Recuerdo a los Nikis de los ochenta, recuerdo un concierto un sábado por la mañana -sí, entonces se emitían esos disparates-, que me tragué enterito. Me gustaba la música, básicamente punk rock melódico pero las letras eran un poco chorras; francamente no sabía si me debían gustar, algo entendible en un adolescente a la búsqueda de unas señas de identidad "válidas".
Hacían una versión del "London Calling" de los Clash, "Algete arde", y Ordovás los bautiza como los "Ramones de Algete". Puede que su sonido les emparentara a los desharrapados de Queens pero ellos son chicos bien; de hecho el nombre lo tomaron de la prenda hoy proscrita excepto para el pijo militante, lo que si te paras a pensar, viene a ser bastante absurdo. Años después me enteré que por entonces se estilaba que descerebrados de ultraderecha alzaran el brazo en los bares cuando sonaba una de sus canciones, "El Imperio contraataca".
Comenzaron como muchos grupos de este jaez, sin saber tocar y sorteando instrumentos. Sobre todo les gustaban las versiones y había un tema fetiche: Benidorm, que aparece en varias canciones. Hay una característica que inevitablemente se asocia a toda su obra: el humor. Son como la versión suave de Siniestro, pero más digeribles e inofensivos y con bastante menos talento. Sin embargo, hay que reconocerles que partiendo de sus aspiraciones, lo que hicieron, lo hicieron bien y buenas risas y bailes nos echamos, lo que nunca es poco.
2 comentarios:
Es imposible olvidarlos. Divertidísimos y buenrollistas como pocos. Abrazo.
JOhnny, nos hacen falta unos NIkis en estos tiempos; puede que Airbag.
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