lunes, 2 de marzo de 2009

El final del camino

Ha tiempo que le vengo dando vueltas a una entrada a la que no acababa de dar forma. El tema central podría considerarse el tiempo, el paso del tiempo, hacerse mayor… ¿la vida, la muerte? Supongo que a todos nos ha pasado pero quizá yo, por razón de mi trabajo, donde conozco a mucha gente, o de forma mejor expresada, con el paso de los años conozco la vida de todos los vecinos de pequeños pueblos, te percatas y eso ocurre un día, en una fecha determinada de que personas que notabas muy activas, con mucha vitalidad, repentinamente se han convertido en ancianos. Todos sois conscientes de que hablo. Cuando te dicen, hijo, no sé que me ha pasado, lo que yo era y ahora me cuesta cruzar la calle, es ese cansancio que debe llegar con los años del que hablaba mi actriz fetiche, Katherine Hepburn, mujer vital por antonomasia, de varias duchas frías al día, reivindicativa feminista en tiempos peligrosos con sus eternos e incomprendidos masculinos pantalones. Ella que incluso llegó a ser piloto, contaba amargamente como llega el día en que levantarse de una silla se convierte en una tarea titánica.

Esta sociedad donde se veneran la belleza y los cuerpos perfectos, las pieles tersas y depiladas, donde cada vez hay más ancianos fuera del circuito de lo visible, de lo vendible, este mundo en el que simplemente se tiende a aparcarlos en cementerios de elefantes hasta la partida final, donde no se acepta la muerte como algo natural, quizá sea la próxima frontera a reivindicar, la del respeto al mayor al que cada vez se está dejando más de lado. Sé que es un tópico pero esta sociedad hedonista que sólo se preocupa (yo el primero) por saciar sus apetitos abandona (quizá no materialmente) pero sí espiritualmente a nuestros abuelos.

A veces me pregunto cómo llevaremos muchos de los que leen estas letras convertirse en anciano; acostumbrados a conseguir retos físicos impensables para la mayoría de la población (porque no lo deciden, no por otra razón), cómo soportaremos ese esfuerzo de levantarnos de la silla, cómo aguantaremos esos múltiples dolores, que si llegamos, sin duda acosarán nuestros cuerpos. ¿Nos atormentarán nuestros días de gloria o tornarán en recuerdos áun más agradables?

La razón por la que al final que he decidido a escribir sobre el tema ha sido el visionado de dos películas, “Una historia verdadera” de David Lynch y “Las invasiones bárbaras” de Denys Arcand, ambas retratos sobre esa última etapa de la vida.

“Una historia verdadera” de David Lynch


“Una historia verdadera” es una película que vi hace años en el cine. La rescaté hace unos meses y la volví a ver ayer. Es una película difícil pero siempre me pareció una obra maestra. Cuenta las peripecias del viaje de un anciano con todos los males físicos propios de su edad, un trayecto de más de quinientos kilómetros en una cortadora de césped unida a un remolque para ver al hermano con el que lleva varios años peleado y así poder morir en paz. Lo sorprendente (o quizá no) es que esto ocurrió de verdad.

El nexo de unión es el cielo estrellado. A Alvin, durante una infancia difícil, le gustaba ver las estrellas con su hermano. Ahora es con lo que más disfruta en la vida. Sentarse en el patio, en el campo y mirar las estrellas. ¿Es entonces cuando eres consciente de lo insignificante o lo inabarcable que es una vida? Como podéis imaginar es una película lenta, ya me diréis, una “roadmovie” a ritmo de cortadora de césped, empapada por la inseparable música (una vez más) de Angelo Badalamenti de las imágenes de David Lynch.


Ante la incomprensión de sus amigos, Alvin, un anciano testarudo se empeña en acometer esta locura. Es algo que tiene que hacer solo. Es una deuda pendiente que debe saldar consigo mismo antes de morir.

Curiosamente le adelanta una marcha ciclista (a toda velocidad por supuesto… aunque todos sabemos que estos eventos no son competitivos;-)) y pernocta con algunos participantes. Al hablar con ellos él les cuenta que cuando eres joven no piensas en envejecer. Le interpelan por lo bueno y lo malo de envejecer. “Lo peor de ser viejo es recordar cuando eras joven” ¿Lo bueno? Él dice que no hay nada bueno en estar cojo y ciego al mismo tiempo.” A mi edad has visto de todo y sabes separar el grano de la paja y dejar que las pequeñeces se las lleve el viento”.

Los recuerdos te atormentan, la separación de su hermano motivada por un cóctel de vanidad, ira y alcohol (que ahora le parece tan fútil) o el espanto de la guerra.

Es una película de miradas, una reflexión sobre el final del camino. Es una película que no da respuestas, que formula preguntas, que invita a pararse y pensar, que puede insinuar “soluciones”. Lynch dice mucho con poco.

Las invasiones bárbaras” de Denys Arcand


Trata el mismo tema desde otro punto de vista. Es otra gran película que en su día creo que obtuvo el oscar a la mejor película extranjera. Cómo se enfrenta a la muerte un intelectual francés, gruñón y divertido, rodeado de sus irreverentes y cachondos amigos.

Paralelamente se tratan temas como la religión o la sanidad pública, tan maravillosa para nosotros, afortunados de disfrutarla y tan imperfecta a la vez.

Hay reflexiones muy interesantes de Remy, el protagonista como cuando él, mujeriego empedernido, confiesa que se dio cuenta de que era viejo en el momento en el que descubre que las mujeres habían abandonado sus sueños.

“Cuando era joven me daba igual morir cuando fuera. Por eso los jóvenes son los mejores mártires. Al envejecer uno se aferra a la vida. Empieza a restar. Me quedan veinte años, quince, diez, cuando se sabe que será la última vez; me compro el último coche; será la última vez que visite Génova, Barcelona”.

Vuelve a lugares donde fue feliz; entre diálogos hilarantes, confiesa que siente miedo, que no acaba de entender el sentido de la vida, que debería haber dejado algo duradero, que teme haber fracasado, teme “no haber dado el máximo de sus posibilidades”. Al final tal vez, todo sea un círculo “Me siento tan desvalido como cuando nací”.

Estos pensamientos son universales y atormentan a la humanidad desde sus orígenes. Sería bueno que todos, cuando veamos a nuestros mayores, nos veamos un poco a nosotros mismos e intentemos comprenderlos algo mejor. Ale, ya sabéis, todos a visitar a los abuelos (yo el primero)

La película francesa acaba con una exquisitez que no me resisto a compartir, "L´Amitié", el canto a la amistad, la sincera, la del puñado de amigos de verdad que todos tenemos. Es Françoise Hardy (la señorita con guitarra tirada en el suelo en una postura "tan natural" que siempre adorna el margen derecho de mi blog). Canción ñoña, ñoña y bonita, bonita. Ésta le va a gustar a las muchachas. Que la disfruten tanto como yo. Un día preparo una entrada sobre chicas achuchables del pop francés (Increíble industria...¿cúantas siguen saliendo cada año?).



"L´Amitié"
Beaucoup de mes amis sont venus des nuages
Avec soleil et pluie comme simples bagages
Ils ont fait la saison des amitiés sincères
La plus belle saison des quatre de la terre
Ils ont cette douceur des plus beaux paysages
Et la fidélité des oiseaux de passage
Dans leurs cœurs est gravée une infinie tendresse
Mais parfois dans leurs yeux se glisse la tristesse
Alors, ils viennent se chauffer chez moi
Et toi aussi tu viendras
Tu pourras repartir au fin fond des nuages
Et de nouveau sourire à bien d'autres visages
Donner autour de toi un peu de ta tendresse
Lorsqu'un autre voudra te cacher sa tristesse
Comme l'on ne sait pas ce que la vie nous donne
Il se peut qu'à mon tour je ne sois plus personne
S'il me reste un ami qui vraiment me comprenne
J'oublierai à la fois mes larmes et mes peines
Alors, peut-être je viendrai chez toi
Chauffer mon cœur à ton bois
"La amistad"

Muchos de mis amigos vienen de las nubes
El sol y la lluvia son su único equipaje.
Han durado la estación de las amistades sinceras,
la más bella de las cuatro de la tierra.
Tienen la dulzura de los paisajes más bellos
y la fidelidad de las aves migratorias.
En el corazón llevan una ternura infinita.
Pero, a veces, en sus ojos penetra la tristeza.
Entonces vienen a calentarse a mi casa.
Tú también vendrás.
Y podrás volver a lo profundo de las nubes
Y de nuevo sonreir a muchos otros rostros
Dar a tu alrededor un poco de ternura,
cuando otro quiera ocultarte su tristeza
Como no sabemos que nos depara la vida,
quizá yo también deje de sentirme alguien.
Si me queda un amigo que realmente me comprenda,
olvidaré a la vez mis lágrimas y mis penas.
Entonces, quizá iré a tu casa
a calentar tu corazón con tu leña.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay ciertos temas que a cierta edad es mejor no tratar, por eso no voy a hacer ningún comentario.

Furacán dijo...

Hay algunos que no parecen envejecer, el Sr. Bernal del que hablé hace unas semanas ha batido el record del mundo de 3000 m M90 en pista cubierta en más de 3'
Al final quizás la ilusión no lo sea todo pero al menos es una gran parte.

Nacho Cembellín dijo...

Parec que tenemos gustos muy similares... aunque no tan currado, mira: http://nachocembellin.blogspot.com/2008/02/por-fin-la-encontr-straigt-story.html

Xocas dijo...

Sin embargo yo creo que ciertos temas es inevitable tratarlos. A medida que pasamos de una etapa a otra, los que nos rodean también lo hacen: tus padres, tus familiares más queridos y los que eran niños se convierten en hombres. Así que tu perspectiva cambia y, a lo mejor, no lo hablas, pero lo sientes e incluso lo piensas. En referencia al comentario del Furacán, es cierto que la ilusión importa, pero la vida se las puede arreglar para machacarte (este ya empieza a ser un tema kafkiano, una de mis debilidades de los 18). Me ha gustado tu entrada.

c dijo...

Joder! conozco poca gente tan frikie como YO como para ver la peli de la cortadora de cesped.. hasta el final, y que no le disguste!

Mildolores dijo...

Genial reflexión. Me hace sentir egoista por todos los momentos que pienso nada más que en hacer deporte y me olvido de mis mayores.
Espero no perder nunca el necesario equilibrio y no olvidarme de ellos.

inma dijo...

Bueno es un cambio más, evolución, creo que lo importarte es llegar a la vejez Y ver EL CAMINO QUE HEMOS RECORRIDO CON SUS BACHES, SUS ALEGRIAS...
Las personas que tenemos ENERGIA PARA DAR Y TOMAR ESTOY CONVENCIDA QUE CUANDO LLEGUEMOS SEGUIREMOS CON GANAS DE HACER Y SEGUIR BEBIENDO DE LA VIDA SEGURAMENTE A OTRO RITMO PERO LAS TENDREMOS.

ME HE ACORDADO DE MIS ABUELAS UNA SE SALTABA LA VALLA DE LA RESIDENCIA... Y LA OTRA POBRE ESTABA INVÁVLIDA Y YO QUE SIEMPRE HE SIDO Y SOY POCO BESUCONA ME TIRABA DE LAS TRENZAS PARA ROBARME UN BESO.. JOPE TENGO ESA IMAGEN GRABADA...

ME HA GUSTADO MUCHO LA FORMA QUE LE HAS DADO A ESTE TEMA.

Javier dijo...

Para el existencialismo, el pensamiento de la muerte es vital: la autenticidad de nuestra vida depende de él.
En la actualidad, es un tema tabú, pues la vida verdadera es la juventud y en la juventud se vive como si uno fuera un ser eterno: la muerte de los demás nos rodea, pero la nuestra nunca se nos hace presente como una posibilidad (según Heidegger, la más real porque es la que indefectiblemente se realiza). Ahora bien, pensar que la vida auténtica es la de la juventud es el resultado de una estrategia de marketing para vender miles de productos de estética, de alimentación, de deporte, de ropa...
Pensar la muerte no significa saber qué es, sino tomar conciencia de una realidad: la finitud.Tomar conciencia de que somos finitos, mortales, de que no somos seres eternos. Conciencia que alcanzamos cuando hemos visto como lo que antes fuimos ha muerto y ya no volverá a ser, cuando hemos visto como las posibilidades de nuestra vida se van estrechando cada vez más y prevemos que en algún momento sólo quedará una.
Para los existencialistas es vital porque nos hace tomar conciencia de cuáles son nuestros propios deseos, valorarlos, valorar también nuestras capacidades y las posibilidades que nos ofrece la realidad en la que vivimos para realizarlos. Nos conduce a decidir un proyecto vital. Dejamos de vivir la vida impersonal de lo aceptado, de lo establecido y nos hace vivir auténticamente, lo cual no significa padecer intensas emociones, sino decidir con autonomía y actuar en consecuencia.

Atalanta dijo...

¡Vamos, Phaeton, si tú estás hecha un chaval!

No, Furacán, si mientras escribía ya me acordaba del Sr. Bernal. Una pasada.

Ya me he dado cuenta, Nacho. Desde mi primera entrada con el anuncio de Shackleton.

Ya Xocas. Si tienes esa mala suerte de la que todos hemos sido testigos en alguna ocasion, no hay ilusión que valga, pero muchas veces, cuando la vida se complica, es un gran combustible.

Ya lo dije, Humberto. Es una peli difícil pero engancha. Te deja algo dentro. Si es que tú también eres un rarito de cuidao. Oye, si me curo del gemelo, nos vemos en el Duatlón de Torrejoncillo, aunque seguro que para cascármelo otra vez.

Te entiendo perfectamente, Mildo. Yo me lo reprocho continuamente. A veces es difícil aparcarse uno mismo para pensar en los demás.

Ojalá, Inma, conservebemos las ganas. Muy bueno lo de tu abuela. Yo creo que desde criajos a todos nos han parecido muy besuconas y muy sobonas. Va en el papel. Ya te tocará...

Sr. Plato, ¿usted no será profesor de filosofía? ja, ja... No me extraña que le publique El País. Muy interesante, tron. Pata negra, como siempre. Oye, el sábado nos vemos en las rampas del Esperabán.

Anónimo dijo...

Haced caso a los sabios, dice el señor Plato53 que es un tema tabú, y no se hable más.

inma dijo...

que casualidad he estado oyendo en la radio al hijo de josep el abuelito del anuncio de cocacola a que todos nos ha tocado a todos un poco la sensibidad. A SUS 102 AÑOS MONTA EN BICICLETA, VA A GIMNASIA LUNES Y MIERCOLES, TB A CLASES DE BAILE.

LA VIDAS DOS DIAS.

Anónimo dijo...

Oye, Atlanta, no escribas de temas de los que ya hemos hablado, que no me sale nada gracioso que decir que no esté ya dicho.

Pero a lo que iba, el famoso en tierras gallegas Sr. Bernal ya es famoso en el mundo entero, se está hablando de él en los foros de carreraspopulares y elatleta, donde a su vez se recoge el reportaje que le han hecho en el Marca

http://www.elatleta.com/foro/topic.asp?TOPIC_ID=61902

vicesar dijo...

Si se llevasen el miedo,
y nos dejasen lo bailado
para enfrentar el presente...
Si se llegase entrenado
y con ánimo suficiente...

Y después de darlo todo
- en justa correspondencia -
todo estuviese pagado
y el carné de jubilado
abriese todas las puertas...

Quizá llegar a viejo
Sería más llevadero,
Más confortable,
Más duradero.

Si el ayer no se olvidase tan aprisa...
Si tuviesen más cuidado en donde pisan...

Si se viviese entre amigos
que al menos de vez en cuando
pasasen una pelota...
Si el cansancio y la derrota
no supiesen tan amargo...

Si fuesen poniendo luces
en el camino, a medida
que el corazón se acobarda...
y los ángeles de la guarda
diesen señales de vida...

Quizá llegar a viejo
Sería más razonable,
más apacible,
más transitable.

¡Ay, si la veteranía fuese un grado...!
Si no se llegase huérfano a ese trago...

Si tuviese más ventajas
y menos inconvenientes...
Si el alma se apasionase,
el cuerpo se alborotase,
y las piernas respondiesen...

Y del pedazo de cielo
reservado para cuando
toca entregar el equipo,
repartiesen anticipos
a los más necesitados...

Quizá llegar a viejo
sería todo un progreso,
un buen remate,
un final con beso.

En lugar de arrinconarlos en la historia,
convertidos en fantasmas con memoria...

Si no estuviese tan oscuro
a la vuelta de la esquina...
O simplemente si todos
entendiésemos que todos
llevamos un viejo encima.

Jetlag-Man dijo...

Hola "Es-par-saco". Lo bueno es que hoy en día la línea vital tiene forma de olas, con altibajos continuos, en lugar de parabólica -cuestabajo a partir de los 30-. Creo que lo importante es vivir mucho. Cuando miras atrás, y no ves una frustración detrás de otra, estás satisfecho. Hay momentos para todo, y hay que estar preparado para pasar de página: cuando la lesión te da la patada, cuando ella te da la patada, o cuando la crisis se encapricha de ti. Muchas inquietudes y objetivos encajan perfectamente con cada etapa vital. Si no los hay, se va muriendo poco a poco. Si el deporte se tiene que acabar, siempre quedará la música, los libros, los viajes, la fotografía, y por supuesto, la familia. Cuando mi padre se jubiló, se sacó su primer título de juez de golf. Ahora tiene hasta el de Saint Andrews, y no para de trabajar y de estudiar idiomas, el tío.

Atalanta dijo...

Inma y Ciego. El sr. de la coca cola y el Sr. Bernal aparte de tener muchas ganas, son tíos afortunados. Seguro que ellos ponen mucho de su parte para mantenerse así.

Cómo tiras de Serrat, Víctor. Es muy buena. Los genios dicen tanto con tan pocas palabras.

Tú lo has dicho, Ramón. Ahora entiendo el secreto de la energía y el buen rollo de los Doval. Bueno, si hasta tu ascendiente lejano tuvo energía para limpiarle el patrimonio a la Iglesia... con un par.

Atalanta dijo...

Se me olvidadaba... ¡¡¡¿PERO A NADIE LE HA GUSTADO FRANÇOISE?!!!
Una canción tan bonita... por favor.

sandman65 dijo...

“La juventud no es un momento de la vida; es un estado mental, no es cuestión de unas mejillas sonrosadas, unos labios rojos y unas rodillas flexibles; es cuestión de la fuerza de voluntad, de la calidad de la imaginación, de las emociones, es la frescura de las profundas fuentes de la vida. Juventud significa un predominio caprichoso del valor sobre la timidez del anhelo. De la aventura sobre la comodidad. Esto se da a veces en una persona de 60 más que en un niño de 20. Nadie envejece simplemente por cumplir años. Envejecemos cuando abandonamos nuestras ideales. Los años pueden arrugar la piel, pero lo importante es no renunciar a arrugar el entusiasmo del alma. La preocupación, la falta de confianza en uno mismo dobla el corazón, lo arruga y convierte en polvo al espíritu. Tanto si se tienen 60 o 16 años, en el corazón de cada ser humano existe el encanto del asombro, el anhelo infantil por saber lo que hay después, y la alegría del juego de vivir.
En el centro de tu corazón y de mi corazón hay una cadena sin eslabones que recibe mensajes de belleza, esperanza, alegría, valor y poder de los seres humanos y del Infinito mientras eres joven.
Cada sendero por el que caminas en la vida te ofrece riquezas que te pueden beneficiar a ti mismo, sobre todo si sabes como entender sus enseñanzas y aplicarlas”.

Siento si es un poco largo pero no me he podido resistir a pegarlo...es de Patrick Bauer alma mater del marathon des sables en una editorial del 2008

Conozco ancianos que se afanan en no perder la memoria en un supremo esfuerzo...aún así llega el momento de descansar...de tumbarse en la tierra y dormir...
magnifica entrada

Atalanta dijo...

No lo sientas, Runner. Seguro que todos los que lo hemos leído, hemos disfrutado de esas palabras tanto como tú.