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domingo, 29 de marzo de 2015

El francotirador de Clint Eastwood


Clint Eastwood, como director, atesora un par de obras maestras además de un puñado películas excelentes, legado suficiente para casi colocarlo a la altura de los mejores. El resto, la mayoría,  son obras de oficio, bien hechas, entretenidas y algo de morralla. De estas últimas, nosotros siempre fuimos fans -antes de que Clint sorprendiera al mundo con eso de convertirse en un gran autor-, incluidas las del entrañable orangután Clyde.
 
"El francotirador" es regularcilla, a colocar entre en el grueso de su filmografía, sin pena ni gloria, de las que viene estrenando tras "Gran Torino" -aunque alguna se me ha escapado sin poder verla-. Aun así, tiene su mérito, ya que Clint va para noventa años y el tío sigue estrenando película al año.Que esté nominada a mejor película del año es una especie de broma, que tenga que competir con "Birdman" es una falta de respeto, es comparar la velocidad de una moto GP con la de una bicicleta, si cambiamos kilómetros/hora por arte/minuto.

Sin embargo, decidí dedicarle unas palabras por el revuelo que se formó a cuenta de tacharla de película fascista. Partamos de que se ha llegado a un punto donde se abusa tanto del termino fascista como descalificativo que en la práctica se ha vaciado de significado. Ante el rasgarse las vestiduras de la corrección más pacata, un voto por Clint, no por defender la película, sino por advertir que Clint siempre ha sido el mismo impresentable, que lo que cambió fue la visión de los que hasta hace poco lo enaltecían. A pesar de esa poética redención en lo tocante a sus escrúpulos a la hora de tirar de gatillo, que buscó en la que iba a ser su última escena como actor en "Gran Torino", Clint es el que es, y él es el Sargento Highway, el Sargento de Hierro. Cuando nos reíamos en los ochenta con este engendro, pensábamos que era una comedia, pero cuando al final la cosa concluye con la reivindicación de los soldados que "empataron" en Corea y perdieron en Vietnam a través la victoria de la invasión de Granada (a propósito, no sé si lo he soñado o algo he leído: ¿vamos a hacer una película sobre la toma de Perejil?) contra cuatro cubanos, te quedas un poco perplejo; "Joder, ¿pero esto tenía un mensaje serio?". En fin, como al Joh Wayne de las pelis de vaqueros en mis ojos de niño; hay que seguir viéndolo como lo que es, un icono al que no me siento con capacidad para juzgar porque está por encima.

Relacionado, en "El francotirador" la instrucción también me parece bastante graciosa en el peor sentido, tal vez  porque vuelve a intentar vendérmela en serio, tal vez porque soy mayor para estas cosas. En la película sí hay un truco de tahúr de medio pelo: Chris Kyle ve en las noticias el ataque a las Torres Gemelas y decide alistarse. Su primer destino: Faluya, Irak. Después he pensado que tal vez no sea tan burda esta tramposa elipsis, que hay pocas cosas más frágiles que le memoria colectiva, y es que a Irak no se fue a luchar contra Al Qaeda.

Pero sí hay algo memorable en la película. Chris Kyle, el protagonista tiene un muchacho  y lo ves con un crío que parece un muñeco; pasa rápido y te olvidas. Sin embargo, en otra escena en la que discuten Bradley Cooper y Sienna Miller, supuesto climax dramático, se pasan uno al otro al jodío muñeco y yo no soy capaz de prestar atención a qué están diciendo sino que simplemente alucino con que en una película de ese presupuesto, no contaran con un niño de verdad. Después he leído que lógicamente ha habido mucho cachondeo con el tema en internet. Parece ser que el niño tenía fiebre y Clint dijo que se grababa el día fijado con el muñeco; "Dile tú que no", ha señalado el guionista.

Para acabar, un par de enlaces: un reportaje de El Mundo sobre los francotiradores del ejército español que puede ser interesante para alguien y una curiosidad: uno de mis primeros relatos se llamaba "El francotirador".

lunes, 8 de febrero de 2010

Hitchcock Invictus

Este año se cumplen cincuenta años desde el estreno de "Psicosis". Una obra extraña. Hitchock, ya una estrella, en su etapa americana decide hacer una película de bajo presupuesto en blanco y negro, sin las grandes estrellas con las que ya acostumbra a trabajar, mata la actriz protagonista antes de la mitad del metraje y sorprendentemente la película se convierte en un clásico. Uno más del amigo.

Si algo recordamos desde críos de la peli, es la escena de la ducha. Aparte de la magistral frenética sucesión de planos desde puntos de vista diferentes, la cabra tira al monte y a mí lo que siempre me pareció maravilloso fue la música de Bernard Hermann, otra geniecillo que se las vio y deseó para convencer a Don Alfredo de que la escena debía ir acompañada de su simple y extraña composición. La idea del director era montar la escena solamente con el sonido del agua. Hermann le obligó a escucharla con su música y no hubo más que discutir. Puff... menos mal. Los "violinazos", bien podían ser las cuchilladas, bien los nervios en tensión. Austeridad al servicio de la historia del cine.

Bueno, imagino que os apetecerá ver una vez más cómo acuchillan a Janet Leigh (a propósito, no es su cuerpo, es una doble, ella no estaba dispuesta a enseñar tanto palmito). Ahi va la escena. Sigue dando miedo, no hay mayor elogio. Que la disfrutéis.

Para mí, los mejores directores de la historia del cine son John Ford, Hitchcok y Elia Kazan. A Kubrick lo reconozco como genio pero entiendo que no siempre tiene uno el cuerpo para echarse al coleto alguno de sus ladrillos. Scorsese, un escalón por debajo. Eastwood, cada día más sabio y últimamente en estado de gracia facturando cine clásico de antaño (el logo de la Warner en blanco y negro al principio de cada película es toda una declaración de intenciones), le seguía los pasos al neoyorkino.
Una de mis primeras entradas se la dediqué a al amigo Clint, icono jaramuguil. Cuando se nos muera, seguro que habrá que instaurar una "Noche de Clint" al igual que tenemos "La noche de Johnny Cash". El sábado vi "Invictus" y me decepcionó. Es una película menor dentro de las grandes que se había ido marcando en los últimos tiempos. Ya me enteré que es un trabajo de encargo. Película con oficio para una historia inspiradora.
No sé si es el hecho de que ya prácticamente no veo nada de deporte (me encanta practicarlo, me aburre sobremanera verlo) influye, pero creo que en general cine y deporte no casan bien; No recuerdo un clásico de verdad que me entusiasme sobre el tema, a excepción del boxeo, por supuesto. Un deporte que me parece una animalada y que sin embargo me ha hecho pasar grandes ratos: "Más dura será la caída", "Million Dollar Baby", "The Boxer", "Cuando fuímos reyes" y sobre todo "Toro Salvaje" (tengo la impresión de que se me olvida alguna cojonuda)....¿"Rocky"? Que sí, hombre, cojonuda no es pero la primera es una buena peli. Nominaciones al mejor guión y.... agárrense... al mejor actor para un tal Sylvester Stallone (los miembros de la Academia creían que estaba actuando, je, je).

Como siempre me voy por las ramas, "Invictus", como obra, no tiene gran valor pero la historia que hay detrás y sobre todo el personaje de Mandela es francamente fascinante. Es difícil encontrar adjetivos para una persona que encerrada durante veintisiete años en una celda, se rige por una sola obsesión: perdonar, buscar la reconciliación porque considera que es el único camino posible para salir adelante. Un mensaje que llega hasta el fondo porque además sabes que es real, sólo por eso merece pagar la entrada. Inspirador, o al menos debiera serlo. Aquí os dejo el poema que ayudaba a Mandela cada día a mantener la fe, la esperanza. Todos tenemos grandes y pequeños problemas. Actitudes tan valientes como la de Mandela nos deberían servir de ayuda.

Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma

Por si a alguno le interesa la historia del cine -yo soy un frikie de los clásicos-, os dejo el trailer de "Psycho" que se elaboró para su estreno. Ya sabéis que Hitchcock, con ese aspecto inofensivo, además de ser un puto genio y una mente retorcida, era un cachondo. Una curiosa forma de presentar un clásico de terror. Un trailer como Dios manda, no los de ahora.

Me voy a la cama. Como dice el chulo, ale, con Dios.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La escuela lituana

A pesar de lo que parece, este texto no trata sobre baloncesto o no sólo sobre baloncesto.

Llegué al mundo del deporte procedente del baloncesto. Desde dagal, con el paso de los años aprendí a amar este juego como ningún otro y lamentablemente hace dos años decidí dejarlo definitivamente. Es un deporte más duro de lo que la gente cree y el peligro de lesión me parece constante. Por ello, con todo el dolor de mi corazón, corté de raíz.

En una ocasión todos los chavales de los equipos de Ciudad Rodrigo fuimos a ver un Torneo de Navidad a Madrid y disfrutamos de una inolvidable final Real Madrid-URSS donde entonces despuntaba un chaval llamado Sabonis, el que siempre será junto con Petrovic, mi jugador favorito. Grandes jugadores he conocido y conoceré pero esas cosas ya no cambian. Las experiencias de adolescente pesan mucho. Sabonis, además de ser letal bajo el aro, era un pívot grande con una inteligencia y una facilidad para asistir y dar pases proverbial, digna del base más despierto.


Hace unos años, después del enésimo batacazo de los americanos en alguna olimpiada o mundial, unas declaraciones de Larry Bird cayeron como un terremoto en el mundo de la canasta. Venía a contar que a él, desde niño le enseñaron a botar, a pasar y a tirar y que lo que veía ahora en el baloncesto americano no era más que un panda de niños obsesionados por hacer mates y tonterías varias, olvidándose de los cimientos, de la base.

En los mentideros baloncestísticos, frase hecha, frase dicha hasta el hastío es el elogio a los “fundamentos” que tiene cualquier jugador procedente del este y especial mención merece Lituania, ese pequeño país anexionado por la U.R.S.S. tras la Segunda Guerra Mundial, donde el baloncesto es una religión. La lista de jugadores es grande y excelsa y hasta a los viejunos ajenos al mundillo algún nombre le recordará sus años mozos: Homicius, Kurtinaitis, Sabonis, Marchulenis, Jaskevicius.

Maestros sabios, pasión, tradición y obsesión por el trabajo bien hecho con los críos convierten a cada jugador de élite, independientemente de su posición, en un atleta capacitado para manejar con solvencia todas y cada una de las suertes de un deporte extremadamente técnico.

A pesar de todo lo expuesto, no iba yo a hablar de baloncesto y al final he tenido que recortar a base de bien. Ya lo he dicho en alguna ocasión, cuando me pongo no paro. Iba a hablar de uno de los temas sobre los que trata “Gran Torino” y al fin y al cabo de lo mismo que hablaba Larry Bird y de lo mismo que encarna el equipo de baloncesto de Lituania.

Para Clint este coche, esta cosa es un símbolo que encarna unos valores que él ve esfumarse en su país y por ende en Occidente. Es el gusto por las cosas bien hechas, el hacer las cosas con mimo, con cuidado.








Precisamente ahora que todos los medios nos bombardean con noticias sobre jóvenes asilvestrados, fomentando a menudo, desde mi punto de vista, una alarma social desmedida; ahora que, sin embargo, de igual forma eres consciente de lo poco que tenía que ver ese Abel adolescente con la gente que actualmente puebla las aulas, parece razonable intentar volver hacer una llamada a algo tan simple como intentar hacer los cosas bien en el día a día. Clint le entrega a su protegido un cinturón con herramientas. Es todo lo que necesitará para defenderse en la vida. Sean unos utensilios u otros, si cumples, si haces las cosas bien, todo vendrá rodado.

Supongo que cada uno tiene unas virtudes, cada cual sus talentos. Sé lo que se me da bien.Yo siempre he sido un poco gañán para algunas cosas y admiro a algunos amigos que son muy aplicados, muy de llevar las cosas como tienen que ser, sobre todo las "manuales" y respecto a las cuales yo soy tan "dejao" y ahí entra desde la mecánica a la electrónica. También es cierto que tal vez siempre me han gustado demasiadas cosas y ya se sabe, el que mucho abarca...


En fin, estamos en temporada de nuevos propósitos y aparte del ya conocido de entrenar con más cabeza y sobre el que todavía hay por ahí mucho escéptico, presumo de dos muy importantes para este Octubre entrante, igual de duros, igual de difíciles, que trataré de cumplir...¡NO!... que cumpliré día a día, semana a semana:

1º). Comienzo a estudiar en serio. Voy a tener las tardes libres y estarán dedicadas exclusivamente a ello. Esto sí que va a ser preparar un ironman de verdad.



2º). Voy a limpiar las bicis. Ya sé, ya sé que esto va a ser lo peor. Sin embargo a alguno os voy a dejar alucinado con mis impecables y brillantes monturas.

He dicho.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Monos

Quizá a alguno le extrañó que no le dedicara una entrada a Michael Jackson. La verdad es que aunque a muchos le parezca blasfemia, a mí no me parecía tan grande. Supongo que para que alguien me llegue de verdad y lo coloque en mi estante de los intocables, debe ser portador de un mensaje que no soy capaz de encontrar el pequeño de los Jacksons. Ojo, que también afirmo rotundamente que en cualquier discoteca mínimamente presentable debería existir una recopilación de Michael y otra de The Jacksons De la misma forma supongo que gran parte de la responsabilidad de sus éxitos la tiene Quincy Jones y la mítica factoría Motown de San Berry Gordy.

De las miles de cosas que se contaron tras su muerte, una me hizo gracia. Se afirmaba que durante unos años, cuando empezó a perder la chaveta, su mejor amigo era un chimpancé. Después ya me enteré que su nombre era Bubbles. Y yo me pregunto si alguien le ha explicado a Bubbles que Michael se ha ido para siempre. Pobre bicho.

A santo de esto y tras esta sesuda introducción, os hago una entrada de monos, mi animal preferido. Sin lugar a dudas bastante más inteligentes, cachondos y sensibles que muchos de nosotros. De crío me quedaba flipado mirándolos en el zoo, de viejuno no me pierdo sus documentales.

Aquí otros ilustres.

Clive y Clint. Una de las primeras entradas de este blog estuvo dedicada al genio. http://atalanta77.blogspot.com/2008/12/muchachada-triunfa.html Antes de convertirse en el nuevo John Ford, Clint se marco algunas películas, podíamos decir que de una calidad “incomprendida”. Como nosotros siempre hemos sido un poco raros, ya éramos fervientes seguidores. Creo que con este simpático orangután grabó dos pelis, “Duro de pelar” y “La gran pelea”, en las cuales ayudaba a Clint a repartir mamporros por doquier. Después escuché al genio relatar como Clive era aficionado a las cervezas en los descansos del rodaje. Ambos se ponían a beber cervezas sentados en la barra hasta que Clive se caía literalmente redondo al suelo. Entrañable.

King Kong. Supongo que será un gorila gigante. Estas cosas marcan. Seguro que todos nos acordamos de la primera vez que vimos esta peli de críos. Ya sé que debería utilizar un fotograma de la película original pero uso la de Peter Jackson porque he de reconocer que todo era una excusa para plantar una foto de Naomi Watts, una de las chicas fetiche de Atalanta. No me extraña que el mono se volviera majara.



Ale, y ahora os pongo una mía en Marrakech. Coño, esta foto iba a decir que vale mucho por su valor sentimental pero es que de verdad valió mucho. El Ciego se ablandó y casi le paga al moro lo que pedía. Lo bueno era que el mono chico, cuando no le quería pagar, tornó su simpatía en mordiscos en la mano. Si ya lo digo, mucho más listos que nosotros. Al loro con los pañales.




En fin, para acabar esta entrada chorra de “monkeys”, los más chorras, el "celebrities" de la mona chita de la Muchachada. Antológico. Abstenerse los no iniciados ya que pueden sufrir un shock. Si os queréis iniciar, mejor acudís a mi anterior entrada sobre los de Albacete. Imposible no reirse con Hulk Hogan y Margaret Thatcher. http://atalanta77.blogspot.com/2008/12/muchachada-triunfa.html

viernes, 13 de febrero de 2009

Una de pelis

Una breve semblanza de las tres últimas películas que he visto en pantalla grande.


"Australia" de Baz Luhrmann.

Un espanto. Algo le había leído a David y Nacho. Ingentes cantidades de dinero derrochadas al servicio de la nada más absoluta. Una película maniquea llena de absurdos e irreales personajes. ¿Una vuelta al cine clásico? ¿Un nuevo "Lo que el viento se llevó"? Por favor... Cambiamos las frases finales, el "Francamente, querida, eso no me importa" ( y portazo) de Gable por "Como en casa en ningún sitio" de Hugh Jackman, el aventurero renunciando por amor a su estilo de vida. Baz Luhrmann ha conseguido lo increíble, que incluso Nicole Kidman, una criatura "botticelliana" de belleza imposible, me resulte cargante. Al menos, se disfruta de unos paisajes maravillosos.
"La Ola" de Dennis Gansel.
Me gustó. Salvando el hecho de que los presupuestos sean quizá irreales, sobre todo por la velocidad a la que se degenera la situación, me parece muy interesante. Un película que invita a reflexionar sobre la posibilidad de que en los democráticos y sociales estados occidentales, llenos de derechos y libertades, pudieran triunfar ideas o regímenes totalitarios. A tener en cuenta en los tiempos tormentosos que se avecinan, donde la falta de estabilidad social puede generar situaciones peligrosas con tentaciones siempre al acecho. Hay que estar alerta.
"El Intercambio" de Clint Eastwood.
Aunque parezca increíble, una historia real. Nueve de cada diez directores con este material se marcarían un "estrenos tv" lacrimógeno insoportable. Sin embargo, el amigo sin llegar a obra maestra nos vuelve a regalar una gran película. Las obras de este hombre se están convirtiendo en clásicos instantáneos. Me pasa lo mismo que con Scorsese; continua tensión del espectador en cada plano. Casting brillante en el que hasta Angelina Jolie, actriz que nunca me ha transmitido demasiado, me gusta. Pues eso, viejo, que nos dures muchos años, que conserves la lucidez y nos regales otro puñado de buenas historias. Esperamos con ansia "Gran Torino"

miércoles, 20 de agosto de 2008

CLINT EASTWOOD


El gañán que mudó a genio. De “zote” a intelectual.

El triatlón y el deporte para un rato, ejem, para un buen rato… si no que se lo digan a alguna chica de la panda. Pero bueno, a mí es que me gusta escribir sobre otras cosas y aprovechando que estos días me he visto dos películas del amigo Clint, he decidido escribir cuatro letras.
Para nosotros, bueno más bien para Ironmanu y para mí, Clint Eastwood, siempre ha constituido un icono, medio en broma, medio en serio, siempre nos pareció uno de los grandes. ¿Quizá el último actor que podemos calificar de clásico? Creo que nadie puede negar la enorme fuerza de su presencia en pantalla. Se hace famoso a principios de los sesenta con las tres películas de Sergio Leone: “Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo” donde sin apenas decir palabra, su poncho y su cigarro, quedan grabados para siempre en la mente de varias generaciones.
Muy pronto le llegan las ínfulas de director y compagina engendros fascistoides y descacharrantes como “Duro de Pelar” con el orangután Clive como tierno compañero (lo siento, una debilidad) con algún producto más digno.
La serie de Harry el Sucio lo pone en primera línea, un poli por encima de la ley. Lo justo para él….¿derechos?...¿garantías?...¿presunción de inocencia? Al malo, matarile. Una peligrosa apología de la violencia en la América de los ochenta.
Pero lo que realmente motiva esta disertación es el giro que se produce en los noventa. Todos sabíamos de su afición por piano, su enciclopédico conocimiento sobre blues y jazz pero ya nos sorprende con una gran película como es “Bird” basada en la tormentosa vida de Charlie Parker.
Se marca algún producto cómico como “El Sargento de Hierro” que me niego a tomarme en serio para deslumbrar con una serie de buenas películas como “Million Dollar Baby” o “Un mundo perfecto” y sobre todo dos clásicos instantáneos que para mí lo colocan a la altura de los más grandes: “Sin Perdon” y “Mystic River” con varias escenas antológicas que entran por la puerta grande en la Historia del Cine. El final de Mystic River, cuando la esposa de Sean Penn justifica en la intimidad de su habitación el cruel comportamiento de aquél, simplemente me pierde. Pata negra como está concebida esa escena.
Al final, con estupor percibimos como el que creíamos fascista, es un pacifista (“Cartas desde Iwo Jima”), está a favor de la eutanasia (“Million Dollar Baby”) y critica el sistema penal norteamericano (“Un mundo perfecto”). Un verdadero progre, vamos. Verlo para creerlo.
Aunque bueno, nada mejor que una buena carnicería para acabar el western crepuscular por excelencia: “Sin Perdón”. El protagonista no estaba por la violencia….pero es que le obligan. La cabra tira al monte… y a nosotros nos encanta.

Ya lo decía Clint cuando lo criticaban en tiempos de Harry:

“En el Antiguo Testamento sí que hay violencia de verdad”