Encontré a Josh Ritter, para ya no perderle la pista, con su anterior obra, "So Runs The World Away". Sabía que el disco publicado este año, "The Beast in Its Tracks", otro prodigio de calidad y esmero, estaba construido sobre ese sentimiento tan reconocible y humano que es el desamor. Abrir en canal una relación, describir los restos del incendio, explicar y explicarse el fin de un vínculo tan fuerte y extraordinario, es delicado y requiere valentía. El artista lo asume a menudo, con o sin red de seguridad; depende del carácter del personaje.
Lo que ya no sabía era que el motivo de sus desvelos, el nombre de su ahora desierto, era Dawn Landes, también cantante americana, a la que descubrí el año pasado un poco por casualidad, por aquello de ir siempre con la antena conectada.