miércoles, 3 de octubre de 2012

Marcos Ana


La semana pasada descubrí a Marcos Ana, poeta salmantino de Alconada. De sus noventa y dos años de vida, veintitrés le fueron arrebatados por las cárceles franquistas. Joven cargo del partido comunista durante la guerra, fue el preso político que más tiempo pasó en prisión.

Su historia, de un vistazo y contada por él mismo en su blog,  refleja de forma escueta y serena  su vida, su infancia, la guerra, el pertinaz hastío de la prisión, sus comienzos como poeta, la relación con sus compañeros y con el exterior. 

Más que nada me gustaron esos poemas empeñados en captar la esencia del dolor rutinario y tranquilo que es la cárcel,  recuerdos y desesperanza como tormento cotidiano e incomprensible. Aceptación o rebelión frente a la implacable duda acerca de si algún día volverás a ser dueño de tu destino.

"Mi vida"

Mi vida,
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio.
Y un trocito de cielo
por donde a veces pasan
una nube perdida
y algún pájaro huyendo de sus alas”.


"Pequeña carta al mundo"

Los dientes de una ballesta
me tienen clavado el vuelo.
  
Tengo el alma desgarrada
de tirar, pero no puedo
arrancarme estos cerrojos
que me atraviesan el pecho.
  
Siete mil doscientas veces
la luna cruzó mi cielo
y otras tantas, la dorada
libertad cruzó mi sueño.
El Sol me hace crecer flores,
¿para qué, si estéril veo
que entre los muros mi sangre
se me deshoja en silencio?
  
No sabéis lo que es un hombre,
sangrando y roto, en un cepo.
Si lo supieseis vendrías
en las olas y en el viento,
desde todos los confines,
con el corazón deshecho,
enarbolando los puños
para salvar lo que es vuestro.
Si llegáis ya tarde un día
y encontráis frío mi cuerpo;
de nieve, a mis camaradas
entre sus cadenas muertos…
recoged nuestras banderas,
nuestro dolor, nuestro sueño,
los nombres que en las paredes
con dulce amor grabaremos.
Y si no nos cerráis los ojos
¡dejadnos los muros dentro!
que se pudran con el polvo
de nuestra carne y no puedan
ser nuevas tumbas de presos.
No sabéis lo que es un hombre
sangrando y roto, en un cepo.
Si lo supierais vendríais,
en las olas y en el viento,
desde todos los confines,
para salvar lo que es vuestro.
Si llegáis ya tarde un día
y encontráis frío mi cuerpo
buscad en las soledades
del muro mi testamento:
al mundo le dejo todo,
lo que tengo y lo que siento,
lo que he sido entre los míos,
lo que soy, lo que sostengo:
una bandera sin llanto,
un amor, algunos versos…
y en las piedras lacerantes
de este patio gris, desierto,
mi grito, como una estatua
 terrible y roja, en el centro.

"Mi corazón es patio"
La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)
A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…
  
Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)
  
Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.
  
¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).
  
Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.
  
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)
Claro, ¿Cómo no emparentarlo con Segismundo? ¿Cómo no recordar el anónimo "Romance del Prisionero" que aprendimos quienes estudiamos aquella E.G.B? Imagino que esto ya no se estudiará. Versión de Amancio Prada

2 comentarios:

Gonzalo Aróstegui Lasarte dijo...

Todo un ejemplo de coherencia y bondad, Marcos Ana. Es muy triste, muy lamentable ver, por un lado, a personas así (todavía vivas), mientras el Gobierno y su mayoría parlamentaria, por otro, se niegan a dar reconocimiento a las víctimas republicanas y nos quitan la mayoría de los derechos conquistados.

Saludos.

Atalanta dijo...

Gonzalo, la historia de este hombre, la sencillez y sensibilidad con que la cuenta, me dejó noqueado. Sobre todo admiro el romanticismo de creer en una causa en otra forma de organizar la vida más justa. Me gusta que sigan conservando sus ideas, partiendo de reconocer los errores del pasado, algo para mí esencial para avanzar. A los que creo que nunca se les ha reconocido como debieran y sobre los que en alguna ocasión he escrito es a los miembros de las brigadas internacionales. Luchar por la libertad de otro país arriesgando tu vida, esa generosidad me desarma. Ahora que todos somos tan escépticos.