Mostrando entradas con la etiqueta Lucinda Williams. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lucinda Williams. Mostrar todas las entradas

jueves, 17 de marzo de 2011

De vuelta


Tengo unos cuantos posts en la recámara, esbozos pendientes de retoque, que ya no tengo tiempo de rematar antes de marchar, así que dejo un breve apunte, probablemente más valioso.

Durante estos días han publicado nuevos discos Lucinda Williams y R.E.M., "Blessed" y "Collapse into Now", respectivamente.

La gran dama vuelve por sus fueros y pare obra magna. Resabiados tras "Little Honey", esperábamos con cautela sus nuevas canciones. Egoístamente, pensábamos que la felicidad no le sentaba bien a sus composiciones. Me alegro de haberme equivocado, me alegro de que sea feliz y de que siga siendo una de las mejores autoras e intérpretes americanas, sino la mejor.



Por otra parte, R.E.M, uno de mis grupos favoritos en otros tiempos, de los que era defensor a muerte hasta cuando le empezaron a caer palos por todos lados y a los que tuve que abandonar con pena porque engendros tan flácidos como "Up" o "Around the Sun", no había Dios que los soportara, vuelven con dignidad. Tras el voto de confianza que nos arrancó el breve y enérgico "Accelerate", se han marcado un gran e inesperado disco. No, no habían olvidado componer grandes canciones. Os dejo dos vídeos de "ÜBerlin", un clásico instantáneo de los de Athens -parece del "Document"-, uno con la letra y otro con un paseo-baile muy bueno.

Carne de MP4 para noches de ultratrail. Que ustedes lo disfruten.





"Todos los pensamientos fértiles y poderosos surgen cuando se está en acción"

domingo, 21 de marzo de 2010

Delibes y el subbuteo


Dejé aparacada la entrada dedicada a Delibes. Cuando me enteré el viernes pasado de su muerte, ya marchaba a Madrid y no me dio tiempo a escribir. Aquella mañana, al escuchar la noticia por la radio, me emocioné. Creo que es la primera vez que me ocurre con alguien famoso, con alguien que no conozco. ¿Por qué?

De todos los ilustres y "famosos" con que nos bombardean a diario los medios, las personas que realmente valoro o de alguna forma venero, son los creadores y dentro de ellos los escritores. Todos los que consiguen moldear con genio y maestría la, para mí, creación humana más admirable y perfecta, la lengua. Esa capacidad que tiene el hombre para aprehender un concepto, una sensación, una situación mediante una serie de signos que se fueron ajustanto más y más a lo que se pretendía describir o expresar. Sistemas extremadamente complejos con los que algunos autores te pueden llevar muy lejos. Unos cuantos, muchos o pocos, según se mire, me han ayudado a conocerme mejor, a elegir caminos, a ser como soy. Y lo maravilloso es que ese proceso es infinito, nunca terminarás de buscar y de sorprenderte.
De Delibes leí varios libros. Me parecieron buenos, me gustaron pero no puedo hablar de ellos con solvencia porque la mayoría pasaron por mis manos hace mucho tiempo, cuando aún no estaba formado. El que leí más recientemente fue "El Hereje". Apuntándose al género de moda y partiendo de un episodio histórico, novela con eficacia y mantiene el interés.

Sin embargo, con Delibes mantengo una singular y ficitia relación espiritual, basada en los recuerdos de mi infancia y adolescencia. Delibes me enseño a leer y por ello no puedo estarle más agradecido. No recuerdo exactamente cuál es el primer libro que leí en mi vida pero "El Príncipe Destronado" bien podía serlo.
1981-1982. Entre ruedo de sables, España adquiría su mayoría de edad democrática, se aprestaba a su primer gobierno socialista y al Mundial de Fútbol del Naranjito.

Con once, doce años los amigos organizamos un campeonato de subbuteo. Como decía el anuncio, si sabes qué es el subbuteo, deberías empezar a cuidarte. Pequeños jugadores de fútbol que descansaban sobre medias esferas en un campo de tela que nos planchaban nuestras madres y que se impulsaban con el dedo cual chapas y canicas. Las piezas venían con el cola cao y era complicado hacerse con dos equipos completos... porque había que tomar muchos "colacaos" con galletas. Recuerdo que había cuatro selecciones: Brasil, Argentina, Alemania e Italia.


Nosotros reunimos dos equipos mezcla de todos y organizamos un campeonato. En casa de Ángel pasábamos muchas horas jugando; allí me dio por revisar los libros que tenía su hermano en los estantes y un día decidí llevarme "El Príncipe Destronado". Desde muy dagalín leía muchos cuentos. Recuerdo que incluso una tía que estaba con nosotros en Valencia, siempre que me venía a ver, me traía alguno nuevo. Todavía tengo una cartera con todos. Después ya pasé muchas horas leyendo tebeos de "Jabato", "Mortadelo", "Astérix", "El Guerrero del Antifaz".... pero un
libro enterito, sin "santos", se antojaba largo y rollo. Al final no fue para tanto, se hizo bastante ameno y corto. Recuerdo episodios concretos del libro, me gustó pero no me entusiasmó, la verdad.
Después leí otro de Delibes, "El Camino". Sí, este sí me gustó mucho. Las andanzas de Daniel el Mochuelo, Germán el Tiñoso y el tercer amigo -me niego a usar google, espero que un día vuelva a mi memoria...¿podía ser Roque?-. Aunque entonces no fuera consciente, ahí sí que empezó algo nuevo y grande en mi vida, de pronto aparecieron un montón de horas de aventuras, conocimientos y entretenimiento. El pasatiempo más barato y accesible. Tal vez por eso me emocioné ese viernes por la mañana cuando me enteré de la muerte del escritor.

Años después, todavía de adolescente, seguí con "Las Ratas", que no recuerdo muy bien,"Los Santos Inocentes", tan buena la película como el libro, "Cinco horas con Mario" que con esa edad no pude entender aunque me quedé alucinado con que todo un libraco fuese el monólogo de una viuda ante el ataud de su marido fallecido.
Tras ello, me pasé un par de años leyendo novelas de Sven Hassel y ensayos sobre la Segunda Guerra Mundial pero ésa es otra historia.

Mis abuelos eran guardianes de fincas y te cuenta historias de miseria no muy alejadas de las de "Los Santos Inocentes" Mi abuela Claudina está en el hospital, anda la mujer ahí, ahí, con noventa y cinco años, peleando la vida. Se ha roto la cadera y anteayer la operaron. No es que tenga ninguna enfermedad en concreto. Cuando se muera, se morirá de vieja, sin más. Aparte de la difteria que sufrió de niña y de la que te habla como lo peor que ha pasado en la vida, no la recuerdo en el hospital. Hace pocos años la operaron de cataratas y ahora lee mejor que yo. Como mi bisabuela y por lo que cuentan, mi tatarabuela, son de la estirpe de mujeres castellanas, menudas y duras, nervios en tensión, hechas a soportarlo todo. Estoy seguro que el coraje que le echo a las carreras de ultrafondo cuando el tema se tuerce, me viene de su sangre. Aunque el médico nos pintó un panorama bastante negro, ayer se encontraba bastante bien y no hay mejor señal que su reacción al enterarse de que su hermana estaba bien, cuando respondió, echándose a reir con el desparpajo que la caracteriza: "Sí, sí, bien.... ¡¡DE COJONES estamos las dos!!". Me da que el más allá va a tener que esperar.

Para una entrada dedicada a un grande, música grande. Ya sabéis que ahora estoy enganchado a Lucinda Williams. Como el amor al que dedica "Essence", su música, su voz mece y raspa a la vez. Una canto de amor y un lamento de una intensidad asfixiante. Que las disfrutéis.




"I envy the wind"

I envy the wind
that whispers in your ear
that howls through the winter
that freezes your fingers
that moves through your hair
and cracks your lips
that chills your to the bone
I envy the wind

I envy the rain
that falls on your face
that wets your eyelashes
amd dampens your skin
and touches your tongue
and soaks through your shirt
and drips down your back
I envy the rain

I envy the sun
than brightens your summer
that warms your body
and holds you in her heat
that makes your days longer
and makes you hot
and makes you sweat
I envy the sun



"Blue"

Go find a jukebox
And see what a quarter will do
I don´t wanna talk
I just wanna go back to blue

Feeds me when I´m hungry
And quenches my thirst
Loves me when I´m lonely
And thinks of me first

Blue is the color of night
When the red sun disappears from the sky

Raven feathers shiny and black
A touch of blue glistening down her back

We don´t talk about heaven
And we don´t talk about hell
We´ve come to depend on
One other so damn well

So go to confession
Whatever gets you through
You can count your blessings
I-ll just count on blue