Creo que todos sabemos de su existencia, probablemente muchos de los que nos movemos en este mundillo del deporte globeril profesionalizado tendremos más de un conocido. Me refiero a esos personajes que recorrieron un iter similar consistente en que tras unos años de dejadez y existencia "depravada" , después de haber hecho ejercicio durante la infancia, durante los años mozos ignoraron qué podía haber de bueno en esa ingrata actividad y se pusieron de buen año, de muy buen año.
Yo, tras iniciarme de chaval y disfrutar de años de baloncesto, igualmente abandoné la actividad deportiva excepto la clásica pachanga de viernes o sábado seguido de una desemesurada ingesta de cerveza y la prolongada fiesta hasta la madrugada. Cuando empecé a correr en pruebas populares a los 25 años me percaté de que la mayoría de los atletas eran de más de treinta. Había pocos chavales y es que estos caminos ya están muy trillados por individuos del más variado pelaje. De dagal cuesta madrugar para ir a correr pudiéndote quedar de fiesta. Generalmente es después cuando se encuentran las virtudes del sufrimiento.
Aunque todos llevábamos vidas paralelas, a unos cuantos la mala o buena vida (según se mire), se les notó más que a otros. Yo viví y moriré flaco y mira que a veces me he empeñado en engordar pero unos cuantos colegas se desmandaron, llegando a pesar cien o más kilos.
La foto que encabeza este texto es la causante de la entrada. Siempre que entro en su despacho me troncho con ella. No se aprecia muy bien pero ese señor descomunal con barba a lo Tolstoi es mi amigo Ciego Sabino. La foto es de la entrada en meta en el "Maratón nocturno por parejas de Valtiendas", su primer maratón. Recuerdo que aquella noche me sorprendió porque fue capaz de correr más de 30 kms por pistas. Ahora pesa veintitantos kilos menos. No es un junco, nunca lo será pero ya es medio ironman (pronto ironman) y un maratoniano respetado con 3:15 de marca además de adorar las pruebas de ultrafondo de montaña (cuanto más jodidas, mejor) y por supuesto, como buen jaramugo, no entrenar nunca como Dios manda.
Este otro es Phaeton. También anduvo por los cien kilos. Hace unos años, un miércoles de ceniza, después del desbarre de carnaval empezó a montar por primera vez en bici y todavía no ha parado. Se dio cuenta que bajaba un kilo a la semana y hasta ahora. Fortaleza mental y disciplina a prueba de bombas lo convierten en cada año mejor ciclista. Es un rodador pero se pirra por un buen puerto. Al final va a conseguir hasta convertirse en escalador. Después de hacerse las marchas más duras y de subirse la mitad de los puertos de España, este domingo debuta en la categoría máster medio profesionisti. Bajó cerca de treinta kilos.
Plato53, otro que tal baila. También llegó a superar los cien y ahora andará por los setenta. Éste sí que es un ciclista con clase, el mejor, mucha calidad. Sin embargo no le gustan ni las marchas, ni las aglomeraciones, ni las carreras. Como buen filósofo le gusta disfrutar de su afición con tranquilidad pero con fruición; se conforma con hacer sufrir de tanto en cuanto a los figuras del pueblo. La vida con mesura; como debe ser. Yo en cambio, llevo y acepto esas tendencias autodestructivas que siempre me tientan, ese intentar llegar un poquito más allá siempre me pierde.
En fin, que de joven, aparte de ser muy feliz, se hacen muchas tonterías pero es la vida, no hay marcha atrás o dicho de otra forma mucho más hermosa y devastadora:
"Descubres en tu pasado tanta ridiculez, engaño y credulidad, que desearía acaso dejar de ser joven al instante, esperar a que se aparte la juventud, esperar a que te adelante , verla irse, alejarse, contemplar toda su vanidad, llevarte la mano a tu vacío, verla pasar de nuevo ante ti, y después marcharte tú, estar seguro de que se ha ido de una vez, tu juventud, y, tranquilo entonces, por tu parte, volver a pasar muy despacio al otro lado del tiempo para ver de verdad, cómo son la gente y las cosas" (Louis Ferdinand Céline)
Oye, el próximo sábado, el cuatro, es la verracada. Como tengo el gemelo averiado, lo hago en bici. Si alguien quiere hacerla que lo diga porque tengo que hacerme con los verracos y hay que encargar la comida y/o cena.
Un saludo especial para los maravillosos amiguetes protagonistas de esta entrada.