Pues ahí va la corta crónica de mi carrera más corta. La incidencia a la que hacía referencia el lunes fue que durante el maratón del sábado, cometí un error de pardillo. Varios factores se concatenaron para determinar la catástrofe. Nunca tuve claro que fuera a correr un maratón completo por lo que ni se me ocurrió darme vaselina en ninguno de los sitios comprometidos, utilicé un pantalón con braga muy recia, fui continuamente mojado. En fin, que como consecuencia me preparé un buen chaperón. Otras veces había tenido alguna heridilla en la punta o alguna rozadura pero esta vez tenía heridas por todo el glande.
El sábado por la tarde caminaba con dificultad. El domingo intenté solucionar el problema poniéndome dos calzoncillos apretadillos para que no se meneara el amigo, pero no hubo manera. No llegué ni a subir dos kilómetros. Me molestaba mucho y me daba miedo el descenso. Me preocupaba despellejarme así que en menos de diez minutos decidí darme la vuelta. Una pena porque prácticamente no tenía secuelas de la paliza del día anterior y tenía ganas de hacer esta carrera, más que nada por conocer la ruta de ascenso. Ahora no tengo claro si volveré a intentarla porque me parece cara.
A día de hoy, lleno de costras, mi pene tiene un aspecto horrible pero supongo que es buena señal, que se está curando. Además casi no me duele.
Os dejo el vídeo que igualmente tenía pensado enlazar. Se lo descubrí a Xocas y ya lo había compartido en facebook. Una precioso vídeo de Kilian Jornet, el mejor corredor del mundo de ultratrail y al que ya dediqué un post. Como decía entonces y cómo nos pasa a todos los montañeros, a ver quién le encuentra el encanto al asfalto después de reventar entre bosques, después de vencer a las montañas.