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martes, 1 de julio de 2014

Tertulia: "Cuánta tierra necesita un hombre"



Un pequeño cuento de Tolstoi sobre las ambición puramente material y la insaciable avaricia  del ser humano.

Una constante en el pensamiento de Tolstoi es la llamada a la trascendencia del lado espiritual del hombre. He visto que está escrito en 1866, antes de la profunda crisis personal que sufre a los cincuenta años, cuando tras haberlo conseguido todo, ser un hombre rico y enormemente respetado y admirado, no le encuentra sentido a la vida, llegando a pensar obsesivamente en el suicidio. Busca infructuosamente las respuestas en la ciencia y la filosofía pero acaba encontrando su camino en el Cristianismo.  Este es un episodio refelejado en su obra "Confesión".

Tolstoi es ciertamente un cristiano peculiar, tanto que la Iglesia Ortodoxa rusa lo termina por excomulgar, llegando a escribir un Evangelio propio. En ese "Evangelio abreviado" selecciona lo que él considera esencial del mensaje cristiano, deshechando todo lo que considera contaminaciones posteriores y rechazando cualquier rastro de naturaleza divina de Cristo. 

La palabra que más se repite en ese evangelio es "espíritu", como esa parte divina del hombre a la que se ha de tender para intentar alcanzar la plenitud. Nada más opuesto al tema de este cuento: ese reconocible ansia  por tener, por ser más que los demás -tan respetado socialmente, por otra parte-, siempre creyendo que tras ese nuevo escalón, al fin se encontrarán la seguridad y felicidad completa. Sin embargo, al otro lado no hay más que una nueva frustración.

Tolstoi puso en práctica mucho de lo que predicaba. En su época llegó a ser algo muy parecido a lo que hoy consideramos una estrella de la música mundial, y siguiendo sus consignas, nació una suerte de movimiento tolstoiano que le seguía en la sencilla vida en el campo que eligió al final de su existencia. También, en arrebato o decisión reflexionada, cedió los derechos de toda su obra al pueblo ruso, lo que motivó un duro enfrentamiento con su esposa.

Supongo que nadie lo habrá leído pero, como muchos imaginaréis, la tierra que realmente necesita un hombre es que precisa para enterrarlo. El final del relato se podría contar de otra manera bastante más graciosa:



Anoche emitieron "Margin Call", una película sobre la ambición por encima de todo y a costa de todos, sobre la que ya escribí en su día. Ahí hay una canción, "Wolves", de Phosphorescent, uno de mis grupos favoritos.

Para la próxima tertulia, "EL COLOQUIO DE LOS PERROS" DE CERVANTES. 31 DE JULIO.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Tertulia, "La muerte de Ivan Illich"


Comienza la tertulia. Aquí dejo mi punto de vista. Si ha habido alguien que se lo ha leído, supongo que se animará con algún comentario.

Creo que Italo Calvino era el que escribía aquello de que un clásico nunca acaba de contar lo que tiene que contar. He aquí la prueba. Por qué las cuitas de un hombre a finales del siglo XIX, siguen tan vigentes a comienzos del XXI.

La muerte. Siempre está ahí. Cada mañana que nos levantamos está un poco más cerca y sabemos que un día llegará aunque nunca pensamos en ello. Me gustaba aquello que contaba Martin Amis en “Dinero” cuando un personaje se levantaba por la mañana y decía que se sentía más viejo que nunca. Y es que efectivamente era así, aquél día era más viejo de lo que había sido nunca.

En un retrato apresurado y veloz, Tolstoi nos describe la vida de Ivan Illich, la vida de un triunfador. El protagonista se ufana de su discurrir vital, una vida “agradable y decorosa” como él gusta pensar y como la describe con cierto tono burlón el autor. La velocidad con que nos cuenta su historia de ascenso social contrasta con la detallada agonía hasta el desenlace fatal. Lo apresurado del relato de sus triunfos nos parece mostrar la futilidad de los logros y éxitos “terrenales”. Nada importa cuando vas a morir.

Afán de poder, rivalidades, codicia, pequeñas miserias como matrimonios sin amor para alcanzar y perpetuarse en la casta de los privilegiados. En definitiva, vanidad.
El cuento es perfectamente aplicable a la sociedad hedonista que nos toca vivir donde prima el dinero y la capacidad para consumir, para tantos vara de medir una vida plena.

¿Dónde queda todo ello cuando te enfrentas al final, a la muerte? Eres consciente de que siempre has sabido que estaba ahí pero nunca te paraste a pensar que el tiempo pasa y un día llegará. La sentías como ajena. Sin embargo siempre acechaba a tu vera.

Te enfrentas en soledad a la parca y bateas tu pasado en busca de las pepitas de oro que dieron sentido a tu vida. El personaje no encuentra felicidad en los oropeles de su vida adulta llena de imposturas, dominada por las apariencias y donde la felicidad es cartón piedra. Honestamente sólo encuentra verdaderos momentos de felicidad en su ya lejana infancia. Empieza a preguntarse si toda su vida ha sido en vano, una tremenda farsa. Esto le provoca una tremenda angustia. No entiende que si ha vivido “como es debido”, haya malgastado su existencia.

Mira a su alrededor, a los que ve insultantemente vivos, y siente a los que le rodean, a sus más cercanos, a sus iguales, como falsos y artificiales, como era él mismo, ahora ya “homo sacer”, muerto en vida. En cambio sólo encuentra verdadera compasión y naturalidad en el sencillo campesino que le sirve. Una persona no contaminada por las dobleces del acomodado. Es el mensaje que Tolstoi entendía como una verdadera felicidad, el de vuelta a las raíces, a la naturaleza. Bien, el planteamiento puede considerarse pueril y bastante simple, en la onda de las odas bucólicas; sin embargo, con matices, lo entiendo, me llega y de hecho lo persigo.

Yo, como lector, pienso en la muerte como antes de aquella fatídica mañana que se golpeó, pensaba Ivan Illich. No está mal recordarnos que un día llegará, que el tiempo vuela y que tal vez haya que replantearse miserias cotidianas y preocupaciones absurdas.

 
Es uno de los libros que me compré en Madrid así que no hay debate aunque se pueden hacer propuestas para el futuro. 20 de Diciembre, "El Principito". Es corto y hace tiempo que le tengo ganas. Os dejo enlace para leerlo directamente en internet.

Elijo a los Decemberistas porque tomaron el nombre de una facción de la nobleza rusa que apostaba por una apertura a las ideas ilustradas, si mal no recuerdo. Una canción que me mata. "The King is Dead" es sin duda, uno de los mejores discos del año.


viernes, 11 de junio de 2010

Tolstoi y The Drums


Ayer he visto que este fin de semana se estrenaba una película sobre los últimos días de Tolstoi. Este post estaba escrito antes de tener noticia de ello. La semana pasada le leía a Alicia, vía facebook, este fragmento del autor ruso:

"Una vida tranquila de reclusión en el campo, con la posibilidad de ser útil a aquellas personas a quien es fácil hacer el bien (...). Después trabajar; luego el descanso, la naturaleza, los libros, la música, el amor... En esto consiste mi idea de felicidad. Y finalmente, por encima de todo, tomarte a ti por compañera y, quizá, tener hijos... ¿Qué más puede desear el corazón de un hombre?.

Ya le dije a Alicia que partiendo de un texto tan sencillo y humano de uno de mis escritores favoritos, confeccionaría una pequeña entrada a través de la visión de Stefan Zweig. Esperemos que a algún alma perdida le interese.
De la vida de Tolstoi, quizá lo que más llama la atención, es que una persona que se pasó la vida denunciando las sangrantes desigualdades e injusticias dominantes en su amada tierra, sin embargo no lograra alinearse con los movimientos revolucionarios cada vez más populares y urgentes en una Rusia a la deriva.
Si hay una cualidad que define a Tolstoi es la humanidad. Amaba la discusión pero no toleraba la violencia, ni siquiera contra "el terror" decretado por el poder político. La no violencia contra la violencia es una actitud. Claro antecedente del pensamiento de Gandhi, se escandaliza por los que califican la revolución o el odio como "acción sagrada". Quien comete el mal es más desdichado en su alma que aquél que lo soporta. Lo compadece pero no lo odia.
Ningún orden moral pude obtenerse por la fuerza pues toda violencia inevitablemente engendra violencia. En cuanto se eche mano de ella, se caerá en un nuevo despotismo. Tesis difícil de mantener cuando la violencia es un componente esencial en la formación de cualquier estado.
Tolstoi es religioso, es defensor del mensaje de los Evangelios. La verdadera fuerza no responde a la violencia con violencia. Se resiste a ella a través de la tolerancia. El sufrimiento inocente es útil y bueno contra la injusticia. Es mejor sufrir por una convicción que matar por ella. De no ser así, el mal actuaría en nosotros mismos.
Él comprende lo retórico de su mensaje y lo contradictorio de su ejemplo vital, al fin y al cabo una persona que vive cómodamente, que consiguíó su felicidad, su trozo de tierra (Tolstoi decía que todo hombre debería tener un trozo de tierra al que poder llamar suyo). Es sensible, denuncia, pero no va más allá. Es débil y eso le hace sufrir. ´Tal vez por ello designó como heredero de todos los beneficios de su obra al pueblo ruso en lugar de a su familia. Con sus escritos fue mucho más allá que la mayoría. Era un personaje extraordinario cuya dimensión espiritual lo elevaba por encima de los mortales.El genio puede descansar en paz.
Curiosamente aún no he leído "Guerra y Paz", eterna asignatura pendiente. Bien, será el libro de este verano. Cuando lees un tocho de ese tamaño que seguro me calará hondo, esa pequeña etapa vital queda para siempre vinculada al mundo paralelo de los personajes de la novela. Pasarán los años y el verano de 2010 permanecerá unido a Tolstoi.

Ale, cargo los bártulos y me voy a Guadarrama. ¿Sabéis que los primeros años de mi vida los pasé en esa ciudad? El lunes, con la crónica del MAM, pondré alguna foto de Atalanta dagalín por las calles Guadarrama. Mañana toca sufrir hasta el límite. Además vamos a mojarnos. Complicado. Espero que no sea una jornada de ésas de "Yo acabé el MAM 2010". No sé si mentalmente estoy preparado porque físicamente ya sé que no. Manda huevos, hace unos años veíamos el MAM como una de las carreras más duras del mundo. Ahora, viendo cómo se ha desarrollado este mundillo y el bagaje que tenemos, lo utilizamos como entrenamiento para el Trail de Peñalara (110).

Aunque no sea del gusto de Tolstoi, como música elijo el "Let´s go surfing" (espero que mañana el agua no sea para tanto y nos dé tregua) de The Drums, la última sensación del pop internacional. Los enteradillos esperábamos con ganas su primer disco. Después de unas cuantas canciones muy buenas que consiguieron éxito vía internet y por esta vez un justo eco en los medios británicos, queríamos saber si su larga duración, prueba de fuego para cualquier grupo, estaría a la altura. El disco homónimo responde a las expectativas. Sin duda, un gran debut. Una fórmula tan agotada como la del pop requiere de esos periódicos brotes de aire fresco. La vieja historia conocida: un grupo de chavales sorprenden al mundo de la música con un disco inocente, rico, fácil, simple. Lo bueno siempre parece sencillo. El grupo es de Brooklyn pero en su música mandan las influencias británicas, desde Smiths -mucho Morrissey en esa voz- hasta las guitarras "after punk" de The Cure o New Order; también huellas de glorioso pop luminoso de ascendencia Beach Boys. Recuerda debuts famosos como el The Smiths, Stone Roses, Strokes o Artic Monkeys. Esperemos que no todo se quede en "hype" y pasen la reválida del segundo disco. Ale, os dejo con el silbido que más vais a escuchar en los próximos meses y que sustituirá al "Young Folks" de los suecos Peter, Björn and John. Si mañana bajando hasta Cercedilla, aún puedo correr, espero hacerlo con algo más de estilo que estos moderniquis.