martes, 31 de agosto de 2010

Tras caer el telón


El hombre es animal racional. Nos distingue del resto de animales la capacidad para elaborar complicados razonamientos. Sin embargo, hay otra diferencia que me atrae más y es la que quizá le otorga una cualidad más “humana” en el sentido más valioso del término en cuanto a su capacidad de empatía, de ponerse en lugar del otro: es la peculiar facultad para elaborar historias, para fabular, que nos acompaña desde los albores de nuestra especie, que está con nosotros igualmente como individuos desde edades tempranas. Nos gusta contar e igualmente nos gusta escuchar a nuestros congéneres relatar esos cuentos, con más o menos base real, portadoras de nuestros sueños o miedos.

Apenas hace un día que terminó la Feria de Teatro. Tras dos años de ausencia, he disfrutado con fruición de muchas representaciones. Después de alguna obra, me he preguntado dónde reside el secreto del éxito de un arte tan simple y complicado a la vez, en los tiempos de la pantallas de evasión continua, de la diversión fugaz y superficial.

El verdadero prodigio ocurre cuando eres testigo, pleno de mudo asombro, del milagroso e instantáneo proceso en el que dos, tres personas, valiéndose de las luces, de cuatro trapos o de algún trasto, que hasta hace apenas un instante era objeto sin vida, son capaces de transportarte a otro mundo o a otra época. No necesitas más. Caes fácilmente en el engaño, lo estás deseando, te prestas a ello. Grupo de actores aupado a la “orchestra”, lugar mágico por naturaleza, con licencia para engañar. Supongo que al igual que gusto de los clásicos del cine, a veces de imperfecta realidad, facturada con empeño pero sin medios, lo que no es óbice para comulgar con placer del mensaje que portan los diálogos de unas estrellas inmortales teñidas de gris, igualmente me bastan un par de versos de Shakespeare para dejar este mundo atrás.

Somos hijos de dos padres, por una parte de la civilización clásica, de esa asombrosa cultura griega y latina, por otra parte, de la tradicion cristiana. El teatro, básicamente como lo conocemos ahora, lo arrastramos de los griegos, de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Ya no existe el coro pero en esencia, los temas siguen siendo los mismos; en realidad, las tramas de las historias siempre han sido y serán las mismos, las escuches dentro de una fría y humeda cueva, la escuches en un teatro de Nueva York.

Sobre todo los clásicos son intemporales. No pierden vigencia. Como decía Italo Calvino,” un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tienen que decir”. Con más o menos fortuna, estos días he escuchado declamar a muchos actores sobre los mismos temas que han preocupado al hombre desde que es hombre, los que son inherentes a su condición humana: la ambición, el amor, los celos, la muerte, la tortura, la belleza, el miedo.

Parece que el teatro siempre estará vivo pero me vuelvo a preguntar cómo un arte tan simple, tan puro, que a menudo requiere del esfuerzo del espectador para una adecuada comprensión, puede sobrevivir en los tiempos del ocio absoluto y del placer inmediato; cómo una forma de expresión anacrónica, milenaria, tan fuera de lugar en muchos aspectos y para muchas personas, en la época de “facebook”, del opio de las retransmisiones deportivas en masa, de complicados juegos en red capaces de estimular los cada vez más adocenados y exigentes a la vez, gustos de las nuevas generaciones, se mantiene en pie. Bendita extrañeza.

Por otra parte, no puede existir mejor marco para el milagro anual que Ciudad Rodrigo, pétrea ciudad congelada en el pasado, que por principio debe gustar de arte antiguo. Dotándolas de vida, contaba Ortega que la piedras de Salamanca enrojecían al atardecer, escandalizadas por los pensamientos del ilustre paseante Unamuno. Cuento yo que sólo una ciudad con verdadera personalidad, con ancianos oídos aún atentos, con alma, puede ser el marco para versos, saltos, risas o lamentos de tantos titiriteros, así como para las emociones, reflexiones o aplausos del hambriento público asistente.

Lamentablemente sabemos que al igual que Salamanca, divisa de la cultura más por herencia que por inquietudes de la actual ciudadanía, Ciudad Rodrigo puede ser impermeable a muchas expresiones artísticas. Sin embargo, creo que la labor de la feria en estas trece ediciones, es lenta pero persistente, cala poco a poco en numerosos espíritus. Por no hablar del vivero de niños mañanero, uno de las partes esenciales de todo este tremendo disparate que algún maravilloso día a alguien se le ocurrió montar en nuestra ciudad.

Que sea por muchos años.

Para despedirme, unos versos de uno de mis autores favoritos y de una de mis obras predilectas, “Macbeth”. Es difícil ser capaz de decir tanto, que nos atañe a tantos, que nos atañe a todos, con tan poco: “Esa engañosa palabra, mañana, mañana, mañana, nos va llevando por días al sepulcro y la falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa”.

De música dudaba si poner el “Shakespeare´s Sister” de The Smiths; al final me decido por una hermosa pieza que ya utilicé en su día, cuando le dediqué un post llamado
"Nervios y sangre, cuerda y beats", a Craig Armstrong, el compositor de la música de “Romeo y Julieta”, la película de Baz Luhrmann.



viernes, 27 de agosto de 2010

La primera vez que te vi

The first time ever I saw your face
I thought the sun rose in your eyes
and the moon and the stars were the gifts you gave
to the night and the empty skies my love

The first time ever I kissed your mouth
I felt the earth turn in my hand
like the trembling heart of a captive bird
that was there at my command

The first time ever I lay with you
and felt your heart beat close to mine
I thought our joy would fill the earth
and would last 'till the end of time my love

The first time ever I saw your face

martes, 24 de agosto de 2010

Maratón del Boedo, un toque de atención

Crónica del Boedo. Últimamente, entre unas cosas y otras, ando liado y apenas tengo tiempo ni para escribir, ni para leeros. Vamos a ello. Demasiadas buenas sensaciones en los últimos tiempos. Marchaba convencido en exceso de que la carrera me iba a salir bien o muy bien. Sin embargo, algo se torció por el camino, no sé muy bien por qué.

El día antes decía que lo único que firmaba era 3:05. Hace un par de años aquí hice 3:10, después del fiasco de Roth y tras una periodo de descanso absoluto de casi un mes. Las virtudes del descanso son un gran misterio. Esta vez llegaba con buenas sensaciones en carreras que realmente no tienen mucho que ver con maratón de ruta, pero mi mejor arma siempre será la cabeza. Para un atleta de fondo casi siempre ocurre así.

La mayoría ya sabéis de las peculiaridades de los dos maratones que organiza Gabriel, Aguilar de Campoo y Boedo. Pruebas donde corremos alrededor de cincuenta personas en un ambiente familiar, para mí pleno de un encanto especial que nunca podré encontrar en pruebas más grandes. Aquí te tratan a cuerpo de rey. Te inscribes con una llamada de un minuto. Te olvidas de líos de pagos y complicadas inscripciones. La carrera se disputa en un pueblecito de Palencia, Bascones de Ojeda. Acampas junto a un pequeño río de frías aguas en el que bañarse después de la carrera, es mano de santo. Una buena bolsa del corredor y paella para todos los participantes y acompañantes.

Crónica de la carrera en un párrafo. Primera media maratón según lo previsto. Voy segundo tras ¿Santi Allosa? Uno de los típicos en el mundo talibán del fondo y ultrafondo (corredor bajo y robusto que corre con un pañuelo pirata en la cabeza). Voy corriendo en tiempos de alrededor de 4:20 el km. en la zona de asfalto. Los kilómetros de pista con piedras - en su totalidad casi abarcan la mitad del recorrido-, un falso llano que pica hacia arriba y donde no están marcados los kilómetros, son más duros pero voy "fácil". Aunque cada vez más lejos, sigo viendo al primero. En el km. 17 me adelanta Teo de Leganés, otro de los clásicos -espigado corredor con gafas y peculiar coleta-. Yo sigo en los mismos tiempos. Es él el que ha apretado. Poco antes de la media, me adelanta Antonio. No va muy fuerte pero no puedo seguirlo. Al encarar por segunda vez la pista, ya veo que estoy perdiendo chispa. Debí pasar la media en alrededor de 1:35. Tal vez me di por vencido de antemano. Vi que no podía mantener el mismo ritmo y decidí seguir hasta meta "con lo puesto". No queda otra. Es como si hubiera perdido estímulos al difuminarse el ambicioso objetivo. LLego al pueblo y me apresto para la última y temible vuelta de catorce kilómetros. El tramo de asfalto voy con el piloto automático. Me parece increíble que nadie me alcance. En la pista echo de menos que alguien llegue para charlar un rato o que me motive a tratar de engancharme a un tren más rápido. Se conoce que el colchón que gané en la primera vuelta, es difícil de dilapidar. Esto es el Boedo. La soledad del corredor de fondo en esencia. Hasta que consigo ver el pueblo, no veo a nadie, ningún atleta ni delante, ni detrás. Sin público. Sólo escuchas tus pasos sobre la tierra y el cansino ritmo de tu respiración mientras el sol empieza a romper la tregua. Al final, el maratón, tanto los kilómetros buenos como los malos, como la vida misma, pasa rápido. Me planto en la meta con un tiempo de 3:28 después de una desastrosa segunda media maratón en un bonito cuarto puesto. Entro en meta contento. Siempre lo digo pero es verdad. Acabar un "largo", hacer un "larga" siempre es una victoria. El día que deje de pensarlo, me retiro.

Como datos curiosos, hacía mucho que no corría un maratón sin medias de compresión y sí noté los gemelos más deteriorados de lo habitual después de la prueba. No creo que vuelva a prescindir de ellas. Otra curiosidad: perdí peso. Me lo noté en las piernas el domingo y lo confirmé el lunes en la báscula. Hay que ir con cuidado estas últimas semanas antes del gran reto. Tengo que consevar reservas para la gran paliza. Seguimos con ilusión y después de tantos años, todavía aprendiendo.

Posibles causas del alarmante descenso en el rendimiento de la segunda media:

a. No desayuné nada. Me levanté medio empachado del día anterior. No tenía ganas de comer. Es la primera vez que corro un maratón sin desayunar absolutamente nada.

b. Cambio del recorrido. Es diferente al que corrí hace dos años. Aparte de que como confirmaron varios corredores con GPS, hicimos casi un kilómetro más, las "tres pistas" te van machacando sin prisa pero sin pausa. En general los tiempos se resintieron -quinto un tipo con quince horas en la Hiru Haundiak- y la gente entraba tocada. Yo tenía aquí 3:10, séptimo puesto.

c. El calor. No sufrimos los excesos de la media maratón del sábado por la tarde pero el final se hizo duro.

d. Soledad. Hace dos años hice la prueba entera charlando, en compañía de un tal Ricardo Abad. Entonces no lo conocía nadie. Nos contó que estaba inmerso en el reto de hacer 30 maratones en 30 días. ¡Vaya locura! Muchos ya sabéis que ha conseguido hacer ¡150 maratones consecutivas! Este año he corrido el maratón entero en solitario. Es duro pero curte. Me gusta.

Dejo lo mejor para el final. El sábado por la tarde conocí a otro bloguero al que "le tenía ganas". Santi aka Crusti, acompañado del achuchable Jorge. En cuanto llegué, Jorge se me vino para acá con un regalo. Gracias por el libro, amigo. Ya te contaré. Conversaciones atropelladas en menos de una hora que demandan continuación y que aplazamos para otra ocasión, ¿en esa visita a Ciudad Rodrigo? Como siempre, un gran placer ir conociendo blogueros. Sois aún mejor gente de lo que parecéis y eso es decir mucho. Sí me sorprendió que, como antiguo jugador de waterpolo de élite, era muy grandote. Para ese próximo Triatlón de Barcelona, ya tiene aprobada la asignatura más complicada en todo debut, la de la natación.

También estuve con Yonhey, al que conocía de la Media de Ciudad Rodrigo y al que probablemente encuentre muchas veces en esas carreras de Dios. Buen grupo de gente sana forman todos estos "madrileños". Aquí posando con el trofeo de estética soviética que nos regaló este año Gabriel. Arriba tenéis la foto de algunos de los participantes donde se aprecia el buen ambiente del grupo de amigos. A pesar de que hubiera subido al podio, no pude quedarme porque había quedado para comer en Salamanca. Tanto trofeo cansa :). Ya sabéis, lo suyo es elegir carreras de menos de cien personas. Sobre todo sentí no poder quedarme a comer la paella en compañía de los participantes y organizadores de esta bendita locura. Nos vemos el próximo año, Gabriel. Sin duda. Gracias, dagal.

Cuando llegué el sábado por la tarde, estaba terminando la media maratón. La música de meta era un recopilatorio de coplas y pasodobles. Con un par. Una banda sonora ideal para la castiza prueba. "Suspiros de España" no la escuché pero es mi pasodoble favorito. Una hermosa canción. Os la dejo en la versión del Cigala. También el fragmento en "Soldados de Salamina", una gran película de David Trueba, basada en un libro aún más grande de Javier Cercas. La Guerra Civil está a punto de terminar, unos abandonan España en su marcha al exilio, otros la abandonan porque serán fusilados. En esos momentos, estas canciones deben hacer daño de verdad.
"¡¡YO SOY ESPARTACO!!"









viernes, 20 de agosto de 2010

Menos tu vientre


"Menos tu vientre
todo es confuso.

Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.

Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.

Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo."

(Miguel Hernández)

miércoles, 18 de agosto de 2010

La búsqueda de Chris

"Hace dos años que camina por el mundo. Sin teléfono, sin piscina, sin mascotas, sin cigarrillos. La máxima libertad. Un extremista. Un viajero esteta cuyo hogar es la carretera. Escapó de Atlanta. Jamás regresará. La causa: "No hay nada como el oeste". Y ahora, después de dos años de vagar por el mundo, emprende su última y mayor aventura. La batalla decisiva para destruir su falso yo interior y culminar victoriosamente su revolución espiritural. Diez días y noches subiendo a trenes de carga y haciendo autoestop lo han llevado al magnífico e indómito norte. Huye del veneno de la civilización y camina solo a través del monte para perderse en una tierra salvaje". (Alexander Supertramp. Mayo de 1992)

Durante los últimos días, mi compañero de viaje ha sido Chris Mc Candless. "Hacia rutas salvajes", la película de Sean Penn, finalmente puso imágenes a las páginas del libro de Jon Krakauer.

La pregunta que recorre la aventura de Chris es ésta: ¿qué lleva a un joven brillante y trabajador, de familia acomodada a renunciar a su sendero marcado en la vida, ése que le llevará al éxito profesional y social, y cambiarlo por la búsqueda de "la verdad", por la búsqueda de sí mismo dentro de la soledad, en medio de la naturaleza?

Para los que no la conozcáis, someramente, la historia de Chris se puede resumir en la de un chico que poco después de licenciarse, dona todo su dinero, renuncia a su familia y cualquier comodidad para errar por el país, contando con sus propios medios para sobrevivir. De hecho, renuncia hasta a su propio nombre, cambiándolo por el de Alex Supertramp. Finalmente acude a Alaska, donde después de varios meses aislado, fallecerá fruto de envenenamiento por plantas silvestres y desnutrición.

Sé que la reacción de la mayoría de lectores será clara y contundente. No era más que un inconsciente, un joven imprudente alucinado por las lecturas de Jack London. Efectivamente, de carácter reflexivo y soñador, varios autores marcaron su vida. Sin embargo, en el trasfondo había algo más. Enfrentarse deliberadamente a la muerte sin las armas y la preparación adecuada, no era cuestión baladí. Era la esencia. Un reto que pudiera conseguirse con total garantía de éxito, no era un verdadero reto. Para Chris era más importante "sentirse fuerte que ser fuerte". De fondo, palpita el arrojo de la juventud.

La película de Penn es heredera directa del libro de Krakauer, verdadero responsable, para bien o para mal, de la fascinante figura literaria de Alex Supertramp. En ambas obras se retrata su carácter y se rastrean las razones de su comportamiento.

Chris era una persona extremadamente ambiciosa y competitiva. De código moral estricto, siempre se exigía el máximo. Metódico y gran trabajador en sus actividades académicas, a lo largo de su aventura vital de varios años en solitario, desempeñó trabajos muy duros y desagradables, comportándose con igual esmero que en los estudios. Corredor de cross estajanovista, gustaba de medir su capacidad, llegar a los límites porque ahí residía el verdadero conocimiento. Ese carácter, unido a una importante fractura familiar oculta, empujaba a Chris al borde del abismo.

Considera que la seguridad y binestar material constituían una realidad falsa, una adulteración de la verdadera existencia. Renuncia a sus posesiones materiales, renuncia al dinero. La mayor parte, la destinada a continuar sus estudios en Harvard, la dona a causas humanitarias; la que lleva encima, en el comienzo propiamente de su aventura, la quema en una acto simbólico.

En su viaje conoce varias personas que le marcarán y en las que dejará huella. Una frase de su hermana Carine lo define muy bien: "Sabía estar solo sin sentirse solo". Sin embargo, Chris gusta de mantener relaciones durante su largo periplo por Estados Unidos. Quizá en los consejos que le da a Ronald Franz, un anciano con el que entabla un fuerte vínculo, se halle su mejor y más hermosa declaración de intenciones. Lo sorprendente es que Ronald vendió la casa y le hizo caso. Chris removió algo que llevaba dentro.

"Quiero repetirte los consejos que te di en el sentido de que deberías cambiar radicalmente de estilo de vida y empezar a hacer cosas que antes ni tan siquiera imaginabas o que nunca te habías atrevido a intentar. Sé audaz. Son demasiadas las personas que se sienten infelices y que no toman la iniciativa de cambiar su situación porque se las ha condicionado para que acepten una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo. Tal vez parezca que todo eso nos proporciona serenidad, pero en realidad no hay nada más perjudicial para el espíritu aventurero del hombre que la idea de un futuro estable. El núcleo humano esencial del alma humana es la pasión por la aventura. La dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas y de ahí que no haya mayor dicha que vivir con unos horizontes que cambiar sin cesar, con un sol que es nuevo y distinto cada día. Si quieres obtener más de la vida, Ron, debes renunciar a una existencia segura y monótona.(...). No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada, renueva cada día tus expectativas.(...). Te equivocas si piensas que la dicha procede sólo o en su mayor parte de las relaciones humanas. Dios la ha puesto por doquier. Se encuentra en todas y cada una de las cosas que podemos experimentar. Sólo tenemos que ser valientes, rebelarnos contra nuestro estilo de vida habitual y empezar a vivir al margen de las convenciones. Lo que quiero decir es que no necesitas tener a alguien contigo para traer una nueva luz a tu vida. Está ahí fuera, sencillamente, esperando que la agarres, y todo lo que tienes que hacer es el gesto de alcanzarla. Tú único enemigo eres tú mismo."

Krakauer describe varios precedentes pero ninguno tan claro y lejano como Everett Ruess, devorado por el desierto para siempre en los años treinta.

"En lo que respecta a mi regreso a la civilización, no creo que se produzca pronto. Todavía no me he cansado de los espacios salvajes; al contrario, cada vez estoy más entusiasmado con su belleza y la vida de vagabundo que llevo. Prefiero una silla de montar antes que un tranvía, el cielo estrellado antes que un techo, la senda oscura y difícil que conduce a lo desconocido antes que una carretera de asfalto, y la profunda paz de la naturaleza antes que el descontento que alimentan las ciudades.¿Me culpas de que siga aquí, en el lugar al que siento al que pertenezco y donde yo y el mundo que nos rodea somos uno? Es cierto que añoro la compañía inteligente, pero hay tan pocas personas con quienes compartir las cosas que tanto significan para mí que he aprendido a contenerme. Me basta con estar rodeado de belleza. (...). Sé que no podría soportar ni la rutina ni el ajetreo de la vida que estás obligado a llevar. Creo que nunca podré echar raíces. A estas alturas he buceado tanto en las profundidades de la vida, que preferiría cualquier cosa antes que tener que confromarme con una existencia sin emociones." (Everett Ruess.1934)


En su último año en la Universidad vivía en una habitación espartana con cajas de cartón por muebles y el colchón en el suelo. Consiguió la llave de la biblioteca para pasar allí horas de madrugada, donde de hecho, transcurría la mayor parte de su tiempo libre. Los libros le acompañaron en todas sus aventuras. El camino hacia la libertad absoluta es desolador y el lograba evocar los personajes y sus palabras en el momento propicio. Me sorprende que no leyera o citara a estoicos como Marco Aurelio, Séneca o Epicteto, ya que en su filosofía y actitud vital, se detecta un importante ascendiente.


Su última foto, sonriendo mientras muestra su última llamada de socorro. Genio y figura.

Su autor favorito era Tolstoi. Os dejo sus palabras sobre"Guerra y paz". "El libro posee una fuerza y un simbolismo tremendos. Habla de cosas que creo tú entenderás, cosas que a la mayoría de la gente se le escapan. En cuanto a mí, he decidido que me dejaré arrastrar por la corriente de la vida durante un tiempo. La libertad y la simple belleza de la vida son algo demasido valioso como para desperdiciarlas". Yo lo empiezo ahora, probablemente ya en Navidad os contaré mis impresiones.

Su última anotación en "Doctor Zhivago" fue: "La felicidad sólo es real si es compartida". Una enigmática caída de telón que dejo a vuestra interpretación.

El libro y la película, para alguien como yo, resulta inspirador en muchos sentidos. Dentro de su "locura", se esconde mucha materia que provoca la reflexión sobre nuestra forma de vida.

La banda sonora de la película está compuesta por varias bonitas canciones con mensaje mesiánico (para mi gusto, a veces demasiado obvio) de Eddie Vedder, el cantante de Pearl Jam, en la onda de sus incursiones en solitario, que le sientan como un guante al tono de la película.

Para concluir, las palabras de otro "sabio" más familiar, Don Quijote: "¿Acaso es tiempo mal gastado el que se emplea en vagar por el mundo?".



lunes, 16 de agosto de 2010

Gredos a través de los ojos de Alicia


No os voy a cansar de nuevo con lo que para mí, significa Gredos. Cita anual obligada desde adolescente, es uno de mis lugares más especiales si no el que más, dotado de una magia imposible de explicar. Este fin de semana iba marchar solo de nuevo para hacerme unos buenos entrenos y huir del mundanal ruido y la fiesta que cada vez llevo peor. A última hora se unió Alicia, una amiga a la que acompañaba uno de sus mejores amigos, peludo compañero de pelo negro como la noche.


En principio el objetivo era que Alicia llegara en buenas condiciones a la Laguna Grande. No hace deporte pero tiene un buen chasis. Además, se conoce que utilizar las vacaciones para trabajar alrededor de diez horas diarias en una terraza atestada de Salamanca, seguro que te proporciona buen fondo. Según lo previsto, llegó perfectamente, a buen ritmo y sin ningún problema.
Un catorce de Agosto, como era de prever, la Laguna estaba atestada de turistas aunque si soy sincero, pensé que iba a ser aún peor. Sí noté una diferencia con el ambiente habitual. Eché de menos a los montañeros más integristas, ésos que llevan escrito en las prematuras arrugas de sus curtidos rostros, en sus nervudos brazos, un estilo de vida, una pasión, un aura de bohemios y románticos, difícil de comprender para la masa. En cambio pululaba por allí el clásico dominguero de manual, excursiones, personas a las que escuché que nunca habían bajado al circo y comentarios del jaez de si se podía llegar o no con una moto de trial, que desde luego era preferible a ir andando (sic). Yo traté de mimetizarme y parecía uno más con mi polo Lacoste que llevaba el día anterior en el despacho. Ahora que triunfa la cada vez más abundante e "imprescindible" ropa técnica, le estoy cogiendo yo el gustillo a eso de ir con pinta de cualquier cosa menos de corredor. Ya sabes, guarda tu camiseta de Mont Blanc para vacilar en otra ocasión y preséntate en tu próximo trail con la clásica equipación de algodón "ochentera". Mítica es mi foto de debut en larga distancia en Lisboa, haciendo cola para entrar a la zona de transición en vaqueros y camisa de cuadros. Seguro que algún nórdico figurín pensó: "¿y éste dónde va con esta pinta?".

Después de unos bocadillos de jamón con tomate y aceite y unas cervezas fresquitas que me parecieron la comida más rica de mi vida, un amago de siesta tirado sobre el "marco incomparable" (se siente, tenía que utilizar la manida expresión) de la hierba de la laguna y enfilo hacia el Almanzor. Alicia y Curro sólo iban a inspeccionar cómo era el terreno pero nuestra idea era que se quedaran en las pozas, leyendo al sol, entre baño y baño. La imponente figura del Almanzor intimida.

Sin embargo, Alicia encuentra un buen ritmo. Cada paso asciendes un poco más, cada paso, la cima está un poquito más cerca. Pronto me percato que esta tipeja se me va a plantar en la cima porque tiene lo más importante, las ganas y la ilusión por lograrlo.


A Curro no le parece tan buena idea. Cuando el tema se va complicando, se hace el remolón. Él prefería quedarse en la nieve pero cuando nos ve alejarnos, no le queda otra que seguir hacia arriba.

En la parte final, a diez metros de la cima, tenemos que dejarlo en un saliente porque hay alguna zona bastante comprometida. Cuando nos pierde de vista, se le oye algún lamento pero es un valiente.
Después de subir primero para escoger la mejor vía para el ascenso final, llega Alicia, que se me emociona en la cima y eso que yo, preocupado por Curro, inmediatamente le digo que para abajo. Ella quiere esperar un poquito más. El día está perfecto y se divisa el mundo entero.




Durante el descenso, se nos acabó la batería de la cámara. Una pena, porque se perdieron unas cuantas fotos graciosas. La de Curro, con un grupo de cabras cinco metros detrás de él y sin enterarse. Exhausto, ya estaba con la guardia baja. Aunque ya se ha metido el sol, todavía me baño en una poza helada -para un jaramugo no hay otra opción-.

Cuando cae la noche, hace bastante frío. Le he traído bastante ropa a Alicia porque me lo esperaba. Menos mal, porque la dagala es una friolera de cuidado. Se puso todo. Embutida en varias capas, cenando en el refugio, ya funciona al ralentí. Ella, que es todo energía y pulsión vital, opera bajo mínimos. Está muy graciosa. A pesar de ello, junto a la tienda, ya noche cerrada, todavía hace unos malabares con las cariocas (unas bolas luminosas que crean unas líneas de luz alucinantes). Me imagino que debió dejar a algún crío con la boca abierta
Antes de meternos en la tienda disfrutamos del atestado cielo estrellado de montaña y de unas cuantas estrellas fugaces, aunque pronto el frío y Curro que ya se pone demasiado melosón y pesao, nos obligan a meternos en la tienda.
Al día siguiente, después de desayunar, me da tiempo a hacer un entreno de algo más de una hora de carrera. En la bajada hasta el Gargantón me encuentro a Rubén y Cristina. Los conocimos la noche anterior en el refugio. Le había regalado el "buff" de Peñalara a Alicia que lo llevaba puesto y Rubén le preguntó si había corrido el GTP. Él había estado pero se tuvo que retirar por una lesión. Hice con ellos el descenso hasta el inicio de la subida hacia las Cinco Lagunas. Rubén, si lees esto, cuéntame aquí o en el correo qué tal os salió la travesía porque me gustaría hacerla algún día. La ascensión la hago casi completa corriendo pero no me da tiempo hasta llegar arriba porque debemos regresar pronto ya que Alicia trabaja por la tarde.
Llamamiento importante: ¡¡Corredor de montaña, trailero y "arrimaos"!!... si no estás en un buen momento anímico o te sientes flojo, vete a correr por el monte por una zona atestada de senderistas. Te aseguro que te sube la autoestima. Las expresiones de asombro de las personas que adelantas o con las que te cruzas, ascendiendo a la carrera, hacen que te creas el mismísimo Karnaces. El domingo ya me pondrán en mi sitio.

La vuelta bien, sin problema. Pan comido para la campeona. Ha sido bonito ser testigo del asombro de una persona tan especial, receptiva y transparente como Alicia. El único problema que veo a su intención de volver en invierno es que habrá que hacerse con material de última generación para travesías antárticas o se nos congela. : )
No había que ir muy lejos para la canción de hoy. "Alicia (expulsada la país de las maravillas)". Un buen momento en el fallido disco de debut en solitario de Bunbury. Este post ya es muy largo. Un día explicaré mi relación de amor-odio con este personaje y sus "héroes".



miércoles, 11 de agosto de 2010

Bon Iver


Como "decíamos ayer", este post se lo dedico a Bon Iver. Metidos en el tema de la soledad y sirviéndome de puente ideal para el próximo texto sobre el libro y la película donde se relatan las andanzas del extraño y fascinante Alex Supertramp, os voy a dejar unas canciones de uno de los discos que más dentro me ha llegado en los últimos tiempos.

Lo curioso es que me pilló por sorpresa, no me lo esperaba. Hay obras que las sientes crecer poco a poco. Ésas son los mejores. Tras las primeras escuchas me pareció un buen disco, sin más. Sin embargo, durante mi estancia en los Alpes el pasado año, fui consciente que no hacía más que escucharlo una y otra vez de forma adictiva. No me cansaba, los matices y el mensaje no hacían más que agigantarse.

Más tarde, ya como consagrado devoto de Bon Iver, me enteré de las circunstancias de la grabación. El disco fue elaborado en una cabaña de Wisconsin a la que marchó Justin Vernon tras sufrir la separación de su banda, una dolorosa ruptura sentimental y una grave enfermedad. El lote completo. Él cuenta que sólo quería estar solo en un lugar donde hiciera mucho frio. En tres meses grabó lo que sería el disco "For Emma, Forever Ago". Cual "Nebraska", las piezas, en un principio, se consideran bocetos para ser adaptados posteriormente a la personalidad de una banda, pero al igual que su hermano "springstiniano", triunfó el sentido común. Hijas del dolor y la verdad, esas canciones se habían parido completas. No necesitaban más.

Os dejo un par de ellas. La primera es una curiosa versión "a capela" de "For Emma", improvisada en lo que parece un portal de edificio francés o alemán. Una situación muy curiosa con los vecinos y hasta perro incluido. Además os enlazo la original para que apreciéis la diferencia.

Aparte, "Re: stacks", quizá mi canción favorita del disco. Como me ocurrió con éste, no detecté su grandeza hasta tiempo después. Espero que a alguno os guste aunque ya os digo, esto no son "hits" instantáneos. Como casi todo lo verdaderamente bueno y sincero en el arte, hay que trabajarlo, poner un poco de tu parte.








lunes, 9 de agosto de 2010

Cuando un eremita baja del monte

El sábado pasado dormí solo, bajo las estrellas, junto al mar. Este sábado me quedé en un prado de montaña de la Sierra de Béjar con la única compañía de unas vacas avileñas, desconfiadas e interesadas en mi trajín antes de la puesta de sol. Ningún lugar me hace sentir como las montañas. Tras hacer la marcha a más de treinta grados, resultaba extraño tener los pies helados antes de meterme en el saco.

Recuerdo cuando fui la primera vez a las Lagunas del Trampal con dicieséis años, recuerdo el mismo itinerario no hace tantos años. El recorrido desde la plataforma donde se acaba la carretera hasta las lagunas me parecía casi una larga expedición llena de penalidades. Ahora, sumergido en el mundo de trail de ultrafondo, casi todo se hace pequeño. Apenas una hora y cuarto de marcha sin poder correr en los descensos por una herida en el pie que arrastro de la Ultramaratona. Apurando se puede estar allí en menos de una hora. Hace poco tiempo me hubiera parecido increíble.


"Ambientazo" en la laguna con varias familias acampadas. Me sorprendió que el agua no estaba muy fría. Me la crucé en unas pocas brazadas y también recordé la proeza que me pareció hacer lo mismo de dagal, siguiendo la estela del mayor de los Villares.

Tras el baño y siesta reparadoras, subí a la Ceja -primera foto-, a buen ritmo. Tras la cena y seguir con las andanzas de Alex Supertramp -insisto, lectura ideal para estas aventuras-, al saco con la caída de la noche. Despertar con el sol, desayunar mientras se extiende la luz por ese vasto mundo que se divisa desde las montañas proporciona unas sensaciones difíciles de explicar. Sólo existe el silencio, nada más.

Pero el eremita tiene que volver a la tarea. Tocaba entrenamiento de calidad en la "I Subida a las Hermanitos". Allí me entontraría con el Doctor Ironman, que debutaba en carreras de montaña, aunque ésta no es propiamente una prueba montañera, ya que la mayor parte del recorrido son pistas, con un par de kilómetros de ascensión muy duros. David pasó con nota, le gustó y no será la última. El principio de quién sabe qué retos por llegar.



Ya os comenté que ahora me encuentro bien. Entreno, no tengo ninguna molestia y me noto tanto con fondo como con chispa. Esta carrera es muy explosiva, sabes que es de las de ir a saco. Éramos poca gente y me pongo casi en cabeza, formada por un grupo de ocho atletas, demasiado lanzado para mí. Voy rápido pero me encuentro cómodo. No os quiero aburrir. Más o menos es la tónica de toda la carrera. Donde yo mejor me desenvuelvo y donde puedo marcar diferencias es en los repechos y cuestas. Poco antes de comenzar la ascensión propiamente dicha, de alrededor de dos kilómetros, observo que tengo un par de corredores pisándome los talones. Yo sigo a lo mío, con el mismo ritmo, a la espera de qué ocurre en la zona clave. Ahí me vuelvo a marchar.


Yo y ¿mi estilo? El chico que entró noveno detrás de mí, me dijo que se veía que yo era correrdor de montaña, que los de adelante eran "asfalteros" pero que yo tenía un estilo peculiar subiendo. Me llamó la atención que David, que también me iba viendo mientras subía, también me lo dijera. Se descendía por una pista muy rápida. Ahí tuve problemas de flato y no pude ir con todas las marchas metidas. LLegando al pueblo, me percaté de que había otros dos corredores que en la zona de descenso me habían recortado mucha diferencia. Sin embargo, cuando comenzamos a callejear, tenemos que lidiar con una complicada zona de curvas y repechos que te ponen a prueba y te hacen echar el bofe, pero que me sirvieron para guardar mi valioso octavo puesto. Lo que más gracia me hizo fue un comentario que le oí a un hombre tras un salto que di desde una zona de tierra para entrar en el asfalto y que debió quedar "muy aparente": "Tiene pinta de corredor, pero luego ná". La afición de la meseta siempre tan exigente.


Aunque no debíamos correr más de sesenta personas y el puesto no dice mucho, sé que hice una bonita carrera y he acabado con mucha fuerza en cincuenta y siete minutos. Estoy muy satisfecho. Los siete primeros eran máquinas. Al sexto, Rubén, lo conozco de un curso de entrenador y creo que tenía menos de 2:50 en Nueva York. Y qué coño, me hizo mucha ilusión subir a podio a que me entregaran premio aunque fuera una gorra, una bolsa de deporte y un libro de montaña...¡en catalán!


Respecto a la carrera, ya que es la primera edición, para contribuir a difundirla, un pequeño comentario sobre la ilusión, las ganas y el buen hacer de la organización. Evidente que la carrera nace con vocación de hacerse grande. Se cuidan todos los detalles. A destacar la amabilidad de los voluntarios, el "super pincho" tras la prueba, la bolsa del corredor y hasta algo que me sorprendió, cómo se implicó el pequeño pueblo de Nava de Béjar en el proyecto, sin parar de animar durante toda la prueba.



Tras un encuentro de blogueros con David, al que en su día, también llegué a través del blog, me quedaba otro aún más especial porque todavía no lo conocía en persona. El amigo Joserra, uno de los tipos que más sabe de música de la red y suyos conocimientos, sólo él sabe transmitir con esa pasión tan especial, visitaba Ciudad Rodrigo camino de Portugal y no podíamos dejar pasar la ocasión. Mientras dábamos buena cuenta de huevos con farinato, paseábamos por el pueblo y disfrutábamos de las terrazas de nuestras plazas, transcurrieron tres horas que se me hicieron muy cortas. No podía ser de otra forma. Tanto Joserra como Cristina y Jon son una familia cercana y encantadora. Sólo espero que todas esas conversaciones que quedan pendientes, continúen más pronto que tarde, en el mismo Bilbao.

Hablamos de la vida y hablamos de música, claro. No sabía qué canción elegir. Escojo una de los discos que nos llegó más adentro y del que ayer hablamos con más pasión. Además casa muy bien con el tema "eremita". En la próxima entrada, dedicada a Bon Iver, explicaré por qué.

La actuación es en un programa de televisión pero es ciertamente escalofriante. Este "amor descarnado" pone los pelos de punta. A ver si os gusta.

"¡¡YO SOY ESPARTACO!!"


viernes, 6 de agosto de 2010

Circo


España ganó el Mundial. Ya comienza a difuminarse el efecto y volvemos topar con la realidad. Por unos días todos los problemas se aparcaron. Era algo que nos contaban desde el oráculo, desde la omnipotente televisión, que una noticia como ésa influía, embarcaba a todo un país en una especie de alucinación colectiva. Nos contaban que ahora somos el país de moda, que incluso va a influir en la llegada de turistas a nuestras atestadas costas. Hasta yo, que no soy futbolero, sentí los agradables efectos. Sin embargo, el humo de la dormidera comienza a disiparse.

Vuelven a gotear unas cifras alarmantes. El gobierno dice que son buenas, siempre dice que no son malas, por lo menos se olvidó de los sonrojantes “brotes verdes”. Un gobieno errático por fin encuentra su rumbo. Ahora han conseguido que todos los españoles hayamos interiorizado que sólo existe una única política posible. Parece que estamos sonados, noqueados. Aceptamos que es hora de apretarse el cinturón y que sólo hay un camino. Más alienados que nunca. La política que se demandaba desde la derecha, ordenada por instancias superiores. Todo ese de mar de siglas que controla el mundo financiero y que permitieron una crisis que lo inundó todo, sin que ningún dique de contención fuera capaz de detener el batacazo a pesar de que, por lo que se lee y escucha por ahí, todos sabían que la situación era insostenible, que todo acabaría estallando.

La televisión encuentra el filón. A la martilleante ristra de payasos e impresentables voceros de la “realidad rosa” se une el documental sobre gente muy jodida o gente indecentemente rica que dilapida el dinero por el desagüe. En tiempos de crisis, unos nos hacen sentir alivio, otros envidia. Audiencia asegurada.

Los sindicatos convocan una descacharrante huelga general a tres meses vista, lo nunca visto. Antes están las vacaciones. Un colectivo presunto representante de los intereses obreros, en el que alguno de sus dirigentes se dedica a cenar en el Bulli, ¿tiene alguna credibilidad?

Los poderes políticos poco cuentan, están en manos del dinero. El poder financiero dicta la política y el margen de maniobra se antoja escaso. La soberanía popular es una gran quimera. Por no hablar del disparatado reparto que establece una ley electoral donde millones de votos se van a la basura para regocijo de los maquinarias mastodónticas de los grandes partidos y donde inevitablemente, partidos nacionalistas sin ninguna vocación de gobierno estatal marcan las directrices.

A Bono le crece la melena, Bono se divorcia. La hija de Bono es la más bella. Patriotero, católico y rico. Sin duda un socialista sui generis.

En España disfrutábamos de un incipiente Estado Social con unas crecientes prestaciones. Se congelan las pensiones. Y el gobierno que apostó por la política social como su seña de identidad imperecedera, divisa con la que morirían en el campo de batalla, decide poner en práctica la política de derechas que llevan demandando hace tiempo los populares. Y es entonces cuando a unos y a otros se les queda cara de tontos y se dicen, ¿cuál es mi papel en en estos extraños tiempos que nos toca vivir?

Alonso gana en Alemania porque a Massa le mandan parar mientras su ingeniero le dice “Lo siento”. A veces no nos sentimos cómodos en el papel de vencedores. A nosotros siempre nos fue más el rol de víctimas, el del honesto español que casi lo consigue si no fuera porque tuvimos mala suerte, somos unos pardillos o porque todos están contra nosotros. Ahora cambian las tornas y los periódicos deportivos,que ni son períodicos, ni son deportivos, sino simplemente panfletos redactados por forofos, sólo comulgan con una consigna: el español siempre es el el bueno.

Vivíamos en un sueño. Nos sentíamos una potencia y creíamos que todo iba a salir bien. De pronto el sueño tornó pesadilla, y ahora ves a través de pantallas campamentos de rumanos indigentes retratados hace casi cien años en “Las uvas de la ira”. Lástima que ya no se estilen los clásicos, ni leer a Steinbeck, ni ver a Ford.

Se vierten aguas fecales en el Águeda, a menos de un kilómetro de donde se bañan cientos de personas.

La familia real veranea en Mallorca. ¿Has visto lo monas que lucen las nietísimas?

“Sobreinformados” y manipulados más que nunca, la información real no existe. Todos los conocimientos son superficiales, no sirven para nada, son fugaces. Es una sociedad adormecida que realmente no quiere conocer. Saber es una actividad bajo sospecha.

Unos imbéciles pintan el entrañable verraquín en el que todos nos hemos subido de niños. Se atenta contra el maravilloso patrimonio de nuestra ciudad, fruto de una rebeldía mal entendida. Es lo que esta sociedad genera, chavales que son incapaces de “pensar”, que cometen una acción demencial sin sentido. Simplemente no saben lo que es tomar una decisión tras una reflexión. Se podría buscar un significado aunque resultara contrario a la sociedad bienpensante, rastrear un mensaje urgente, incómodo pero con alguna suerte de trasfondo. No busques, no hay nada. No hay una consigna, un poema, una canción . Sólo cocaina sobre capós de vehículos para escapar por unas horas de mí mismo.

No me marees, me voy a tomar una caña. Sólo quiero circo, sólo quiero leer el Marca y ver “Sálvame” para contar lo mal que está la tele últimamente, sólo quiero saber cuántas medallas ganamos en el Europeo de Atletismo. Somos los mejores.

Nos dio pena que en su día se separaran Uncle Tupelo. Después nos dimos cuenta de que fue una bendición. De sus cenizas nacieron Wilco y Son Volt. Clonamos el pata negra. Ya lo cantaba Jay Farrar, tal vez el viento se lleve los problemas.

martes, 3 de agosto de 2010

Ultramaratona Atlántica, uma praia infinita

Esta carrera la descubrí en Febrero, en la feria del Maratón de Sevilla. Un maratón por la playa. Instantes después de leer el folleto, ya había decidido que salvo fuerza mayor, estaría en esa línea de salida. Me gusta probar cosas nuevas, diferentes. En mi fuero interno, siempre pensé que habría tramos de playa pero que probablemente existirían kilómetros más fáciles de gestionar. Eso de correr un maratón completo sobre arena de playa parecía demasiado salvaje. Bien, me equivoqué. Éste sí que es un maratón fácil de señalizar. Desde la playa de Melides, sigues la costa hasta la playa de Troia, siempre hacia el norte. No tiene pérdida.

He conseguido alguna foto de la edición anterior para que os hagáis una idea.

Por primera vez este año, me presentaba entrenado de verdad y seguro de que disponía fondo y el armamento adecuado para la empresa que tenía entre manos. Después de dos meses de competiciones y un mes de entrenos propiamente dicho –aunque sin carácter sistemático alguno, haciendo lo que me apetece-, me encuentro bien, casi , casi como nunca, casi, casi, como cuando hace dos años, marché a Roth. Lo que sí tengo claro es que fue un acierto no entrenar por arena. Si se me llega a ocurrir marchar a la playa de Aveiro a hacerme diez o quince kilómetros para probar, me da que hubiera descartado la carrera por imposible. Sin embargo, cuando ya estás metido en faena, no te queda otra que seguir adelante.
La noche anterior la pasé al raso, en una playa de Troia. Ya sabéis que para esto soy un poco “indio”. Troia no es una ciudad, es un complejo turístico moderno, orientado hacia la gente de Setubal, que llega en continuos barcos. Sin rastro del encanto del auténtico Portugal que amamos. La ventaja es que el paraje es bastante tranquilo así que me animé a pasar la noche en saco bajo los estrellas, acunado por el sonido del mar.Todo está enfocado a Septiembre, todo el entrenamiento está pensado paraTor de Géants. Allí dormiré poco y mal así que me lo tomaba como otra forma de endurecer el cuerpo y el espíritu. A ello se une que el libro con el que estoy ahora y que me dejó Alicia,"Hacia rutas salvajes" de Krakauer, es el retrato de un chico de buena familia que, recién licenciado, renunció a todas las comodidades para vivir por sus propios medios... hasta que murió de hambre en los bosques de Alaska -próximo post-

214 atletas en la salida. Nada más comenzar, no llevamos ni diez minutos, no hemos corrido ni un kilómetro y ya todo aquello me parece un disparate sin sentido. La playa que quizá yo imaginé algo más transitable no es más que un montón de arena (¿Qué esperabas?) en el que te hundes y cuesta horrores avanzar. A pesar de salir una mañana fresquita y con una agradable niebla, en menos de un cuarto hora estoy sudando a chorro con un extraño dolor en la parte izquierda de la zona lumbar. Afortunadamente éste desaparece poco después. Donde fueres, haz lo que vieres. Como siempre en Portugal, todos los corredores salen disparados. El problema es que no todos los atletas adoptan las mismas soluciones para marchar por la arena. Unos van por la parte más alta, otros pegados al agua, mojándose las zapatillas desde el comienzo. Prueba una forma, pruebo la otra pero ninguna me convence. Tampoco me acerco demasiado al agua. Me parece demasiado pronto para correr con los pies mojados. Hay atletas que van descalzos cargando con las zapatillas en la mochila, otros lucen una especie de escarpines con suela aunque la mayoría llevan zapatillas de asfalto con guetres. No hay nada como enfrentarte a una situación especialmente exigente para aprender a moverte. En menos de una hora recibo una clinic acelerado sobre correr sobre arena. No sé por qué comencé a correr yendo por las zonas que me parecían más sólidas, sin marcar demasiado. Poco a poco me doy cuenta que la mejor manera es seguir las marcas de los que han pasado y aunque sufriendo, consigo mantener un ritmo. Primer punto kilométrico, 5,5. Al loro, estoy corriendo a más de siete minutos y con muchos problemas. Ya tengo claro que esto va a ser un triunfo si consigo hacer la prueba entera sin caminar, lo que a estas alturas me parece altamente improbable.

Alarmado, le pregunto a unos portugueses si toda la carrera es así. Me responden que a partir del diez cambia, mejora. En ello creí entender que nos sacarían de la playa y nos llevarían por alguna sólida y maravillosa pista. Llegando al kilómetro diez, la niebla se va levantando y se observa una playa infinita por donde a lo lejos, se ve transitar corredores. Descorazonado, constato que esto no tiene ninguna pinta de salir de las lindes del mar.

A partir del kilómetro 12 la arena es algo más sólida aunque sigue siendo muy complicado correr. En meta se comentaba que otros años, al bajar la marea, había quedado una superficie más dura. A medida que caen los kilómetros, corro con algo más de marcha y animado. LLegando al kilómetro veinte, me noto que voy bastante bien, empiezo a adelantar atletas con síntomas de agotamiento.

La carrera es en autosuficiencia. Te proporcionan un litro y medio de agua en la salida que llevas en el camelback. Sólo hay otro avituallamiento en el 28, donde te darán otro litro de agua más. Cuando llego, me bebo medio litro de un trago y el otro lo guardo. En meta entraré sediento y sin líquido.

Nunca se ve el final. Hay que rodear la península pero el contorno de la misma siempre se intuye inalcanzable entra la bruma. Ahora sí voy enchufado. Comienzo a ver atletas en lontananza. Empiezo a contar a los que voy adelantando, algunos con muchos problemas. Desde los quince kilómetros aproximadamente, corro por el borde del mar. Aunque me he pasado la carrera corriendo inclinado, me parece el sitio más correcto. Por supuesto los pies los llevo empapados por las olas pero no me importa demasiado.

Poco más allá del treinta, la arena torna más dura. Ahora sí, ahora, si llegas con fuerza, después del calvario anterior, te da la impresión de que te nacieron diminutas alas en los pies. Yo sigo a lo mío, adelantando y gozando hasta meta, donde llego con un tiempo de 5:09. Puesto 52. Después piensas que quizás podías haber apretado al principio pero hay que ser realista, cuando al principio sólo pensabas en sobrevivir, se antoja quimérico pensar en acelerar.

Por ahora no tengo fotos. Estoy esperando que me pase "El chino" las que nos hicimos en meta, después de charlar un buen rato con uno de los ilustres del trail que ha competido en todos los continentes. Algo que comentábamos y que también pensaba mientras corría era que por este año, con un día, he quedado "jartito" de playa. El fin de semana que viene a la montaña. Una cosa sí os digo, de los 39 maratones que llevo en las piernas, probablemente sea del que guarde un recuerdo más especial. Prueba recomendable para los sinceros amantes del fondo, para los talibanes, para los de paso tras paso sin más meta que el horizonte inalcanzable allá a lo lejos.

De música, dejo dos piezas. Algo muy obvio, "Carros de fuego" de Vangelis pero es que retrata exactamente cómo me sentía los últimos kilómetros cuando corría con la extraña e inexplicable alegría del final de un maratón bien corrido, cuando atravesaba las playas con tiempo para apreciar la belleza de las dagalas tiradas al sol, mientras tú ibas "sufriendo a gusto".

Aparte buscaba algo con el sonido del mar que nos acompañó durante todo el recorrido y me acordé de una canción de mi juventud, la versión de Loquillo y Sabino de la música de "Hawai 5-0", si mal no recuerdo banda sonora de una serie de televisión aunque para mí está mas unida a un mítico programa iniciático de Radio 3.

"¡¡YO SOY ESPARTACO!!"