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domingo, 8 de abril de 2012

Por el lado más bestia de la vida


Extrañas coincidencias hicieron que en apenas un par de días viera la película "127 horas" de Danny Boyle y leyera la noticia de la muerte de Micah True, también conocido como "Caballo blanco".  Si es que a veces los post se escriben solos, vuelan por el aire y sólo hay que atraparlos.

En situación. 

Muchos ya sabéis que le película trata de la increíble aventura de Aron Ralston. Soldado casi cinco días en el interior de una grieta perdida en un Parque Nacional de Utah, paisaje emparentado con los míticos de celuloide vaquero de Colorado y Arizona. El desprendimiento de una roca mientras escalaba aprisiona uno de sus brazos impidiendo su movilidad. Finalmente, para salvar la vida sólo le queda una opción, la de cortarse el brazo -iba a decir "seccionar" porque parece que debe doler menos-.


La película, como muchas de Danny Boyle es resultona sin llegar a mucho más. De corto recorrido. Muchas de su obras me parecen "videoclips" estirados en los que la  música a veces tiene una función tramposa. Sin embargo hay cosas que las sabe hacer muy bien; también tienen su mérito.


Micah True era uno de esos corredores de ultrafondo con trazas de iluminado. Convivió y aprendió de los indios Tarahumara, especialmente dotados para la resistencia y correr sin fin. Se empapó de sus técnicas y les imitaba corriendo descalzo o con sus ligeras sandalias. No lo conocía. La primera noticia que tuve de él fue la semana pasada a través del artículo que daba cuenta de su muerte mientras entrenaba entre la frontera entre Arizona y Nuevo México. Encontraron su cadáver junto a un arroyo, con las piernas  en el agua. Para un tipo como él, no fue mala forma de morir.

Historias paralelas. Por el lado más bestia de la vida. Elegí el título de la versión que Albert Plá perpetró con la canción de Lou Reed sobre el lado salvaje de Nueva York. Tanto Aron como Micah eligieron cómo vivir. Eligieron ser furtivos e incomprendidos por la mayoría.  Aron era ingeniero y cada fin de semana escapaba de la ciudad monstruo que le martirizaba a diario para tratar de encontrarse a sí mismo enredado en la soledad y el silencio de la montaña que ya le dio a conocer su padre cuando era niño. 

Micah no buscaba tanto el chute de adrenalina. Contaba que sólo anhelaba ser libre y que la libertad la encontraba rastreando los límites empapado de naturaleza. La competición era secundaria. 

Intangibles difíciles de explicar para el profano.¿Existen las razones cuando estas no se puedan enumerar o explicar?  Haber probado tantas veces el veneno adictivo de la resistencia límite te legitima para escribir. Te da la cátedra para entender. Tal vez no para ser uno de ellos. Tal vez simplemente te da la facultad de elegir ser uno de ellos. 

Música.  El clímax de la película se ilustra con una larga composición de Sigur Ros. Ya he publicado artículos sobre ellos en alguna ocasión. No me repito. Aprovecho para compartir una recopilación sobre los islandeses con alguna de las canciones que más me gustan. "Escuchando a las ballenas". 

Vale.


martes, 10 de mayo de 2011

Buscando el fondo


Comparto una especie de manifiesto que algunos ya habréis leído en Demonfit. Lo utilizo como presentación en la página. Parcheado de retales para una suerte de declaración de intenciones. La foto que encabeza el texto me encanta; habitualmente la tengo colgada en el tablón frente a mi mesa de lectura. Me pareció que casaba muy bien con el contenido del post.

(*). Poned la canción mientras lo leéis. La música es lo mejor de todo. Los habituales ya sabéis quiénes son.

"Buscando el fondo"

No sabía qué escribir exactamente. Me decido por unos párrafos que definan mi relación con el deporte de fondo -sea triatlón, maratón, raids de montaña o ultrafondo-, esa actividad sui generis que desde hace aproximadamente diez años significa tanto en mi vida.

A veces puedes sentir miedo al mirarte al espejo, de la misma forma que siempre cuesta ser honesto contigo mismo. ¿Nos arriesgaríamos a ser capaces de vernos a través de los ojos de los demás? Es difícil encontrarse a sí mismo y expresarlo sin que estas líneas se conviertan en una suerte de onanismo mental.

Rastreando en mi pasado, en mis recuerdos, la verdad es que no soy capaz de encontrale el lado malo a toda esta historia aunque supongo que, como todo en la vida, el precipicio no debe andar lejos. “Nada en exceso” se leía a la entrada del Oráculo de Delfos, la justa medida que Aristóteles proclamaba como camino a la felicidad. Imagino que cuando nuestra pasión se convierte en obsesión, ocupando un lugar preeminente y restando demasiado a otras parcelas de nuestra vida, no andamos por buen camino.

Si trato de encontrar la esencia a toda esta bendita locura, me quedo con un palabra: conocimiento.

Conocerme a mí mismo, conocer mis límites físicos o mentales o.... ¿por qué no?... espirituales. Poco a poco, a lo largo de los años, han ido cayendo barreras, metas que antaño se antojaban quiméricas se convirtieron en un simple paso a la cima, aquélla que nunca se alcanza porque siempre hay un paso más allá, siempre se puede ir más rápido o más lejos.

Saber moverse dentro de los límites, cruzarlos y regresar vivo engancha sin remedio. Adictos a comprobar cuál es nuestro temple real. Hay una frase de Martin Amis que me gusta mucho y que hace tiempo hice mía: “Sólo hay una forma de aprender a pelear, peleando mucho”. En eso estamos.

Conocer a los demás. A lo largo de estos años -últimamente cada vez más a menudo-, he ido encontrándome a gente muy afín, tanto en el terreno deportivo como desde otros puntos de vista más humanos; personas interesantes con algo más que contar que lugares comunes. Gente muy dura pero sensible a la vez, especialmente dotada para la búsqueda de nuevas experiencias. Atletas con ese instinto de aventura innato con el que todos nacemos pero que la mayoría domestica al abandonar la juventud.

Tal vez es difícil de explicar que en un deporte donde reina la soledad y donde el autocontrol y el saber hablar consigo mismo son tan importantes, pueda resultar trascendental una mirada, un grito de ánimo o la palmada de un compañero.

En la misma línea, la posibilidad de compartir experiencias bien sea de forma personal o a través de internet, vía foros o blogs, no ha sido más que un acicate, un estímulo para seguir en la brecha. Es cuando la escritura o el relato se convierte en inseparable apéndice de la experiencia en conjunto.

Es curioso que una actividad tantas veces solitaria sólo tenga sentido “con” , que sólo sea enriquecedora si la compartes con los demás, sea de una u otra forma.

Conocer lugares. Como a tantos otros, me gusta viajar. Sin embargo nosotros disponemos de un cebo a mayores. Algunos de los parajes más hermosos o singulares que he visitado, para siempre estarán unidos a momentos de sufrimiento o alegría. Un cielo, una cima, una playa, para siempre engarzadas en mi mente, puede que en el centro de una extraña bruma “apajarada”, puede que frente a una cerveza, inundado por la satisfacción del reto conseguido.

Cada lugar tiene su propia personalidad. Soy de los que piensan que a todos se les puede encontrar el encanto. Será por ello que me cuesta elegir pero es cierto que uno de los criterios que uso para decidir dónde correr es el interés totalmente subjetivo que el paraje en cuestión me pueda suscitar. La sensación de nadar en un lago en el corazón de los Alpes o en Sanabria, es difícilmente comparable.

Sé que muchos nos consideran “locos”. Es algo que francamente no me importa. Me gusta esa frase que dice: “Los sordos piensan que los que bailan están locos”. Yo prefiero vernos a nosotros mismos como “Quijotes”. Impermeable a la incomprensión de los que no me interesan, me siento bendecido por no haber perdido todavía ese lado infantil.

Al fin y al cabo, para mí el fondo no es más que una puerta a otro mundo. Como sufridas “Alicias”, traspasamos la puerta donde, por unas horas, nos olvidaremos de todos nuestros problemas cotidianos. Si la gente supiera lo accesible y barato que es el camino para sentirse bien, se animaría a generar endorfinas sin dudarlo un instante.

Aparte de la fecha de la cita, grabada a fuego desde que decidimos apuntarnos a alguno de los retos mayores, hay algo trascendental en todas estas pequeñas aventuras. Es el camino. Semanas, meses de entrenamientos o “competiciones puente” para que el gran día se cumplan todos nuestros sueños. Tal vez lo fundamental no sea alcanzar la meta sino merecerla.

Siempre a la búsqueda de la carrera perfecta, de ese momento que tantas veces has visualizado mientras entrenabas. Ese momento en que crees que puedes llegar a controlar los límites y el dolor o la fatiga, cuando estás justo donde querías estar. Entonces nada más importa. Seguiré buscándola en 2011

Mi último pensamiento, justo antes de la salida, son unas palabras de Goethe: “Saca lo mejor de ti, sé valiente y la fuerza acudirá en tu ayuda”. Que así sea.



viernes, 16 de octubre de 2009

Perfección



En su día ya le dediqué una entrada a la música de Sigur Ros:

En este vídeo de promoción de teledeporte se utiliza una canción del último disco del grupo islandés. La música es hermosa hasta decir basta lo que unido a la belleza de las imágenes de varios deportes a cámara lenta produce un resultado francamente espectacular. Es una delicia disfrutar de la visión de gestos técnicos, entrenados durante cientos de horas por los mejores del mundo en cada disciplina. Cuatro minutos. Para gourmets. No os lo perdáis, merece la pena.


lunes, 30 de marzo de 2009

Sigur Rós

El sábado pasado me compré el último disco de Sigur Ros. Sí, aunque pirateo a tope, soy de los raritos que sigo comprando discos. Era del año pasado pero aún no lo tenía y lo quería original. Aparte de que su música me parece fascinante, suelen cuidar con mimo el diseño y formato de la caja aunque lamentablemente en esta ocasión no ha sido así. ¿Han dejado de ser "artys"?
Islandia, una sitio extraño y pintoresco que produce músicos extraños. Aparte de Björk, la musa del hielo que algún día tendrá en este blog una entrada, ahí tenemos a múm, cuya música también todos conocéis porque la utilizaba Televisión Española para sus "cortinillas" de enlace (o como coño se llamen).
Sigur Rós son un grupo islandés bastante singular. Ahora ya son bastante conocidos pero yo los descubrí con un disco que realmente me impactó: "Agaetys Birjun", "Un buen comienzo". Obra verdaderamente mágica de principio a fin con una música frágil y envolvente, repleta de cuerdas , pianos y guitarras por momentos excelsa, casi sobrenatural. Incluso hace años, cuando vivía en casa de mis padres y lo tenía puesto, mi madre se quedaba parada y me decía: "¡Qué música más bonita!". El feto con alas del disco me parecía chulísimo y estuve a punto de tatuármelo pero todos los amigos y amigas se empeñaron en que era una cosa horrible y que ni se me ocurriera. Ni que decir tiene que me convencieron. De todo corazón, gracias. Trastrorno mental transitorio; atenuante que no eximente.

Ignacio Julia, uno de mis críticos favoritos, decía que la voz de Jonsi era como el sonido de las ballenas. No cantan en islandés. Cantan en un lenguaje inventado y a saber qué leñe cuentan estos marcianos. El cantante, ciego de un ojo, acostumbra a tocar descalzo la guitarra eléctrica con arco.




Tuve la suerte de verlos en directo en un teatro de la Gran Vía y os puedo asegurar que fue uno de los conciertos más acojonantes que he vivido. Espectáculo grandioso. Pocas veces la musica te puede elevar de esa manera. No os creáis. Al final lo que vienen practicando es un rock progresivo clásico con melodías frágiles y poderosas al mismo tiempo. Aquello se convertió por momentos en una tormenta sónica de volumen imposible. Por otro lado nunca (y os aseguro que he visto cientos de conciertos) me ha parecido que la luz casaba tan bien con la música. Todo ello sumado en un entorno recogido e íntimo, lo convirtió en una actuación memorable. Invité a una amiga que no iba muy convencida (le había grabado un disco pero no estaba por la labor) y al final tuvo que reconocer que le había gustado mucho (o me engañó, que ésa es otra). Apunte rosa, en aquel concierto estaba la Reina Amidala-Portman. Siempre pareció interesante, la dagala.
Otra curiosidad, buscando fotos, me encontré con el blog de Patxi López, futuro Lehendakari y que casualemente también le acababa de dedicar a una entrada al grupo islandés. El otro día, en un entrevista le escuché que era un melómano empedernido con más de 8.000 vinilos y me dije: "He ahí uno de los míos".

Aquí la portada del último disco, cual doctor dd retozando por los campos nevados de Castilla, aunque éstos menos vistosos, de carnes más magras.

Lo que ya no puedo entender es que se use la música de este grupo para anuncios de reclutamiento de las fuerzas armadas o para capítulos del CSI. Creo que está totalmente fuera de contexto.

Como Patxi, no sabía que canciones elegir. ¡Tantas me parecen maravillosas! Cinco muy buenas. Espero que a alguien le muevan algo por ahí dentro.

"Nunca se es suficientemente extraño"