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martes, 16 de diciembre de 2008

El guateque

Cada viernes con Público regalan una película. Iba a llamarlo periódico pero creo que la palabra le viene grande. Aunque me identifique con muchos de los valores que esa publicación reivindica, los panfletos llenos de consignas me cargan. Me jode que me traten como a un imbécil. Bueno, a lo que iba, suelen regalar buenas películas. El viernes pasado fue “Llámame Peter” sobre la vida del genial cómico Peter Sellers. Aunque los “biopics” en general suelen resultar fallidos, la peli es buena. Consigue plenamente lo que pretende. Parece ser que el amigo era un imbécil integral, un egomaníaco enfermizo además de un tipo con graves taras mentales para nada cómicas. Vamos un señor insoportable lo que no deja de llamar la atención. Personaje y persona real nunca fueron tan distantes.

Pero bueno, ni voy a hablar otra vez de pelis ni de Peter Sellers. Después me he quedado pensando en que “El Guateque”, creo que de Blake Edwards, es quizá una de las primeras películas de las que tengo recuerdo. Una casa en Valencia y a un atalanta monicaco desternillándose de risa sentado a lo largo en un sillón orejero, con la cabeza en un brazo y las piernas colgando en el otro. Y me he quedado pensando en qué otras películas recuerdo de niño, niño e inevitablemente me vienen a la cabeza dos películas que literalmente me acojonaron: “Los crímenes del museo de cera” y “El fantasma de la ópera”. Muchas cosas han cambiado pero la magia y el engaño siguen existiendo ya que una buena película de miedo me sigue causando pavor. La última que me dio miedo de verdad fue “La señal”, la versión yanqui de la película japonesa con mi adorada Naomi Wattss.

Supongo que este texto lo ha motivado tanto Peter Sellers como la entrada de Edecast sobre el scalextric. ¿Es tanto o es tan poco el tiempo transcurrido desde entonces? Me ha hecho pensar que si fuéramos capaces de volver atrás en el tiempo, todos replantearíamos nuestra vida de otra forma en muchos aspectos. Quizá debamos pensar que igualmente en el futuro probablemente nos gustaría estar justo en este instante, el 16 de Diciembre de 2008 para poder tomar las decisiones correctas. Supongo que cada mañana, todos tenemos la posibilidad de de decidir qué clase de personas queremos ser.

Aquí os dejo uno de los episodios más descacharrantes del guateque, el del zapato. Tanto con diez años, como con treinta y ocho, me parto. Eso sí que no ha cambiado.