Capítulo de puño invisible.
Sin duda "Granada" será uno de los discos del año. Y lo será por o a pesar de ser un disco de versiones. Una hetorogénea colección de piezas que van desde Lluis Llach a Violeta Parra, de Edith Piaff a Fito Paez, pasando por composiciones tradicionales, poéticas o hasta clásicas del Siglo XIX.
Silvia Pérez Cruz, de familia de raigambre musical, es una estrella en ciernes; tras su paso por Las Migas, "Granada" supone la reválida del pequeño éxito que ya fue su primer disco en solitario, "11 de noviembre", coronada por un mediático colofón: el Goya por "Blancanieves".
Esta obra está firmada a medias con Raúl Fernández -músico interesantísimo cuyo disco "Nones" se me quemó de tanto escucharlo hace unos años-, y es que de la difícil colaboración, ha nacido un disco extraño donde la portentosa y cálida voz de Silvia, se inflama por el recio y austero tratamiento a que se someten las canciones. Arde Granada.
Para muestra esta pequeña maravilla, audaz porque se ha de ser valiente para intentar una nueva lectura de "Pequeño vals vienés", clásico de clásicos (Lorca a través de los ojos de Cohen), ya revisitado a través de otra desarmante y genial versión (Morente y Lagartija Nick). Silvia cosecha un fruto a la altura, versos y acordes potenciados hasta el infinito, llenos de ecos de mucho más, llenos de poesía. Y me quedo con la duda de si esos quejíos finales que tanto recuerdan a Jeff Buckey, son un guiño intencionado al "Hallelujah" o es que nos salió así.
Vale.
2 comentarios:
Concuerdo, llevo días enganchado a él. Es un discazo, sobrio y austero, pero brillante. Buenas noches, Abel!
Y dentro de nada será una estrella... si no, al tiempo. Abrazo, Ned.
Publicar un comentario