identidad comunes. Los corredores deciden madrugar o trotar a diario por diferentes razones. Venciendo esa familiar punzada que te invita a quedarte en el sofá cada tarde, el atleta decide calzarse las zapatillas en alas de una motivación distinta. Cada corredor lucha por un sueño personal, unos por ser capaz de correr media hora sin parar, otros por bajar su marca en media maratón, otros por cruzar la meta de un maratón. Puede que la única aspiración común que compartamos sea la búsqueda de esa mágica sensación de evasión, ese instante en que “quedan ambos pies en el aire”. Puede que los miles de personas que corren en el mundo sólo quieran volar o alejarse del, a menudo mezquino mundo real, durante un fugaz momento.
Música. Todos habéis visto el buenísimo anuncio de los corredores de Visa -ya en su día hice referencia a otro anuncio de la marca, el del Mundial que usaba la música de los Pixies-. Ahí se utiliza una canción del genial primer disco de los neoyorquinos Clap your hands say yeah! Os dejo otro "pepinazo" de esa especie de trasunto del David Byrne de los Talking Heads.