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martes, 26 de junio de 2018

Lucrecio, "La herida oculta"


Tras elegir mi camino, sigo ahí dale que te pego a la cultura clásica, tratando de ponerme en la medida de la posible en situación,  de "pensar y sentir de un modo distinto al que lo hacemos", que decía Inglis para definir el camino de la Historia. Además de historiadores, sigo visitando y revisitando obras de autores clásicos. La herida oculta, maravilloso poema de Lucrecio (I a.C.), extraído de la Antología de poesía latina de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar.

"La herida oculta" 

Al poseerse, los amantes dudan.
No saben ordenar sus deseos.
Se estrechan con violencia,
se hacen sufrir, se muerden
con los dientes los labios,
se martirizan con caricias y besos.
Y ello porque no es puro su placer,
porque secretos aguijones los impulsan
a herir al ser amado, a destruir
la causa de su dolorosa pasión.
Y es que el amor espera siempre
que el mismo objeto que encendió la llama
que lo devora, sea capaz de sofocarla.
Pero no es así. No. Cuanto más poseemos,
más arde nuestro pecho y más se consume.
Los alimentos sólidos, las bebidas
que nos permiten seguir vivos,
ocupan sitios fijos en nuestro cuerpo
una vez ingeridos, y así es fácil
apagar el deseo de beber y comer.
Pero de un bello rostro, de una piel suave,
nada se deposita en nuestro cuerpo, nada
llega a entrar en nosotros salvo imágenes,
impalpables y vanos simulacros,
miserable esperanza que muy pronto se desvanece.
Semejantes al hombre que, en sueños,
quiere apagar su sed y no encuentra
agua para extinguirla, y persigue
simulacros de manantiales y se fatiga
en vano y permanece sediento y sufre
viendo que el río que parece estar
a su alcance huye y huye más lejos,
así son los amantes juguete en el amor
de los simulacros de Venus.
No basta la visión del cuerpo deseado
para satisfacerlos, ni siquiera la posesión,
pues nunca logran desprender ni un ápice
de esas graciosas formas sobre las que discurren,
vagabundas y erráticas, sus caricias.
Al fin, cuando, los miembros pegados,
saborean la flor de su placer,
piensan que su pasión será colmada,
y estrechan codiciosamente el cuerpo
de su amante, mezclando aliento y saliva,
con los dientes contra su boca, con los ojos
inundando sus ojos, y se abrazan
una y mil veces hasta hacerse daño.
Pero todo es inútil, vano esfuerzo,
porque no pueden robar nada de ese cuerpo
que abrazan, ni penetrarse y confundirse
enteramente cuerpo con cuerpo,
que es lo único que verdaderamente desean:
tanta pasión inútil ponen en adherirse
a los lazos de Venus, mientras sus miembros
parecen confundirse, rendidos por el placer.
Y después, cuando ya el deseo, condensado
en sus venas, ha desaparecido, su fuego
interrumpe su llama por un instante,
y luego vuelve un nuevo acceso de furor
y renace la hoguera con más vigor que antes.
Y es que ellos mismos saben que no saben
lo que desean y, al mismo tiempo, buscan
cómo saciar ese deseo que los consume,
sin que puedan hallar remedio
para su enfermedad mortal:
hasta tal punto ignoran dónde se oculta
la secreta herida que los corroe.

martes, 1 de mayo de 2018

Estoicismo en seis versos


Hace unos día compartía un par de artículos sobre el Estoicismo. Aquí dejo un poema, una plegaria de Cleantes de Assos que en cuatro líneas define la esencia de la actitud estoica, el amor fati, el amora al destino, el desprecio a lo que pueda suceder, irrelevante para definir la serenidad de ánimo.

"Llévame, oh Zeus, y tú, oh destino,
llévame contigo
sea cual sea la misión que me designes,
llévame contigo.
Yo te sigo sin temor y, si desconfiado,
me rezagase y no quisiera, aún te seguiré"

domingo, 8 de abril de 2018

Los ejes de mi carreta



"Los ejes de mi carreta"

Porque no engraso los ejes 
me llaman abandonao 
si a mi me gusta que suenen 
pa que los quiero engrasar 

Es demasiado aburrido 
seguir y seguir la huella 
andar y andar los caminos 
sin nada que me entretenga 

No necesito silencio, 
yo no tengo en quien pensar 
Tenia, pero hace tiempo, 
ahora ya no tengo más 

Los ejes de mi carreta 
nunca los voy a engrasar


(Atahualpa Yupanqui) 

 

miércoles, 28 de marzo de 2018

Aniversari





"Aniversari"

Que en mis años la alegría recomience

sin borrar del espíritu ninguna cicatriz.

Oh, Padre de la noche, del mar y del silencio,

yo quiero la paz - pero no el olvido

(Màrius Torres)

viernes, 16 de marzo de 2018

Agonía


"Agonía"

Morir como las alondras sedientas
en un espejismo.

O como la codorniz
pasado el mar
en los primeros arbustos
porque ya no siente
el deseo de volar.

Pero no vivir de lamentos
como un jilguero ciego.

(Giuseppi Ungaretti, escrito mientras era soladado durante la I Guerra Mundial)

miércoles, 7 de marzo de 2018

No decía palabras


"No decía palabras"
(Luis Cernuda)

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe. 


La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes. 


Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

sábado, 3 de marzo de 2018

Sonetos del amor oscuro


En la pasada feria de teatro de Ciudad Rodrigo, uno de los montajes que más me gustó fue la propuesta de Viridiana basada en los Sonetos del amor oscuro de Lorca, en los propios once poemas  y en la peripecia de aquellos hojas iluminadas, prácticamente ocultas debido al canto de un amor homosexual con el que la familia, depositaria de los manuscritos, no acababa de sentirse cómoda,  hasta su publicación por ahora definitiva en 1984 en el ABC.

Un actor en escena nos narraba apasionado los desvelos del autor, la agitada existencia de aquellos papeles tan vivos con las propias correcciones de Lorca, siempre a punto de perderse, resultando casi mágica la lectura en una pequeña sala a oscuras de estos poemas de  estructura clásica, de una belleza y  poder de evocación extremos a cargo no de nuestro mejor poeta, sí del más universal.


Soneto de la dulce queja

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

viernes, 16 de febrero de 2018

¿Conocéis el lugar llamado Urueña?


Ese pueblo de Valladolid enredado en la inabarcable eternidad del páramo castellano, como tantos otros, de doscientos habitantes; como unos pocos, con las mismas razones que nosotros, entre los pueblos más bonitos de España; como bastantes menos, con galerías y museos para chicos y grandes; como casi ninguno, con doce librerías especializadas de nuevo y de viejo, donde los tesoros para iniciados aparecen en cada rincón. 

La nuestra era una cita anual por Navidad pero este año hemos decidido regresar en verano, como todos deberíais hacer algún día. 

"¿Conocéis el lugar?"
(Poema de Antonio Colinas dedicado a Ureña)

¿Conocéis el lugar donde van a morir
las arias de Händel?
Creo que es aquí, en este espacio
donde se inventa la infinitud de los amarillos;
un espacio en el centro del centro de Castilla
en el que nuestros cuerpos podrían sanar para siempre
si tus ojos y mis ojos
mirasen estos páramos
con piedad absoluta
y en donde hasta el espíritu suele arrodillarse
para hacernos su ofrenda
en rosales de sangre.
En este espacio hay un fuego blanco
en el que viene a expirar esa música
que nos llega de lejos, ¡de tan lejos!


¿Conocéis el lugar donde van a morir
las arias de Händel?
Está aquí, en una tierra con más cielo que tierra,
donde los ruiseñores serenan la alameda
y la alameda serena a los ruiseñores,
y con la emanación
húmeda del tomillo más nocturno,
acude un enjambre de estrellas
a venerar la última espina de Cristo.
Es el lugar donde la luz
llora luz,
y la catedral de los cardos
alza su grito de silencio,
y están solas, muy solas, las vírgenes anunciadas,
y el pueblo amurallado y muerto
asciende vivo sobre un horizonte de lágrimas,
no sé si como un salmo
o como una corona de piedras inciertas.


¿Conocéis el lugar donde van a morir
las arias de Händel?
Está aquí, en el centro del centro de Castilla,
donde por los linderos morados
se tensa, como un arco, la luz;
es un espacio en que la nada es todo
y el todo es la nada,
y en el que junio joven viene por los montes
vertiendo de su copa oro líquido.
Es un lugar en el que el espacio y el tiempo
sólo son una hoguera
que arde y que mantiene su combustión
gracias a nuestras vidas
(quiero decir:gracias a nuestras muertes).

La música que más amáis
aquí tiene su tumba.
Es la música que, a través de la respiración de las espigas,
viene a morir en la luz que respiran nuestros pechos.



miércoles, 14 de febrero de 2018

El cerebro de Emily Dickinson


El cerebro - es más amplio que el cielo -
-colócalos juntos-
contendrá uno al otro
holgadamente - y a ti - también


El cerebro es más hondo que el mar -
retenlos -  azul contra azul -
absorberá el uno al otro -
como la esponja - al balde -


El cerebro es el mismo peso de Dios -
pésalos libra por libra -
hallarás la misma diferencia -si la hubiere-
que separa a una sílaba del sonido

domingo, 14 de enero de 2018

Qué triste ser feliz


Qué triste ser feliz

Qué triste ser feliz
qué triste olvidarse
no caer en la cuenta
verlo pasar
no estar a la altura
dejar de pelear.
Qué triste creer que todo lo que es
ha de ser así.
Qué triste no escuchar,
sentir sin sentir
ir muriéndose que es el vivir
sin agradecer cada amanecer.
Qué triste dejar de entender,
no ser conciencia absoluta
conciencia de ti en cada momento
conciencia del nosotros creador absoluto.
Qué triste no revelarse en cada gesto
Que triste no rebelarse con cada gesto
Qué triste estar a otra cosa,
y comer y dormir y soñar.
Qué triste no admirarse
al de su guarida, ver salir la fortuna
para convertirse en fácil destino.
Qué triste habituarse,
dejar de estar despierto, alerta,
sorprenderse, asustarse.
Qué triste dejar de aullar a la luna
y amordazar a la sangre.
Qué triste olvidar que estás junto a mi.
Qué triste, a veces, ser feliz.

(El grabado es "Melancolía I" de Durero) 

lunes, 24 de julio de 2017

No habrás llegado hasta que todo lo hayas perdido


El poema no es extraordinario y lo que más me gusta, yo lo interpreto de distinta forma. Ese "no habrás llegado hasta que todo lo hayas perdido" como la liberación que regala la renuncia, como llegar a la casi plenitud  extirpando anhelos, deseos y afanes, fantasmas que esconden el vacío, la nada
 EL CAMINO DE LA MUERTE
Es el camino de la muerte.
Es el camino de la vida...
En la frescura de las rosas
ve reparando. Y en las lindas
adolescentes. Y en los suaves
aromas de las tardes tibias.
Abraza los talles esbeltos
y besa las caras bonitas.
De los sabores y colores
gusta. Y de la embriaguez divina.
Escucha las músicas dulces.
Goza de la melancolía
de no saber, de no creer, de
soñar un poco. Ama y olvida,
y atrás no mires. Y no creas
que tiene raíces la dicha.
No habrás llegado hasta que todo
lo hayas perdido. Ve, camina...
Es el camino de la muerte.
Es el camino de la vida. 


(Manuel Machado)

miércoles, 21 de junio de 2017

El lugar de las cosas


EL LUGAR DE LAS COSAS

Me gustan las palabras exactas, las que aciertan
el centro de las cosas, y cuando las hallo
es como si las cosas salieran de su interior

Esas palabras son duras como los objetos
que designan, piedra, tronco, hierro, el cristal
de espejos rotos al calor de la tarde.

Intento incendiarlas cuando escribo, como si
el fuego saliese de la frase, y se extendiera
por el campo de la página en una devastación de sílabas.

Echo, entonces, más palabras a las palabras,
agua, polvo, tierra, el aire seco del verano, para que la voz
no se queme en este paisaje sombrío.

Recojo los restos, los adjetivos, los adverbios,
artículos, preposiciones, para que sólo las palabras que indican
cosas queden en el lugar que ya tenían.

Poco importa que las frases pierdan su sentido. Lo
que queda son los nombres de las cosas, para que las cosas salgan
de su interior y las podamos ver en su sitio.

(NUNO JÚDICE)

lunes, 1 de agosto de 2016

Con los animales


Creo que podría volverme a vivir con los animales.
¡Son tan plácidos y sufridos!
Me quedo mirándolos días y días sin cansarme.
No preguntan,
ni se quejan de su condición,
no andan despiertos por la noche,
ni lloran por sus pecados.
Y no me molestan discutiendo sus deberes para con Dios…
No hay ninguno descontento,
ni ganado por la locura de poseer las cosas.
Ninguno se arrodilla ante los otros,
ni ante los muertos de su clase que vivieron miles de siglos
antes que él.
En toda la tierra no hay uno solo que sea desdichado o venerable.
(Walt Whitman)

martes, 1 de septiembre de 2015

Madre


"Madre"

1. Recuperada

Sí. Eres el hueso de mi madre,
pero tu voz ya no es su voz tampoco.
La memoria de ella te rodea...
¡Su joven estatura, su alegría,
aquel ímpetu que me dio la vida!
su palabra fue marcando mi camino.
Y aquella voz tan alta y vibradora
llega muerta dentro de tu voz.

¿Y tus cabellos...; dónde tus ojos?
¿Dónde el brillo de la luz que me alumbrara?
Están secos como frutos sin estío.
No los veo ni me guían ya tus ojos.
¿Estos son los pechos que yo tuve
en mis labios sin la voz con que los nombro?
¿Es el cuerpo que me hizo, esta traza
de carne ya dormida...?

¡Pesas poco, madre!
En mis duras piernas yo te mezo,
en mis brazos te recuesto como a hija.
Te responden maternales
las entrañas que me diste.

¡Cuánto dueles! Cual un parto
me desgarra tu vejez inesperada.
A tu lado hay una sombra de mi sangre...
El amor con que me hicisteis
aún resuena en mis arterias.

Fue tu tronco el más caliente a mi contacto.
Siempre anduve yo cubierta con tu apoyo.
La conciencia, la lealtad, la fortaleza
ante la vida son las tuyas.
¡Y ahora vienes como un niño ante mis ojos:
no sonríes ni esperas nada!

viernes, 14 de noviembre de 2014

Himno a la juventud condenada


Wilfred Owen, soldado inglés y aunque parezca imposible, poeta en la guerra.

Cambiamos la preposición; ahora sí es más ajustado el retrato: Wilfred Owen, poeta de la guerra, de una de las peores. Muerto en combate una semana antes del fin de la Primera Guerra Mundial.

HIMNO A LA JUVENTUD CONDENADA

¿Doblarán las campanas por aquellos que mueren como ganado?
Sólo la rabia monstruosa de los cañones
el rápido tartamudeo de los fusiles
pueden rezarles una breve plegaria.

Para ellos, no más ceremonias, oraciones ni campanas
ni voces de luto o salvas en coros,
Sólo el agudo, rabioso gemido de coros de obuses
y clarines llamándolos desde dolientes condados.

¿Qué candelabros pueden encenderse para ellos?
No en sus manos de niños sino en sus ojos
brillará la sagrada luz de los adioses.

La pálida mirada de las muchachas serán sus mortajas;
Sus ofrendas, la ternura de dolidos recuerdos
y cada lento atardecer se inclinará ante sus memorias.

sábado, 1 de noviembre de 2014

La España del XVII


Enlazando con la España del XVI de "El coloquio de los perros", pasamos a la del XVII. Memorial a Felipe IV, cuya atribución a Quevedo parece ser muy discutible. Como ayer contaba, hay  males y quejas que parecen congénitos e incurables. Basta atender a las noticias nuestras de cada día.

Memorial a su Majestad el Rey Don Felipe IV

"Católica, sacra, real Majestad,
que Dios en la tierra os hizo deidad:
un anciano pobre, sencillo y honrado
humilde os invoca y os habla postrado.
Diré lo que es justo, y le pido al Cielo
que así me suceda cual fuere mi celo.
Ministro tenéis de sangre y valor,
que sólo pretende que reinéis, señor,
y que un memorial de piedades lleno
queráis despacharle con lealtad de bueno.
La corte, que es franca, paga en nuestros días
más pechos y cargas que las behetrías.
Aun aquí lloramos con tristes gemidos,
sin llegar las quejas a vuestros oídos.
Mal oiréis, señor, gemidos y queja
de entrambas Castillas, la Nueva y la Vieja.
Alargad los ojos al Andalucía:
sin zapatos anda, si un tiempo lucía.
Si aquí viene el oro, y todo no vale,
¿qué será en los pueblos, de donde ello sale?
La arroba menguada de zupia y de hez
paga nueve reales, y el aceite diez;
ocho los borregos por cada cabeza,
y las demás reses a rata por pieza.
Hoy viven los peces o mueren de risa;
que no hay quien los pesque por la grande sisa.
En cuanto Dios cría, sin lo que se inventa,
demás que ello vale, se paga la renta.
A cien reyes juntos nunca ha tributado
España las sumas que a vuestro reinado.
Ya el pueblo doliente llega a recelar
no le echen gabela sobre el respirar.
Aunque el cielo frutos inmensos envía,
le infama de estéril vuestra carestía.
El honrado, pobre y buen caballero
si enferma no alcanza a pan y carnero.
Perdieron su esfuerzo pechos españoles,
porque se mantienen de tronchos de coles.
Si el despedazarnos acaso barrunta
que valdrá dinero, lo admite la junta.
Familias sin pan y viudas sin tocas
esperan hambrientas y mudas sus bocas.
Ved que los pobretes, solos y escondidos,
callando os invocan con mil alaridos.
Todos somos hijos que Dios os encarga;
no es bien que, cual bestias, nos mate la carga.
Si guerras se alegan y gastos terribles,
las justas piedades son las invencibles.
No hay riesgo que abone jamás en batalla
trinchar los vasallos para sustentalla.
Demás que lo errado de algunas quimeras,
llamó a los franceses a nuestras fronteras.
El quitarle Mantua a quien la heredaba
comenzó la guerra que nunca se acaba.
Azares, anuncios, incendios, fracasos
os pronosticaron infelices casos.
Todas son desdichas después que heredaste;
huíste la paz, la guerra compraste.
Más culpa fué vuestra que de los privados,
que a errar comenzaron por vuestros pecados.
Pero ya que hay gastos en Italia y Flandes,
cesen los de casa superfluos y grandes,
y no con la sangre de mí y de mis hijos
abunden estanques para regocijos.
Plazas de madera costaron millones,
quitando a los templos vigas y tablones.
Crecen los palacios, ciento en cada cerro,
y el gran San Isidro, ni ermita, ni entierro.
Madrid a los pobres pide mendigante,
y en gastos perdidos es Roma triunfante.
Al labrador triste le venden su arado
y os labran de hierro un balcón dorado.
Y con lo que cuesta la tela de caza,
pudiera enviarse socorro a una plaza.
Si es lícito a un rey holgarse y gastar,
conciencia y justicia, medirse y pagar.
Piedras excusadas con tantas labores
no os labrarán templos de eternos honores.
Nunca tales gastos son migajas pocas,
porque se las quitan muchos de las bocas.
No es bien que en mil galas la púrpura sobre,
si toda es teñida con sangre del pobre.
Ni en provecho os entran, ni son agradables
faustos que los lloran tantos miserables.
¿Qué honor, qué edificios, qué fiesta, qué sala
como un reino alegre que os cante la gala?
Más adorna a un rey su pueblo abundante
que vestirse al tope de fino diamante.
Si el rey es cabeza del reino, mal pudo
lucir la cabeza de un cuerpo desnudo.
Aun dolieran menos las cargas enormes
si fueran iguales, pero son disformes.
Muere la milicia de hambre en la costa;
vive la malicia de ayuda de costa.
Gana la victoria quien peleó arriesgado;
brindan con el premio al que está sentado.
Un ministro en paz se come de gajes
más que en guerra pueden gastar cien linajes.
Venden ratoneras los extranjerillos,
y en España compran horcas y cuchillos.
Y porque con logro os prestan seis reales
nos mandan y rigen nuestros tribunales.
Honrad a españoles chapados, macizos;
no así nos prefieran los advenedizos.
Con los medios juros del vasallo aumenta
el que es de Ginebra gran parte de renta.
Más de mil nos cuesta el daros quinientos;
lo demás nos hurtan para los asientos.
Los que tienen puestos, lo caro encarecen,
y los otros plañen, revientan, perecen.
No es buena grandeza hollar al menor,
que del polluelo tierno Dios es el tutor.
En vano el agosto nos colma de espigas,
si más lo almacenan logreros que hormigas.
Cebada que sobra los años mejores
de nuevo la encierran los revendedores.
El vulgo es sin rienda ladrón y homicida;
burla del castigo, da coz a la vida.
“¿Qué importa mil horcas, dice alguna vez,
si es muerte más fiera hambre y desnudez?”
Los ricos repiten por mayores modos:
“Ya todo se acaba, pues hurtemos todos”.
Perpetuos se venden oficios, gobiernos,
que es dar a los pueblos verdugos eternos.
Compran nuestras villas el grande, el pequeño,
rabian los vasallos de perderos dueño.
En vegas de pasto realengo vendido,
ya todo el ganado se da por perdido.
Si a España pisáis apenas os muestra
tierra que ya pueda decirse que es vuestra.
Así en mil arbitrios se enriquece el rico;
y todo lo paga el pobre y el chico.
Sin duda el demonio, astuto y benigno,
aquel que por nombre llaman Peregrino
al Conde le dijo, -favorable y plácido,
cuándo su Excelencia oraba en San Plácido:
“Si es que conservarte pretendes con maña,
tu suerte consiste en perder a España.
“Yo te ayudaré en cuanto pudiere,
y en cuanto el señor licencia me diere.
“Del Rey los vasallos compiten tú puesto
destruye, aniquila y acábalo presto.
“Los de la corona mayores contrarios
serán la disculpa para tus erarios.
“Que si acaban éstos con la Monarquía,
morirá también quien te perseguía.
“Mejor libra en guerra el que es prisionero
que no el sentenciado por el juez severo.
“Haz un gallinero con que a España afrentes,
sea de pueblos ruina, risa de las gentes.
“Si loco te notan, estímalo en poco;
que ya espiritado lo menos es loco.
“De nada hagas caso por más gritos que oyas,
sino de tus gustos, fiestas y tramoyas”.
Esto dijo el diablo al conde Guzmán,
y el Conde prosigue como don Julián.
Ya, señor, no puede España con tanto,
apiadaos della, Dios os haga santo.
Consentir no pueden las leyes reales
pechos más injustos que los desiguales.
Ved tantas miserias; yo las he cifrado,
temiendo las costas del papel sellado.
Si en algo he excedido, merezco perdones:
dolor tan del alma no afecta razones.
Servicios son grandes las verdades ciertas,
las falsas lisonjas son flechas cubiertas.
Estímanse lenguas que alaban el crimen,
honran al que pierde y al que vence oprimen.
Las palabras vuestras son la honra mayor,
y aun si fueran muchas perdieran valor.
El que por la guerra pretende alabanza,
con sangre enemiga la escribe en su lanza.
Del mérito propio sale el resplandor
y no de la tinta del adulador.
La fama, ella misma, si es digna, se canta:
no busca en su ayuda algazara tanta.
Contra lo que vemos quieren proponernos
que son paraíso los mismos infiernos.
Las plumas compradas a Dios jurarán
que el palo es regalo y las piedras pan.
Vuestro es el remedio; ponedle, señor;
así Dios os haga de grande, mayor.
Grande sois, Felipe, a manera de hoyo;
ved esto que digo en razón de apoyo:
quien más quita al hoyo, más grande le hace;
mirad quien lo ordena, veréis a quien place.
Porque lo demás todo es cumplimiento
de gente civil que vive del viento.
Y así de estas honras nunca hagáis caudal:
mas honrad al vuestro, que es lo principal."

sábado, 9 de agosto de 2014

No te detengas



NO TE DETENGAS
 
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas…

                                                                               WALT WHITMAN

lunes, 4 de agosto de 2014

Hacer es ser



HACER ES SER (Ray Bradbury)

Hacer es ser.
Haber hecho no basta.
Abarrotarse de hacer: ése es el juego.
Nombrarse a cada hora por lo actuado,
medir el tiempo en la hora del crepúsculo
y descubrirse en actos
imposibles de conocer antes que ocurra
lo que has sonsacado a ese yo oculto
que por su parte exige cortejos,
de modo que hacer es lo que alumbra;
mata la duda por el simple salto,
el arrebato, la carrera
en pos
del yo redescubierto.
No hacer es morir,
o haraganear entre las cosas
que acaso se hagan algún día.
¡Fuera con eso! 
El mañana estará vacío
si nadie lo azuza hacia la vida
con una movediza mirada.
Que el cuerpo guíe a la mente
y la sangre sea lazarillo.
Y tú entrénate y ensaya
para encontrar el universo
del centro de tu alma
sabiendo que ver y estar en movimiento
-¡Hacer es ser!—
da siempre resultado.

sábado, 31 de mayo de 2014

Romance de "La loba parda"


 A cuenta del artículo sobre el libro de Carlos Medina "El arte popular de los pastores salmantinos" que publico en el blog de Ciudad Rodrigo, comparto este romance cuento que allí descubrí y que me encantó.

ROMANCE DE "LA LOBA PARDA"

"Estando yo en la mi choza
Pintando la mi cayada
Las cabrillas altas iban
Y la luna rebajada;
Mal barruntaban las ovejas,
No paran en la majada.
Vide venir siete lobos
Por una oscura cañada.
Venían echando suertes,
Cual entrará en la majada;
Le tocó a una loba vieja, 
Patituerta, cana y parda,
Que tenía los colmillos
Como punta de navaja.
Dió tres vueltas al redil
Y no pudo sacar nada;
A la otra vuelta que dió,
Sacó la cordera blanca,
Hija de la oveja churra,
Nieta de la orejisana,
La que tenían mis amos
Para el domingo de Pascua,
¡Aquí mis siete cachorros,
Aquí mi perra trujillana,
Aquí perro el de los hierros,
A correr la loba parda!
Si me cobráis la borrega,
Cenareis leche y hogaza;
Y si no me la cobráis,
Cenareis de mi cayada.
Los perros tras de la loba
Las uñas se esmigajaban;
Siete leguas la corrieron
Por unas sierras muy agrias.
Al subir un cotarrito
La loba ya va cansada.
-Tomad, perros, la borrega,
Sana y salva como estaba.
- No queremos la borrega,
De tu boca alobada,
Que queremos tu pelleja
Pa el pastor una zamarra;
El rabo para correas,
Para atacarse las bragas;
De la cabeza un zurrón,
Para meter las cucharas;
Las tripas para vihuelas
Para que bailen las damas."

viernes, 27 de diciembre de 2013

Mi página más afortunada



Hace alrededor de un año descubrí una iniciativa a través de la página "www.soypoeta.com" que planteaba enviar un poema un día determinado a cualquier periódico sobre la crisis económica y sus consecuencias en la sociedad. Bien, escribí uno. Meses después me enteré de que se iba a publicar una recopilación cuyos beneficios irían destinados a la Fundación Rais  que lucha contra la exclusión social.


Era un gran noticia pero mejor aún fue saber que iba a compartir páginas con Luis Eduardo Aute, Federico Mayor Zaragoza, Ángel Petisme, Inma Luna o Juan Carlos Mestre.  Para mí, todo un privilegio.

El libro se presentó el pasado lunes en el Ateneo de Madrid. Mi poema: "Fuego Amigo" va incluido en "En Extraplomo", un libro de relatos que quería presentar esta Navidad pero que a esta hora, aún no me ha llegado, por lo que mucho me temo que o los tengo antes de Reyes o pospongo el acto hasta la primera semana de febrero, ya que inmediatamente después de las Fiestas, no parece tiempo propicio.