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miércoles, 16 de enero de 2013

"Amor" según Haneke



La mejor película de 2012.

El magistral retrato de un amor fuera de los focos que no interesa.  Ser anciano es ese tiempo en el que todo está mediatizado por el deterioro físico, donde la ley natural es la fragilidad de la existencia transformada en cuenta atrás para el temible final o, peor aún, para el definitivo fuera de juego en una sociedad que aparta displicente. Una edad en que la pregunta: "¿Cómo estás?" se convierte en amenaza, en que la respuesta viene a ser un parte de guerra. Una edad en la que toca volver atrás y ante la fealdad del presente, devorar en arrebatos viejos álbumes de fotos para recordar que esta misma vida también  fue hermosa, que aunque ahora, en la antesala de la puerta de salida, reine el plazo, en tiempos también  nos pareció infinita. Y esa vida fue más vida porque fue junto a ti. 

Y ahora al amor se le une la culpabilidad del que cree no  hacer lo suficiente. Y la culpabilidad del que solo cree ser un lastre inmerecido para el que ama. Y el miedo. Y la incomprensión. Y la paciencia. Y la ira.


Un gran autor cuenta mejor porque conoce su oficio y sabe manejar las herramientas . Como es usual, cada plano de Haneke está impregnado de una fuerza y poesía singulares, obra del dueño de una sensibilidad especial. 

Hacer buen cine es retratar la vida a través de un puñado de escenas. Y Haneke nos dice que la vida es algo que sucede o en el que algo está a punto de suceder. Para ello le bastan una cabeza de ojos abiertos sobre la almohada de madrugada , una paloma, un encadenado de paisajes, el silencio.

Y esta obra y este texto vuelve a remitir a ese maravilloso párrrafo de "Carta a D. Historia de una amor" sobre el amor del filósofo André Gorz a Dorine que hace tiempo pasó por aquí, y que curiosamente se acabó en la misma ciudad, París.

“Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de cuarenta y cinco kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. De nuevo siento en mi pecho un vacío devorador que sólo colma el calor de tu cuerpo abrazado al mío”.

La mejor película de 2012