Entre tantas cifras de índices, precios o porcentajes tan abrumadoramente terribles, un ordinal perdido parece poca cosa, nuestro primer puesto en fracaso escolar en Europa. No parece tan importante cavar pala a
pala, la fosa de nuestro futuro. Un fracaso del sistema del que es responsable la
sociedad entera. En nada ayudarán tiempos de recortes en investigación,
educación y cultura que en ciertos ámbitos se gozan sin pudor porque joden
a todo el rojerío. Cada día comprendo
más claro que todo ese ingente patrimonio invisible que ilumina un país entero, que es el bagaje esencial de cada ser humano pero que ni se toca ni se mide, se devalúa a carcajadas.
Si hoy algo no me sirve para hacer algo mañana, se da por hecho que no sirve para nada. No se puede ver más allá, no se puede entender lo que no ha de redactarse en balances. En un
par de décadas nos convertiremos en un solar, en una favela espiritual llena
de individuos planos, previsibles, sin capacidad crítica y manipulables aunque, eso sí, muy entretenidos.
Sin embargo ya lo contaba Woody Guthrie, el ser humano es
una “máquina de esperanza”. Siempre nos quedará esperar que escampe. Letras
rescatadas y musicadas en “New Multitudes” por Jim James, Jay Farrar, Anders Parker y
Will Johnson.