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lunes, 8 de febrero de 2010

Hitchcock Invictus

Este año se cumplen cincuenta años desde el estreno de "Psicosis". Una obra extraña. Hitchock, ya una estrella, en su etapa americana decide hacer una película de bajo presupuesto en blanco y negro, sin las grandes estrellas con las que ya acostumbra a trabajar, mata la actriz protagonista antes de la mitad del metraje y sorprendentemente la película se convierte en un clásico. Uno más del amigo.

Si algo recordamos desde críos de la peli, es la escena de la ducha. Aparte de la magistral frenética sucesión de planos desde puntos de vista diferentes, la cabra tira al monte y a mí lo que siempre me pareció maravilloso fue la música de Bernard Hermann, otra geniecillo que se las vio y deseó para convencer a Don Alfredo de que la escena debía ir acompañada de su simple y extraña composición. La idea del director era montar la escena solamente con el sonido del agua. Hermann le obligó a escucharla con su música y no hubo más que discutir. Puff... menos mal. Los "violinazos", bien podían ser las cuchilladas, bien los nervios en tensión. Austeridad al servicio de la historia del cine.

Bueno, imagino que os apetecerá ver una vez más cómo acuchillan a Janet Leigh (a propósito, no es su cuerpo, es una doble, ella no estaba dispuesta a enseñar tanto palmito). Ahi va la escena. Sigue dando miedo, no hay mayor elogio. Que la disfrutéis.

Para mí, los mejores directores de la historia del cine son John Ford, Hitchcok y Elia Kazan. A Kubrick lo reconozco como genio pero entiendo que no siempre tiene uno el cuerpo para echarse al coleto alguno de sus ladrillos. Scorsese, un escalón por debajo. Eastwood, cada día más sabio y últimamente en estado de gracia facturando cine clásico de antaño (el logo de la Warner en blanco y negro al principio de cada película es toda una declaración de intenciones), le seguía los pasos al neoyorkino.
Una de mis primeras entradas se la dediqué a al amigo Clint, icono jaramuguil. Cuando se nos muera, seguro que habrá que instaurar una "Noche de Clint" al igual que tenemos "La noche de Johnny Cash". El sábado vi "Invictus" y me decepcionó. Es una película menor dentro de las grandes que se había ido marcando en los últimos tiempos. Ya me enteré que es un trabajo de encargo. Película con oficio para una historia inspiradora.
No sé si es el hecho de que ya prácticamente no veo nada de deporte (me encanta practicarlo, me aburre sobremanera verlo) influye, pero creo que en general cine y deporte no casan bien; No recuerdo un clásico de verdad que me entusiasme sobre el tema, a excepción del boxeo, por supuesto. Un deporte que me parece una animalada y que sin embargo me ha hecho pasar grandes ratos: "Más dura será la caída", "Million Dollar Baby", "The Boxer", "Cuando fuímos reyes" y sobre todo "Toro Salvaje" (tengo la impresión de que se me olvida alguna cojonuda)....¿"Rocky"? Que sí, hombre, cojonuda no es pero la primera es una buena peli. Nominaciones al mejor guión y.... agárrense... al mejor actor para un tal Sylvester Stallone (los miembros de la Academia creían que estaba actuando, je, je).

Como siempre me voy por las ramas, "Invictus", como obra, no tiene gran valor pero la historia que hay detrás y sobre todo el personaje de Mandela es francamente fascinante. Es difícil encontrar adjetivos para una persona que encerrada durante veintisiete años en una celda, se rige por una sola obsesión: perdonar, buscar la reconciliación porque considera que es el único camino posible para salir adelante. Un mensaje que llega hasta el fondo porque además sabes que es real, sólo por eso merece pagar la entrada. Inspirador, o al menos debiera serlo. Aquí os dejo el poema que ayudaba a Mandela cada día a mantener la fe, la esperanza. Todos tenemos grandes y pequeños problemas. Actitudes tan valientes como la de Mandela nos deberían servir de ayuda.

Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma

Por si a alguno le interesa la historia del cine -yo soy un frikie de los clásicos-, os dejo el trailer de "Psycho" que se elaboró para su estreno. Ya sabéis que Hitchcock, con ese aspecto inofensivo, además de ser un puto genio y una mente retorcida, era un cachondo. Una curiosa forma de presentar un clásico de terror. Un trailer como Dios manda, no los de ahora.

Me voy a la cama. Como dice el chulo, ale, con Dios.

lunes, 26 de octubre de 2009

El mejor beso


Os voy a a hablar de mi beso preferido de la historia del cine...que yo conozco. Es de “Encadenados” de Hitchcock. Es una buena película pero no de las mejores del genio. Está en el minuto tres del vídeo que os pongo; previamente situación suspense ya que la pareja está haciendo “cosas de espías” cuando es sorprendida por el malo, además marido de Bergman. Es entonces cuando para disimular, deciden elegir el “mal menor” el que acarree la infidelidad para salvaguardar la misión secreta. Ya sé, ya sé que así en frío no dice mucho pero hay que seguir el desarrollo de la película para apreciarlo. El problema básico es que el amor a su país se interfiere entre el amor de ambos. Están mutuamente muertos por los huesos del otro pero la seguridad de Estados Unidos y la lucha contra el imperio del mal nazi provoca que durante toda la película se estén tirando los trastos a la cabeza y lanzándose dardos a cada cual más cruel. Por ello, ese beso “simulado” es tan intenso y ese “Oh, Dev” (pena de doblaje) de Ingrid no se olvida. Que sí, que la gente no besa así en la realidad pero cuando hay que hablar de “besos de película” hay que ir a los auténticos, a los de blanco y negro.

Cary Grant, el actor al que mejor le han sentado los trajes de la historia del cine al que yo prefiero en películas cómicas donde pueda desarrollar ese aplomo de “bon vivant” gracioso como en la perfecta “Historias de Filadelfia” o en “La fiera de mi niña”. Aquí está demasiado serio y no convence.

Ingrid Bergman. Grande. Como imagináis, para mí la reina siempre será Katherine Hepburn (de las actuales sin duda la mejor es la portentosa Meryl Streep), pero Ingrid juega en la división de honor. Podía ser pizpireta, podía ser gélida. Siempre convincente. Hitchcock criticaba que sólo pretendiera participar en obras maestras, lo que a priori puede resultar más bien un lastre. Por ello acabó con Rosellini. Muy buenos ratos me ha dado y me seguirá dando con “Recuerda”, “Luz que agoniza”, “Casablanca” o “¿Por quién doblan las campanas?”...

Esa crítica que hacía Hithcock es de alguien capaz de facturar un buen puñado de ellas aunque lo que siempre me dejó alucinado es que entre 1958 y 1966 fuera capaz de estrenar de un tirón, como un martillo pilón maravilla tras maravilla: “Vértigo”, “Con la muerte en los talones”, “Psicosis”, “Los pájaros”, “Marnie la ladrona” y “Cortina rasgada”. Ahí es nada, como si fuera lo más fácil del mundo. Lo curioso es que la crítica obviaba estas películas porque las consideraba demasiado ligeras, comerciales. Tuvieron que llegar los jóvenes cineastas franceses de la “Nouvelle Vague” a deshacer el entuerto pero esa es otra historia que algún día trataré.