Clint Eastwood, como director, atesora un par de obras maestras además de un puñado películas excelentes, legado suficiente para casi colocarlo a la altura de los mejores. El resto, la mayoría, son obras de oficio, bien hechas, entretenidas y algo de morralla. De estas últimas, nosotros siempre fuimos fans -antes de que Clint sorprendiera al mundo con eso de convertirse en un gran autor-, incluidas las del entrañable orangután Clyde.
"El francotirador" es regularcilla, a colocar entre en el grueso de su filmografía, sin pena ni gloria, de las que viene estrenando tras "Gran Torino" -aunque alguna se me ha escapado sin poder verla-. Aun así, tiene su mérito, ya que Clint va para noventa años y el tío sigue estrenando película al año.Que esté nominada a mejor película del año es una especie de broma, que tenga que competir con "Birdman" es una falta de respeto, es comparar la velocidad de una moto GP con la de una bicicleta, si cambiamos kilómetros/hora por arte/minuto.
Sin embargo, decidí dedicarle unas palabras por el revuelo que se formó a cuenta de tacharla de película fascista. Partamos de que se ha llegado a un punto donde se abusa tanto del termino fascista como descalificativo que en la práctica se ha vaciado de significado. Ante el rasgarse las vestiduras de la corrección más pacata, un voto por Clint, no por defender la película, sino por advertir que Clint siempre ha sido el mismo impresentable, que lo que cambió fue la visión de los que hasta hace poco lo enaltecían. A pesar de esa poética redención en lo tocante a sus escrúpulos a la hora de tirar de gatillo, que buscó en la que iba a ser su última escena como actor en "Gran Torino", Clint es el que es, y él es el Sargento Highway, el Sargento de Hierro. Cuando nos reíamos en los ochenta con este engendro, pensábamos que era una comedia, pero cuando al final la cosa concluye con la reivindicación de los soldados que "empataron" en Corea y perdieron en Vietnam a través la victoria de la invasión de Granada (a propósito, no sé si lo he soñado o algo he leído: ¿vamos a hacer una película sobre la toma de Perejil?) contra cuatro cubanos, te quedas un poco perplejo; "Joder, ¿pero esto tenía un mensaje serio?". En fin, como al Joh Wayne de las pelis de vaqueros en mis ojos de niño; hay que seguir viéndolo como lo que es, un icono al que no me siento con capacidad para juzgar porque está por encima.
Relacionado, en "El francotirador" la instrucción también me parece bastante graciosa en el peor sentido, tal vez porque vuelve a intentar vendérmela en serio, tal vez porque soy mayor para estas cosas. En la película sí hay un truco de tahúr de medio pelo: Chris Kyle ve en las noticias el ataque a las Torres Gemelas y decide alistarse. Su primer destino: Faluya, Irak. Después he pensado que tal vez no sea tan burda esta tramposa elipsis, que hay pocas cosas más frágiles que le memoria colectiva, y es que a Irak no se fue a luchar contra Al Qaeda.
Pero sí hay algo memorable en la película. Chris Kyle, el protagonista tiene un muchacho y lo ves con un crío que parece un muñeco; pasa rápido y te olvidas. Sin embargo, en otra escena en la que discuten Bradley Cooper y Sienna Miller, supuesto climax dramático, se pasan uno al otro al jodío muñeco y yo no soy capaz de prestar atención a qué están diciendo sino que simplemente alucino con que en una película de ese presupuesto, no contaran con un niño de verdad. Después he leído que lógicamente ha habido mucho cachondeo con el tema en internet. Parece ser que el niño tenía fiebre y Clint dijo que se grababa el día fijado con el muñeco; "Dile tú que no", ha señalado el guionista.
Para acabar, un par de enlaces: un reportaje de El Mundo sobre los francotiradores del ejército español que puede ser interesante para alguien y una curiosidad: uno de mis primeros relatos se llamaba "El francotirador".
2 comentarios:
La película me parece correcta y entretenida sin más, y especialmente la parte que transcurre en Irak me parece muy bien hecha. Creo que hay que ser bastante ignorante, gilipollas o tener la cabeza bastante hueca (lo que no es algo tan raro en estos tiempos) para llamarla fascista. Lo que está claro es que Kyle era un patriota y esta película trata de reflejar sus sentimientos y motivaciones... Algunos lo llaman fascismo... Pues vale...
La policía de lo correcto resulta bastante cargante, hoy que tanta gente se considera legitimado para impartir lecciones. Confieso que cada día lo llevo peor.
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