Anuncio de cambio de recorrido en la Media de Béjar. Es de lejos la media de asfalto más dura en que he participado. Por aquí no conozco ninguna que se le acerque. Después de estrenar el nuevo perfil, todavía no tengo claro si este nuevo recorrido es mejor o peor aunque casi me inclino por la segunda opción. Me parece aún más dura, sobre todo a nivel psicológico por el final. En el anterior sabías que, salvo por algún pequeño descansillo, hasta prácticamente el kilómetro 15, todo era cuesta arriba. A partir de ahí, excepto en la recta final se trataba de lidiar con un vertiginoso y alocado descenso.
Vamos con una somera descripción del recorrido actual. Mismo inicio. Dos kilómetros de recorrido urbano. Subidas y bajadas que si sales enchufado, ya te dejan suave. A partír de ahí se acomete un pronunciado descenso hasta prácticamente el kilómetro 9. A partir de ahí, os lo podéis imaginar. En mayor o menor medida, todo tira para arriba. Me encuentro bien. Esta semana había entrenado medio seriamente. Hasta el jueves me atreví, creo que por tercera vez e mi vida, con unas series en la Cuesta de Santiago -una subida de Ciudad Rodrigo muy pronunciada de alrededor de unos doscientos metros-. Apunte: este tipo de entrenamiento no puede ser bueno para la salud... Si parece que te va a estallar el pecho. En fin, ya se verá si seguimos con ello.
Volvemos a la carrera. He salido bastante adelante y volamos sin parar de bajar. Sin embargo, después de informarme en carrera a través de compañeros sobre el perfil de la prueba, dejo marchar unos cuantos atletas en vista de lo que pueda llegar. Bajamos hacia el río con una sensación cada vez de mayor calor. Pasamos junto al "Tranco del Diablo" un impresionante paraje donde el río circula encajonado entre grandes bloques de granito.
Como dije, llegados al "nueve" y con ya sensación de desgaste -bajar rápido también tritura-, topamos de frente con la realidad. Algún repecho anterior ya había avisado pero después de correr rápido, la sensación que te inunda al acometer ascensiones largas y duras, es la de que te quedas parado, que no andas nada. Lo bueno o lo malo es que le pasa a todo el mundo. Aquí hay que tirar de oficio y marcar el ritmo más adecuada sin salirte de punto y dejándote un pequeño margen bien para emergencias, bien para algún alarde. Nos da el aire de cara, molesta pero se agradece para evitar más damnificados de la cuenta por el calor.
Recorremos repechos muy duros de carreteras de montaña, ésos de mal firme que no parecen tanto y en los que te quedas clavado cuando entrenas en bici, pero subimos bien, nunca a más de cinco minutos. En el tramo más largo, descolgamos a los compañeros de grupo y me quedo con un crío -después me enteré que tenía 17 años-, que me lleva con el gancho puesto. Es el más fuerte pero en los ligeros descansillos, le comemos el terreno. Es todo fuerza pero gracias a la mejor técnica y mayor experiencia a las que nos agarramos otro atleta al que hemos alcanzado y yo, conseguimos no soltarnos.
En torno al kilómetro 14 hay alrededor de un kilómetro llano, rápido, ágil. Un placer correr en llano por buen asfalto. La alegría dura poco. Pasando por Navalmoral afrontamos una subida con grandes porcentajes donde hay que echarle coraje para mantener la estampa. LLegados arriba, acometemos un descenso donde me llevan al límite hasta la entrada a Béjar. Kilómetro final duro, durísimo. Aquí todavía paso a alguno pero el chavalín nos pone en nuestro sitio. Contento. 1:29. Puesto 23 - No os creáis, sólo acabaron 131, cada año está más claro que esta Media es sólo para valientes-. Como anécdota, quedé cuarto en mi categoría y me tragué enterita toda la santa entrega de premios porque el Ciego me dijo que daban premio a los cinco primeros -sólo era para tres-.
Balance final: si queréis probar o volver, ya sabéis lo que hay. Y en Béjar lo que hay son montañas, bonitas eso sí. Cada año aumenta la competencia de pruebas en esta distancia pero esta Media es diferente. Ahí reside su encanto.
El próximo sábado en Medina trataré de correr la Media a menos de 4 minutos el kilómetro. Creo que estoy de sobra para ello. Ayer sufrí pero me encontré bien y con chispa. Ya os contaré.
Hoy se me ha ido la mano con la crónica de la carrera. Ya sabéis que yo no soy muy "dao" a esto. Perdonad si hay alguna incorrección. Está escrita muy deprisa.
De música, no 21 kilómetros, sino "20 millas" de Deer Tick, una de las mejores canciones de 2010, rock arrastrado con elementos del folk, del country o del rock.
Volvemos a la carrera. He salido bastante adelante y volamos sin parar de bajar. Sin embargo, después de informarme en carrera a través de compañeros sobre el perfil de la prueba, dejo marchar unos cuantos atletas en vista de lo que pueda llegar. Bajamos hacia el río con una sensación cada vez de mayor calor. Pasamos junto al "Tranco del Diablo" un impresionante paraje donde el río circula encajonado entre grandes bloques de granito.
Como dije, llegados al "nueve" y con ya sensación de desgaste -bajar rápido también tritura-, topamos de frente con la realidad. Algún repecho anterior ya había avisado pero después de correr rápido, la sensación que te inunda al acometer ascensiones largas y duras, es la de que te quedas parado, que no andas nada. Lo bueno o lo malo es que le pasa a todo el mundo. Aquí hay que tirar de oficio y marcar el ritmo más adecuada sin salirte de punto y dejándote un pequeño margen bien para emergencias, bien para algún alarde. Nos da el aire de cara, molesta pero se agradece para evitar más damnificados de la cuenta por el calor.
Recorremos repechos muy duros de carreteras de montaña, ésos de mal firme que no parecen tanto y en los que te quedas clavado cuando entrenas en bici, pero subimos bien, nunca a más de cinco minutos. En el tramo más largo, descolgamos a los compañeros de grupo y me quedo con un crío -después me enteré que tenía 17 años-, que me lleva con el gancho puesto. Es el más fuerte pero en los ligeros descansillos, le comemos el terreno. Es todo fuerza pero gracias a la mejor técnica y mayor experiencia a las que nos agarramos otro atleta al que hemos alcanzado y yo, conseguimos no soltarnos.
En torno al kilómetro 14 hay alrededor de un kilómetro llano, rápido, ágil. Un placer correr en llano por buen asfalto. La alegría dura poco. Pasando por Navalmoral afrontamos una subida con grandes porcentajes donde hay que echarle coraje para mantener la estampa. LLegados arriba, acometemos un descenso donde me llevan al límite hasta la entrada a Béjar. Kilómetro final duro, durísimo. Aquí todavía paso a alguno pero el chavalín nos pone en nuestro sitio. Contento. 1:29. Puesto 23 - No os creáis, sólo acabaron 131, cada año está más claro que esta Media es sólo para valientes-. Como anécdota, quedé cuarto en mi categoría y me tragué enterita toda la santa entrega de premios porque el Ciego me dijo que daban premio a los cinco primeros -sólo era para tres-.
Balance final: si queréis probar o volver, ya sabéis lo que hay. Y en Béjar lo que hay son montañas, bonitas eso sí. Cada año aumenta la competencia de pruebas en esta distancia pero esta Media es diferente. Ahí reside su encanto.
El próximo sábado en Medina trataré de correr la Media a menos de 4 minutos el kilómetro. Creo que estoy de sobra para ello. Ayer sufrí pero me encontré bien y con chispa. Ya os contaré.
Hoy se me ha ido la mano con la crónica de la carrera. Ya sabéis que yo no soy muy "dao" a esto. Perdonad si hay alguna incorrección. Está escrita muy deprisa.
De música, no 21 kilómetros, sino "20 millas" de Deer Tick, una de las mejores canciones de 2010, rock arrastrado con elementos del folk, del country o del rock.