Comienzo la serie sobre Springsteen -un post cada miércoles-, con el que ya sabéis que considero mi primer disco de verdad. Es difícil escribir sobre él. Supongo que a todos nos resulta harto complicado enfrentarse a muchas canciones de modo objetivo, sin que todos nuestros recuerdos y emociones, contaminen la experiencia de encarar una obra de carácter cultural o artísitico de un modo, siempre pretendidamente objetivo.
En situación. Un chaval de catorce años que cada noche, después de cenar, se marcha a la cocina, con una cinta en una mano y un libro en la otra. La cinta es "Born in the USA", el libro, "Éxodo" de Leon Uris. Estirando la noche hasta la madrugada junto a la estufa ,hasta que tu madre te grita desde la cama que marches de una santa vez a la cama. Sin embargo, abres la pletina del diminuto radiocasette mono sanyo de sonido cavernoso y le das otra vuelta a la cinta ("la última vez"), mientras vuelve a atronar "No surrender". Desde hace tiempo es tu única cinta, pirata para más señas, comprada en el "mercaíllo" de Portugal. Mientras esas canciones resuenan una y otra vez en mi cabeza y en el salón de mi casa, Springsteen comienza a convertirse en alguien importante en mi vida, alguien muy cercano. Cuando la vi por primera vez en Barcelona , hace dos años, tuve la sensación de encontrarme con un amigo. Era una cita largamente esperada, largamente pospuesta.
Mientras 1985 avanzaba, Bruce se estaba convirtiendo en "amigo" de muchos chavales a lo largo de todo el mundo. El despegue mediático de Springsteen se ha desarrollado en varias fases. La primera es la marcada por "Born to Run" (1975) que ya lo coloca en las enciclopedias sobre la historia del Rock, la segunda es la que encarnada por "The River" (1980) y finalmente el transbordador espacial que le catapultará a la fama con mayúsculas será "Born in the USA" (1984). El disco es bueno aunque no tanto como los otros dos, aunque éste tiene una importane virtud, sobre todo para la CBS, es tremendamente comercial. El sensor infalible que yo utilizo para saber cuándo una persona es famosa de verdad en y para todo el mundo, es la percepción de mi madre; si ella sabe quién es el fulano -por ejemplo conoce a Mourinho pero no a Lady Gaga-, es todo un triunfador; y la Goyi hacía tiempo que sabía quien era el Boss, reconocía su voz y su rostro. Todos los "musiqueros" militantes, de jóvenes pasamos por esa edad del pavo en la que quieres ser "especial" y te jode que todos tus compañeros...¡todo el santo insitituto!, disfrutara de tus mismos gustos. Esos años me tocó apechugar con esa pesada carga. Aunque yo era el experto, no me las podía dar de "interesante".
Por entonces yo recortaba todos los reportajes y entrevistas que aparecían en periódicos y revistas. Estaba conociendo la vida y el contorno del personaje. Todavía debe andar por ahí aquella valiosa carpeta con un especial del Popular 1 que guardaba como un incunable y que trataba sobre su figura bajo el siguiente epígrafe: "El último héroe de la clase obrera". Todo me cuadraba. Yo soy hijo de camionero y me comenzaba a identificar y a entender las letras de sus canciones, también un verdadero tesoro, cuando las conseguí en la era "pre internet".
El mensaje del Boss es complicado de mantener. Para cantar muchas de sus estrofas sin sonrojo, hay que tener la suficiente credibilidad. Nick Hornby lo describió mejor que nadie cuando decía que para escribir una canción sobre la redención -tema recurrente en la obra springtiniana-, lo mejor es huir de la palabra como de la peste. Sin embargo, aquí no hay actitud impostada alguna, las largas introducciones en directo para algunas de las canciones sobre los sueños y las segundas oportunidades, despejan cualquier duda. El icono de rockero honesto, alejado del estereiotipo de autodestrucción, que no se droga y ama el rock and roll por encima de todo no tiene fisuras. Para él, la música no es una afición o una pasión, no es un medio de vida, es su vida. Cualquiera que haya sido testigo de sus directos, lo puede corroborar. Los conciertos de Springsteen hacía tiempo que se habían convertido en comuniones míticas. Y ahí sigue el hombre, con sesenta y un años y sus tres horas de concierto a un ritmo infernal, inhumano. La música le proporciona toda la energía que necesita.
La gira de "Born in the USA" es la gira del Springsteen musculado de camisetas sin mangas. Los "springtinianos" de verdad torcemos el gesto ante esta imagen porque puede dar lugar a equívocos sobre su mensaje, mucho más sutil y complejo de lo que esa puesta en escena puede dar a entender si no rascas en la superficie o acabas de conocer al personaje; más si te enfrentas a él desde un país como el nuestro, en el que conocimiento del inglés era y sigue siendo muy básico. Los "auténticos" preferimos el Springsteen "arrastrao" y tirillas de los setenta. Incluso recuerdo leer en tiempos que necesitaba "estar cachas" para aguantar el ritmo de la gira. Yo me lo creía, ahora sé mucho del tema y es una solemne tontería.
Es el mismo equívoco a que puede dar lugar la portada y el título. La bandera americana y el "Nacido en Estados Unidos", pueden provocar cierto repelús. Sin embargo, ese orgullo hueco y pacato que podríamos adivinar no es cierto. La canción es el amargo retrato de un personaje apaleado que no encuentran su hueco en una sociedad que lo utilizó y que ahora lo rechaza. No es un himno, es el lamento del que pide explicaciones a su país.
En este sentido es esclarecedora la anécdota con Ronald Reagan cuando utiliza la canción en su campaña presidencial acompañada de estas palabras:
"El futuro de América permanece en mil sueños en vuetros corazones, permanece en el mensaje de esparanza de las canciones de alguien al que admiran tantos jóvenes norteamericanos: el cantante de Nueva Jersey, Bruce Springsteen. Y convertir esos sueños en realidad es mi trabajo."
En las antípodas de las posiciones republicanas, la respuesta de Bruce en un concierto, no se hace esperar:
"El presidente me mencionó el otro día en su discurso, y eso me hizo pensar en cuál de mis discos debe ser su favorito. Y no creo que sea Nebraska, no creo que éste lo haya escuchado", para acontinuación enfilar "Johnny 99". Ya hablaré de "Nebraska", uno de los discos más oscuros de Springsteen, el reverso del sueño americano.
Siguiendo con las canciones, hay una que merece destacarse, "Dancing in the Dark", no por su calidad, lejos de sus mejores composiciones, sino por su indudable potencial comercial. El bombardeo por la MTV de espantoso vídeo dirigido por Brian de Palma hizo el resto. Disponiendo de una de las mejores maquinarias rockeras en directo, se antoja sacrilegio presentar un vídeo tonto y acartonado en playback. Anécdota: la chica que sale a bailar al final es Courtney Cox, la actriz de "Friends". Anécdota 2: Jualianne Philips, futura esposa de Springsteen fue rechazada en el casting aunque se llevó el premio gordo, el corazón del Boss.
Justo antes de la publicación, cuando el disco está listo, se hacen dos cambios importantes, se cambia el título, abandonándose el previsto de "Murder S.A." y se añade una canción inicialmente descartada y rescatada por consejo de Miami Steve Van Zadt, "No surrender". Este canto a la amistad está unido a otra canción, una de las mejores y más evocadoras del disco, sobre el mismo tema, "Bobby Jean". Precisamente sobrevuela la composición la marcha del amigo del alma. Steve abandona la E Street Band para seguir con su aventura en solitario con The Disciples of Soul. En la gira será sustituido por Nils Lofgren.
"No Surrender" con Eddie Vedder.
La grabación del disco, tras el paréntesis de "Nebraska", se lleva a cabo por la alineación de gala de la E Street Band: Max Weinberg a la batería, Garry Tallent al bajo, Danny Federicci y Roy Bittan con teclados y piano y Clarence Clemons al saxo.
Del resto de canciones, también es destacable "Downbound Train", casi como una ficiticia segunda parte de la maravillosa "Racing in the Street" de "Darkness on the Edge of Town". Composiciones que al igual que "My Hometown", enlazan con los protagonistas de "Nebraska", superados por las circunstancias de una coyuntura económica adversa, lamentablemente tan de actualidad en nuestros días.
Otra de las grandes canciones de este disco es "I´m going down", pequeña gran pieza de rock fresco y contagioso sobre el enfriamiento de una relación sentimental.
Al loro con la gran recopilación de fotos.
Completan el fresco "Glory Days", solazándose en la nostalgia por los buenos tiempos por los que todos creímos pasar, "Darling County", un rock and roll vacilón de corto recorrido y "Working on the Highway", ágil y afortunado retrato de los sueños de un vigilante de carretera.
"Cover me" nunca me convenció y "I´m on fire" es bonita pero tal vez se le podían buscar las vueltas, producirla de otra forma o llevarla un poco más allá, aunque es ciertamente achuchable.
Se me fue la mano porque me alejé del disco propiamente dicho; el próximo post de la serie será más corto. I promise.
¡¡ROCK AND ROLL!!