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viernes, 20 de julio de 2012

Festival de blues de Béjar, el reflejo del pantano


Es Béjar, es montaña. Es Béjar, es La Alquitara, es criterio y buen gusto. Tristemente algo que debería ser la norma, es la excepción. Hay muchas músicas, unas me interesan, otras no. Sin embargo, sin esfuerzo trazo la  línea que separa propuestas válidas o legítimas con trasfondo real de la pura basura prefabricada, congelada y sin alma que se escucha en ese hilo musical permanente que nos rodea por doquier, desde el supermercado hasta la consulta del dentista. Esta sobreexposición podría significar lo contrario pero,  hoy por hoy, en un país como el nuestro,  no implica más que  la banalización y falta de respeto por el arte que más me conmueve.


En Béjar, nuestra ciudad hermana, cada Julio celebran desde hace más de una década su festival de blues. Un pequeño milagro que, imagino,  fueron construyendo a partir de la nada, en una suerte de aventura alocada, solo apta para tripulantes arrojados y convencidos. Hoy, para calentar motores, organizan un taller de armónica para niños, dato que podría parecer  anecdótico pero que me parece más relevante que cualquier porcentaje de audiencia o cifra de asistencia. Por algo un tipo con la clase y el criterio de Elliot Murphy, cuando abandona París para sus giras, suele guardar un hueco para esta pequeña ciudad montañera. 

En el festival, partiendo de la raíz común del blues, las bandas se enredan en palos bastardos, el que practicaban  blancos de lejanas y verdes islas del norte fascinados por las aguas del delta, el que transmite el soul más cachondo. Su nota común, el respecto por el buen hacer y por el sentimiento sincero que siempre ha de transmitir cualquier música honesta. 

Veneración por sonidos que quedaron atrás, que ya no son portada, que solo son objeto de sesudos estudios por parte de sus seguidores más aplicados o de artículos de sección de cultura de periódicos serios, como si esas músicas que fueron el vehículo de expresión del dolor o violenta arma con la que antaño se rompían las barreras más altas, las invisibles,  yacieran amortajadas en galerías de bibliotecas de acristaladas.


Sin embargo, basta colocarse en primera fila de un concierto como el del sábado y sentir la fuerza de esos tornados, esos músicos prodigiosos, para siempre injustamente valorados, gargantas a la altura de Janis, ecos de cuatro cuerdas de bandas legendarias para crecer y hacer crecer en un rito de retroalimentación tan ajado como lozano.



Esos blues que tantas veces escuché en mis habitaciones, "Manish Boy", "Hoochie Coochie Man", "I Got a Woman", "Got My Mojo Workin" , el "Helter Skelter" de los Beatles menos Beatles, el riff más poderoso   del rock, "Whole Lotta Love" , un "People Get Ready" tan adecuado para las circunstancias que nos toca padecer, un clásico de Rory me sirve para aceptar mi fosilización y aguantar toda la tierra que quieran arrojarme encima. Desde el estrato más profundo, seguiremos guardando el secreto más valioso, el de la música que solo transmite verdad.  

Vale.


viernes, 22 de junio de 2012

Aquellos festivales


La foto me habla de otros tiempos.  Antaño por estas fechas,  seguro que habiendo disfrutado ya en Mayo del  Festimad de Móstoles, ya tenía fijada la agenda de festivales para el resto del año. Tiempos de muchos tiros al aire de promotores arriesgados, muchas propuestas distintas en busca de un público y una  consolidación que en muchas ocasiones, aún viviendo en una España rica, se mostró insostenible.

Mi pasión por la música sigue intacta, hasta diría que mejor orientada, en  una suerte de proceso continuo en busca de los sonidos y voces que expresen lo que soy,  ese eterno  encontrarse a si mismo,  pero mi afán por la música en directo y los conciertos se atenuó.

Ya, la edad. No, hay algo más. No os equivoquéis, no se trata de la edad y de soportar las incomodidades inherentes al peregrinar del verdadero “festivalero”. Debido a mis pintorescas aficiones, sabéis que estoy acostumbrado a pasarlas peor que putas y según mi libro de estilo, un festival rockero no se puede vivir más que desde el interior desde esa cámara de gas asfixiante en que se convierte una tienda de campaña a las ocho de la mañana en Alburquerque, Benicassim o Jerez.

Supongo que simplemente soy yo, que cambié. Igual que hace unos años estaba pendiente de los adelantos de nombres de bandas que se iban filtrando mes a mes desde Enero para diseñar mis vacaciones, poco a poco ese espacio fue sustituido por el calendario de pruebas deportivas. Y claro, no había días ni dinero para todo.

A veces pienso que debo funcionar un poco a impulso de décadas. Primero la música, después el deporte más bruto en el sentido de domar distancias o dificultades, cuanto mas intimidantes mejor. Y ahora que he corrido alguna de las pruebas más duras del mundo, noto que también voy perdiendo “punch”, que estoy en otro cruce de caminos, que quiero seguir con el deporte pero de otra forma, que me sobran muchos dorsales.

Es la vida. El equipaje sigue aumentando, la música y el fondo extremo y por ello más puro,  forma parte inseparable de lo que soy pero necesito encontrar algo más.

Pero hablábamos de música. Como para todo lo que me gusta, soy muy devoto y aplicado. Era de las pocas personas que estaba a primera hora en todos los festivales para tratar de asistir a todos los conciertos posibles, descubrir nuevas bandas o disfrutar de otras que trataban de abrirse camino y de las que ya estábamos al tanto. Entonces casi no se te escapaba nada de lo que se movía en el panorama internacional de la música popular. Era duro ir de enteradillo en épocas “pre internet” o “pre spoty”

Presencié cientos de conciertos, algunos de ellos inolvidables, de los que marcan, de los de levitar o de los que te infunden  el deseo de romper con todo, de esos de los que sales tan convencido como feligrés en procesión. Compartirlos junto a amigos y novias los convirtió en  aún más especial. Los primeros que me vienen a la cabeza son Radiohead, Primal Scream,  PJ Harvey, aquel fantástico concierto de Nick Cave entre montañas,  bajo una luna llena maravillosa. Ahora he de reconocer que mi escenario favorito es  un teatro sentado, como los de Sigur Rós o Mark Lanegan. En Julio, Bon Iver.

Claro, todavía  seguiré yendo a conciertos y a algún festival esporádicamente; probablemente Contempopranea en Alburquerque con la tropa de Felipe y Elena, aunque siempre vienen los mismos grupos y apoyaría con entusiasmo la  moción de que  la mitad de ellos fueran ajusticiados en plaza pública pero hay que reconocer que el peculiar ambiente se echa de menos.

Recuerdo el primer festival al que acudí, "Doctor Music" en Pirineos. Garbage, Pulp, Portishead, Bob Dylan, Nick Cave, Iggy Pop, Beastie BoysExcelente material.  Casi soy capaz de sentir mi impaciencia mientras montábamos la tienda y se oía tocar un grupo a lo lejos. Eran Embrace. No llegamos a verlos, pero realmente fue la primera banda que escuché en un festival.

Os dejo su canción más famosa. Bien bonita aunque de corto recorrido, de las que acaban cansando.  De letra simple, simple, tonta, tonta.  En onda Coldplay que seguro os gusta a la mayoría y que otros decidimos aparcar para siempre.  


martes, 8 de junio de 2010

El rock de "Rock in Río"

"Rock in Río", el gran circo del rock and roll. Circo en el sentido menos romántico del término, más como la pista donde actúan las bestias amaestradas.

Como todos sabéis, adoro la música. Para mí es más que un mero pasatiempo y de hecho tengo la cabeza atestada de datos inútiles sobre su historia, aunque no tanto como alguno de los fenómenos que pululan por aquí. Desde el inicio de mi juventud, fui muy "festivalero", rápidamente me enganché a la moda que surgió en los noventa. Para un chalado como yo, estar dos, tres días sin parar de escuchar grupos interesantes, en buena compañía, era paraíso. He visto cientos de conciertos y en etapas pasadas de mi vida, las citas claves de mis vacaciones las marcaban los festivales: Pirineos, Benicassim, Jerez, Asturias, etc. Ahora ese ritmo lo marcan las competiciones. Para correr elijo lugares que tengan interés turístico al margen de la prueba en cuestión.

Actualmente, aparte de los escasos conciertos de interés que se celebran en el lejano oeste salmantino - a propósito, ¿a quién le interesa ver este jueves a Maika Makovski y The Right Ons a las diez en la Plaza Mayor-, suelo acudir a un solo festival al año, que últimamente suele ser el "Contempopranea" de Alburquerque. La mitad de los grupos que tocan allí son bastante malos pero me gusta la personalidad del festival. Durante dos días al año, un pequeño pueblo de Badajoz se llena de gente extraña, de "poperos" militantes, de remedos de "yeyés" de los castizos sesenta. Es admirable que la pasión por el POP de Agustín y otros raritos sea la única, y desde hace tiempo sólida base, sobre la que se asienta uno de los festivales con más solera del país.
Asignaturas pendientes con ganas de aprobar son mezclarme con los mods en las calles de León durante el mítico "Purpple Weekend"o asistir al "Azkena Rock", un festival rockero de verdad, con criterio. Es difícil de explicar, pero cuando estoy metido en el meollo, me gusta sentir que todos los fieles, todos los llamados a la comunión, sentimos la misma pasión, reflexiva y desatada al mismo tiempo.
¿Qué problema tengo con el "Rock in Río"? Dicho simple y categóricamente, representa todo lo que no me gusta del negocio del rock and roll, todo la magia que perdió cuando fue devorado por la industria, cuando se le arrebató su carácter marginal y "peligroso". Claro que me gustaría volver a ver a Metallica o conocer el directo de Motörhead y sobre todo el de Rage against the Machine pero no logro entender como una banda de las coordenadas estético-ideológicas de los de Zack de la Rocha, participa en este tipo de espectáculo.
Es algo similar a lo que ocurre con la revista "Rolling Stone". En sus orígenes se repartía en furgonetas en las universidades, tratando de dar voz a la inquietud de las nuevas generaciones. Fue cauce fundamental para dar el peso que se merecía a la nueva forma de expresión. Ahora, al menos la edición española, a veces hay que cogerla con pinzas del asquito que da. Burlándose de su papel en la historia de la música, dedica portadas a Ricky Martin o Shakira. Suele haber algún artículo interesante de algún periodista de renombre, de los que saben de música de verdad, pero ello no compensa el tratamiento general de la publicación, cual estúpida revista de tendencias. No quiero que me traten como un idiota. Lo mismo que no soporto a los locutores anormal y eternamente simpáticos contándonos lo guay que es la última banda que ha pasado por caja de la emisora o cadena en cuestión.
"Casi famosos", la película de Cameron Crowe, donde retrata sus propias andanzas como crítico musical adolescente, es una hermosa oda al verdadero espíritu del rock and roll. Las intervenciones del periodista Lester Bangs, interpretado magistralmente -no podía ser de otra forma-, por Philip Seymour Hoffman, con el que muchos "freakies" nos identificamos, describen mejor que nadie esa extraña pasión que algunos portan y otros reconocemos, desde Iggy a Coltrane, desde Townsend a Bowie. Un verdadero universo paralelo difícil de explicar.
De música iba a dejar a Burning porque quizá no haya otro grupo español, que aun teniendo canciones y talento para ello y mereciéndolo más que nadie, nunca alcanzara el éxito y el dinero que corre a espuertas por los escenarios y despachos de "Rock in Río". Pero en su día ya os puse "Una noche sin ti", el auténtico himno jaramugo, en la entrada dedicada a Radio 3. Hoy enlazo la otra canción bandera de los Jaramugos y Jumentos. Cuando todavía éramos Mc Flys, el "Summertime Blues" de Eddie Cochran, interpretado por el aún Stray Cat, Brian Setzer en "La Bamba", nos ponía a tono. Durante el periodo que retrata la película, el rock and roll se cernía como una amenaza para el poder hasta que éste fue consciente de todo el dinero que se podía ordeñar de la ubre. Había llegado la hora de adoptar el nuevo fenómeno, regurgitarlo y presentarlo tal y como convenía, cuidadosamente descuidado, con apariencia de salvaje pero realmente inofensivo. Tal y como es en "Rock in Río", donde hasta he leído que hay stands de LG y similares. Después de ver a Rihanna, te puedes hasta comprar un microondas. Casi como en Monterrey.
Comparto otra canción. En las antípodas de las estrellas del mastodóntico festival, la de un grupo de mi pueblo, SexyPistolas. Rastros de Pereza, de Burning, de Tequila para una banda que comienza, que venera los riffs y la actitud del Richards más chulesco. Repletos de ilusión a la búsqueda de su propio camino. Alejándose del rock urbano o "kalimotxero" tan en boga para la muchachada -con grupos interesantes ahí dentro como Extremoduro o Marea-, optan por esa vía que finalmente -para mi sorpresa-, Pereza demostró comercial. Ojalá tengan suerte.
Tal vez la mayoría no lo entendáis pero hay mucho más rock and roll en un verso de Leonard Cohen que en toda la discografía de Bon Jovi.


Por si a alguno, le interesa, Cameron Crowe-Lester Bangs lo explica mejor que todo lo que yo pueda contar.

miércoles, 17 de marzo de 2010

De "cultureta" por el foro

"El Columpio " (Renoir)


"Un taller en Batignolles" (Latour) (Entre otros, Manet, Monet, Renoir, Zola)




"La Evasión de Rochefort" (Manet)


"Regatas en Argenteuil" (Renoir)



"La madre del artista" (Whistler)


De "cultureta" por el foro con unas agujetas de pánico. Me gusta Madrid. Supongo que a la mayoría de madrileños os chirriará esta afirmación. Claro, yo sólo voy un fin de semana, no paro y hasta el metro me parece exótico. Se me alcanzan inabarcables las posibilidades que te ofrece esta ciudad monstruo. Iba a ver la exposición de Manet en el Thyssen pero Plato me dijo que la Fundación Mapfhre tenía otra con fondos del Museo Dorsay, un lugar que si vais a París no os debéis perder, es el museo de los impresionistas y similares. Me tocaron "sólo" dos horas de espera gracias a que Guillermo me avisó de que me presentara con tiempo.
Pensamos que el Impresionismo -un día hablaré de él-, supuso una ruptura total con la pintura clásica. Sin embargo no fue así, la exposición está enfocada desde la perspectiva de la convivencia de los nuevos artistas rompedores con otras más academicistas. Manet, considerado como el padre espiritual de todos los impresionistas y con gran éxito en vida, conjuga el apego a la tradición con su pasión por el nuevo lenguaje. Hay incluso un cuadro de Latour en que aparecen juntos, en el taller del maestro, varios de los protagonistas del nuevo movimiento, posando para la posteridad. Los que estéis por Madrid y os interese el tema, no os lo perdáis. Una pequeña exposición muy didáctica con algunas obras maestras.



Por la tarde tocaba música. Radio 3 organizaba varios conciertos en La Casa Encendida. Esta vez una hora de cola.

Cohete. No me dijeron nada, no sé muy bien de què van o quizá es que tocaron a la hora de la siesta.
La Bienquerida. Un acústico de Ana y su pareja-productor David "Beef" Rodríguez malísimo. Su disco, elegido mejor del año por algunas publicaciones, me parece sobrevalorado. Su concierto patético. Mal augurio fue romper una cuerda de la guitarra nada más comenzar. Por favor, currénselo más... o un poco de gracia, o un poco de saber estar... aunque me da que ni así.
Tablas le sobran a Coque Malla. Si éste no pudiera subirse a un escenario a cantar y a contar, se nos moría. Comenzó con esta canción, "Hasta el final" en el mismo formato en que aparece en el vídeo, con Nico Nieto acompañándole a la guitarra. Enroscado en la butaca, disfruté de un buen concierto y hubo ratos en que... coño... me emocioné.





Probablemente lo mejor que le haya ocurrido a Coque en los últimos tiempos es que una multinacional como Ikea escogiera una canción de Los Ronaldos para sus anuncios. Me alegro. Aquí la dejo, una canción clásica, una buena letra y un vídeo eficaz. La edad hace que tengamos cariño a Los Ronaldos, que se nos salte la lagrimilla cuando los escuchamos y eso que si ahora se les ocurriera publicar algo como "Sí, Sí", Bibiana los enchironaba sin remedio (y esta vez, sin que sirva de precedente, con razón).


Otro anuncio puso a Facto de la fe y las flores azules en órbita. Esta vez fue El Corte Inglés. Como muchas otras veces, yo los conozco desde el principio. Recuerdo que "Mar, el poder del mar" me gustaba pero creía que la fórmula se les agotaría pronto. Me equivoqué, acaban de publicar el tercer disco y siguen subiendo sin parar. Ya se quedaron sin el "Facto", ahora sólo son Elena y Oscar, De la fe y las flores azules.
No puedo más que reconocer que me sorprendieron para bien. En directo son mucho mejores que en disco. Me esperaba otros indies medio "asustaos", medio "paraos" jugando a hacer como que rapean. Al fin y al cabo Elena viene de la oscuridad de los Élena. Sin embargo, la energía que son capaces de incorporar a sus ñoñas composiciones es tremenda. La menudita y preciosa Elena juega a ser pícara y mala y aunque no te puede convencer, te hace sonreir; Oscar hace las veces de gran bailarín y eficaz maestro de ceremonias. La química es perfecta. Casi todos los temas eran nuevos y aún así, todos fueron recibidos con entusiasmo.
¿Que me pasa con De la fe? A ver si me explico. Cuando era chaval, un amiguete al que le gustaba contar chistes, a veces comenzaba diciendo: "Éste, de puro malo, es el mejor". Bueno, pues algo así me pasa a mí con esta banda. Alguna canción, algún verso me parece tan sonrojante, tan de vergüenza ajena que digo... joder, hay que tenerlos bien puestos para publicar semejante basura. Sin embargo, al rato, me sorprendo cantando en la ducha: "¡¡Lucha niña guapa, hazlo niña buena!!" Ya lo he dicho alguna vez, la edad te libera de prejuicios. Pero para que me entendáis mejor: el sábado me compré "Essence" de Lucinda Williams y eso es tan jodidamente bueno que te preguntas cómo se le puede llamar música a ambas cosas. Bueno, lo dicho, si podéis, no os perdáis el directo porque os vais a divertir.
¡¡ROCK AND ROLL!!




martes, 28 de julio de 2009

Contempopranea, una de festivales



Este fin de seman tocaba festival. Para un talibán de la música, poder disfrutan de casi veinte conciertos siempre supone una puesta al día, una vuelta la redil. Como ya he comentado en alguna ocasión, ya no estoy en forma como antaño, cuando conocía todo lo que se movía en el mundo de la música pero cada vez que me meto en faena, es como una vuelta a casa, un verdadero placer. Si además le sumas la buena compañía de amigos y nuevos conocidos, ¿qué más puedes pedir?

De los festivales que hemos recorrido, creo que casi todos coincidimos en que el "Contempopranea" de Alburquerque es el más especial, el que los "indies", los ortodoxos y los otros, queremos más. El emplazamiento a los pies del "Castillo de la luna" y la especial personalidad del festival hace que año tras año sigamos peregrinando. Remedando a Humberto y su "Apadrina un triatleta" (¿vas a permitar que compita con esta mierda de material?), Miguel llevaba una de las mejores camisetas. Si al final todos somos unos raritos, unos "freakies". Lo malo es si eres indie y triatleta. Entonces,... ¿a qué categoría vas?





Os comento alguna foto y algún grupo en pocas líneas a los pocos que os pueda interesar esta música un tanto extraña que escuchamos algunos.


COLA JET SET: Ay, madre. que sí, que sí que en el mundo indie se perdona y hasta se alienta el "Do it yourself", el no saber tocar o cantar, pero de verdad que se me hizo un poco cuesta arriba. Será la edad...Mucha actitud popera de manual pero aquello sonaba fatal. Después de que los novatos The Wish sonaran perfectos, me parecía estar a punto de escuchar a alguien gritar "¡¡El Rey está desnudo!!" (imagino que conocéis el cuento) y se dejara de apladudir y jalear a los ex Fresones Rebeldes.

LA BIEN QUERIDA: El día que fui a buscar a Lady Macbeth a Madrid, aproveché para ver su presentación en las sala El Sol de Madrid. Bueeeeno, su disco de debut es prometedor, influencias varias pero sin pegada tanto en el disco como en directo. No entiendo los elogios desmedidos por parte de alguna prensa o incluso de Sr. Chinarro o J de Planetas. El disco me gusta pero me da que es de corto recorrido. Aquí os dejo su canción más "famosilla" a ver qué os parece.








CATPEOPLE: Tenía ganas de ver un buen concierto, estaba en el momento justo para que me engañaran y lo hicieron y salté, bailé y me lo pasé de puta madre. Esta gente sabe lo que quiere y van a por ello en plan profesional. Estética cuidada, poses, tópicos rockeros a lo "Spinal Tap" que en otra ocasión me hubieran provocado risa. Aunque a veces sonroja como fusilan alguna canción de Joy Division, debo reconocerlo, de lo mejor de la noche. Hasta me hice un foto con el cantante.


VETUSTA MORLA. A punto de jugar en las ligas mayores. El disco está repleto de singles y son mucho mejores de lo que me parecieron en un principio. Años de trabajo los han convertido en una apisonadora. En primeras filas, rodeado de niñas grabando la actuación con móviles, por momentos pensé que estaba en un concierto de rock domesticado, aseado, leáse El Canto del Loco.



LA BUENA VIDA. Ya sin su voz, la mítica Irantzu Valencia, aquello ya no es lo mismo. Una decpeción en toda regla. Un grupo que adoraba que sonó mal, que se oía muerto. Esto era el ñoño y mágico Donosti Sound. Hace dos años el festival entero coreaba esta canción. Sepárense, por favor.





ELLOS. Demasiado petardos para mí pero lo pasamos bien.


RUSSIAN RED. Todavía estaba solo pero no echaba de menos a nadie. Emocionado hasta el tuétano con esta canción que me mata, cuando de repente llegan estos dos impresentables, Popita y Eleklektiko (el del medio es Yoda), al grito de "¡¡CANSINA!!". Apaga y vámonos. Chicas tocando un folk dulce y amargo a la vez. Grandes canciones, tremenda voz. La semana que viene preparo una entrada sobre las generación de chicas tristes.











THE WEDDING PRESENT. Uno de los cabezas de cartel. Desde finales de los ochenta llevo leyendo buenas críticas sobre sus discos pero por alguna extraña razón nunca me hice con ninguno. Tenía muchas ganas de ver el concierto. Sólidos, impecables aunque miraba alrededor y nadie parecía darse cuenta. Sólo yo, Popita en la otra esquina y quizá Julio Ruiz. ¿Alguien más? De este verano no pasa que me haga con unos cuantos discos.
SIDONIE. Los admiro. Profesionales en un mundo de aficionados o de gente que presume de aficionados. No ocultan su vocación comercial en una escena en la que ello, incomprensiblemente puede ser censurable. Buenas canciones, buenos conciertos. Pero les falta algo ¿Por qué nunca me ha llegado nunca ninguna de sus letras? Voto de confianza tas la escucha de las nuevas canciones.
LOVE OF LESBIAN. Cinco de la mañana. Muy tarde pero quizá el momento más esperado por mí. Soy "lesbiano" a tope. Increíble que este grupo no sea grande. Montones de canciones emocionantes en cada disco aunque sí es cierto que siempre hubiera dejado alguna sin publicar. A veces demasiado pretenciosos, a veces demasiado "chorras". Algo curioso pero cuando la clavan, los mejores. Gocé de varios de sus himnos hasta que acabaron haciendo el memo en plan La Trinca. En fin, después ya se me pasó el mosqueo. Aquí os dejo una canción de su último disco aunque no es representativo de lo que hacen; es una canción redonda pero no de las que te hablan cerquita, al corazón.





Los padrinos. Hace unos días escribí sobre Radio 3 y la influencia que tuvo sobre nosotros. Aprovechamos la ocasión para hacernos unas fotos con dos de su voces, Julio Ruiz ( al que alguno aún no hemos perdonado su participación como jurado en O.T.) y el prejubilado Chema Rey. (además de con la chica más guapa del festival).




Para acabar, la pareja "indie" por excelencia y últimamente mis "camellos culturales", otra de las chicas más guapas del festival, Ladyolé y el Popita, el "científico loco" (DDiego dixit). Nos vemos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Festival de primavera en diciembre

omezcla explosiva. Ahí os dejo una canción que me imagino conoceréis, una nana que utilizaba Levis de banda sonora mientras dos chicos confesaban sus mentiras mientras se desnudaban.

Este otro vídeo de Boss Hog no es tan bonito (las imágenes del anterior eran de Kievlowsky) pero es más sugerente porque madre de Dios… cómo están las mozas. Boss Hog es el grupo de Cristina Martínez, la mujer de John Spencer. Éste, en el mundillo musical es muy famoso porque el es líder de la John Spencer Blues Explosion. Éstos practican una especie de deconstrucción del blues. Una mezcla difícil, muy agresiva y ruidosa de blues y rock. John Spencer venera la música negra de raíz aunque él se pasa los conciertos gritando “WE DON´T PLAY BLUES, WE PLAY ROCK AND ROLL!!!!”. Bien pues Boss Hog (con la guitarra de John incluida), es como la versión edulcorada de de la JSBX, en sus tiempos con vocación comercial. Hombre, teniendo a una diosa como Cristina por cantante, no me extraña que la compañía quisiera convertirlos en un éxito. Cristina es de un pueblo de Badajoz y John de Nueva York. Una de las parejas ultracool del planeta musical independiente (algo así como Cristina Rossenvinge y Ray Loriga por estos pagos). Me resultaba chocante imaginar los veranos, tal y como relataban, a John por el pueblo extremeño con su churumbel. De pope de la modernidad a intentar charlar en las corrobras del pueblo. Ver para creer.
Yo a Boss Hog los vi medio concierto en un Espárrago Rock. Medio porque debido a una tormenta bestial se inundaron todos los escenarios. La zona de acampada parecía un campo de refugiados. La banda tocaba dentro de una carpa y el agua nos llegaba casi a las rodillas (no sé como no perecimos electrocutados). Inolvidable ver a Cristina rogando de rodillas al organizador que no suspendiera la actuación. Joerrr, iba a escribir un párrafo y al final me lío, me lío....