martes, 25 de septiembre de 2012

Tilenus Xtreme, las dudas de un masoquista

Segundo ultratrail que intento a lo largo del año y segundo en el que me retiro. Antecedentes, circunstancias y ecos diferentes, diría que casi opuestos para un mismo resultado. No se trata de ultras cinco estrellas, no son cien millas de dificultad extrema. Son cien kilómetros  y tal vez debido a que has completado pruebas mucho peores, inconscientemente, les pierdes el respeto. A medida que se va acercando la fecha no piensas en ello, estás seguro de que lo completarás y hasta que saldrá fenomenal. Poco más.


Solo  un rato antes de comenzar la carrera, cuando llegas a Castrocontrigo con el tiempo justo, no diré miedo, pero sí cierta inquietud golpea tu serenidad. Las once de la noche y lo que realmente apetece es irse a dormir, no salir a correr cien kilómetros por el monte. Te echas en el coche y tratas de descansar antes de la batalla.

Respecto a la carrera, no sé muy bien cómo valorarla. Creo que la hice bien, que la primera mitad fui a lo que yo llamo ritmo crucero, intenso pero sin llegar al tope. La carrera es mucho más dura de lo que imaginaba -como siempre apenas había consultado perfil y características-. Después de un tramo de aproximación a la montaña se suceden unas cuantas ascensiones de las que me gustan, recias de verdad,  cortafuegos y cuestas "perrentinas" de las de gemelos y riñones, las que te ponen en tu sitio. Me metí en un buen grupo con el que me perdí a las primeras de cambio.  Entiendo que organizar una prueba de estas características exige un trabajo ingente, duro y sobre todo ingrato pero al recorrido nocturno le faltan señales. A mejorar.

Subiendo y bajando me iba solo casi sin querer y decidí tirar para delante. Más tarde he pensado que fue un error porque solo, la noche siempre se hace más larga; porque, como contaba, la señalización nocturna era insuficiente y marchar buscando continuamente la siguiente baliza  provoca otro tipo de tensión o fatiga añadida a la lógica de la carrera. Además del costalazo que me di bajando en una zona sencilla a cuenta de ir oteando señales, más que mirando el suelo.

Iba seguro, iba bien. Tenía sueño pero quizá era más por marchar solo -otro apunte para la organización: no estaría mal algo de café en los puestos nocturnos-. Más tarde llegó otra inquietud. Cambié las pilas del frontal a la una y media de la mañana por otras que había comprado en Decathlon y de verdadero milagro me llegaron al amanecer. Ni siete horas duraron.

La subida el Teleno, techo de la carrera con 2.188 metros,  es larga  y se desarrolla en varios exigentes tramos. El descenso hasta Corporales también se hace pesado . Empiezo a notar las secuelas de lo carrera. Casi la mitad de la prueba y circulo en torno al puesto 20 (corremos algo menos de cien atletas). Empiezo a notar el desgaste. Estoy cansado. Amanece. Siempre es un alivio. Además, con la llegada del sol descubro que la carrera es mucho más atractiva de lo que tenía entendido. Una pena la parte arrasada por el incendio.

Decido esperar en el avituallamiento para salir con compañía. Portugueses no, quiero  charlar. Me acoplo con Carlos y José, una pareja de gallegos muy buena gente (como todos los gallegos que conozco). A una subida larga sucede un también largo descenso que hacemos corriendo hasta el avituallamiento del km. 61. Durante la siguiente ascensión que hacemos a buen ritmo, me comienzo a sentir vacío, débil. Me comienza a doler todo pero eso es lo normal, hay que saber lidiar con ello. Arriba hay varios kilómetros de pistas muy buenos para trotar y devorar kilómetros pero yo los hago andando. Voy sin fuerzas y decido comer y beber bien mientras camino. Conozco el percal.





LLegando al avituallamiento del km. 71 parece que me voy encontrando algo mejor. Salgo de allí en el puesto 29  y nuevamente animado. Comienzo a trotar de nuevo con el objetivo de mantener el puesto. Bien, ahora viene lo bueno. Dejo atrás un desvío que debería haber seguido con tan mala suerte que voy a dar con las marcas del recorrido nocturno. Sigo confiado aunque a veces me preocupa no ver a nadie a lo lejos, sobre todo teniendo en cuenta la dificultad de la ascensión, cuando el tiempo de diferencia con los de alante no se debería traducir en gran distancia.

Cuando desciendo del que después me dijeron  era el Monete, llego a un avituallamiento que me resulta familiar pero no identifico. Me empiezo a preguntar de dónde salen otros corredores que llegan por una pista. La gente del puesto me pregunta que de dónde salgo. Alarmado, empiezo a comprender. Después de más de una hora y no sé exactamente cuántos kilómetros muy duros, realmente no he avanzado un metro. Estoy exactamente en el mismo punto. Esto solo lo pueden entender los que han competido en pruebas de estas características. A estas alturas, cuando ya vas tostado, esto es demoledor, te mata. Al derroche de esas fuerzas tan preciosas, sobre todo se une el desgaste mental. Desanimado, dudo si retirarme, pero los voluntarios me convencen para que siga. Esa fue la primera.

La segunda. A cuenta del alboroto, salgo del avituallamiento sin llenar agua. La llegada hasta el siguiente avituallamiento es muy complicada y larga. Hasta la gente que cargó, tuvo problemas con el agua. Imaginaos yo. El día que más sed he pasado en mi vida fue en una disparatada subida al Espigüete con los Jaramugos un agosto de antaño. El sábado anduvo cerca. El jodido avituallamiento no acababa de llegar, hacía calor y me moría de sed. Iba con unos portugueses pero no les pedí agua porque vi que tenían poca. Encontramos un caño y me lancé en plan Lawrence de Arabia. Nunca he bebido y me he mojado con tantas ganas. Sin embargo, ya tenía el estómago extraño, incluso con dolores y después ya no me entraba nada. LLegué al avituallamiento de Morla desde donde comenzaba una larga ascensión que ya no esperaba. Andaba con ganas de vomitar y realmente maldiciendo mi mala fortuna. Como en El Soplao, me di la vuelta y adiós. Hasta aquí hemos llegado. Por lo que me contaron en meta, debí correr alrededor de 97 kms., alguno menos que el recorrido total.

Conclusiones. LLevo mal aflojar el ritmo a partir de los cincuenta. Aunque supongo que si te dedicas a correr estas distancias, lo lógico es que ocurra. Tal vez ya no esté mentalizado para arrastrarme. Quizá ahora estoy más preparado que nunca y debido a ello, me cuesta sobreponerme a las circunstancias desfavorables y a la debilidad. Seguiré entrenando para lograr que algún día conserve parte de la chispa hasta el final de los cien. Seguiré entrenando porque disfruto más que nunca del trabajo diario, en busca de ese ultratrail perfecto que quizá algún día consiga. Buscando la fuerza, el carácter, el "FUA" de  SuperSusa.

"¡¡YO SOY ESPARTACO!!"

9 comentarios:

CiegoSabino dijo...

Juer macho no sé qué decir. Pero bueno, por aquí ando por si te hacen falta ánimos, pero creo que no, estás fuerte, ¿entonces?.

Atalanta dijo...

Que no, coño. No sé que se desprende de la lectura del post -ahora lo releo- pero estoy perfectamente. Me quedo con las partes buenas de la carrera. Es difícil controlar lo incontrolable pero seguiré en ello. Un poco de mala suerte y tal vez ya no aceptar acabar como tantas veces en estas carreras, bien jodido. Necesito algo más. Tal vez es ambición, tal vez quimérico. Gracias, compadre. ESto nunca será un problema, de los de verdad me sobran. El deporte es una válvula de escape fácil y maravillosa.

Javier dijo...

Me he retorcido de risa con el "fua".
Yo entiendo que cuando estás acostumbrado a ir arrastrándote, después de sentirte fuerte y sentir que progresas, el objetivo ya no es simplemente acabar como sea. Eso ya no basta. Valoramos las metas y los logros desde el punto de vista de nuestras fuerzas. Si vas a más, quieres más.
Te has enganchado a la droga del FUA.

Col dijo...

Qué mala suerte.

Perderle, aunque sea inconscientemente, un poco el respeto a la distancia y al medio, puede ser también la explicación.

Pero bueno, qué puñetas, te cascaste casi 100 kilómetros. Enhorabuena.
Y como le dices al Ciego esto es para disfrutar, los problemas... cuando estas jaramugadas terminan y vuelves.

Esa prueba perfecta ¿quizás Cantabria?

Vamos a Bilbo este sábado. Ya sabes Jayhawks and cia. ¿vos?

Un abrazo Espartaco.

Michel dijo...

"Debí correr alrededor de 97 kms." Buff.

Joder, que putada eso de correr una hora y volver a estar en el mismo sitio.

Enhorabuena!! Otra experiencia más de la que seguro que sacarás conclusiones muy positivas.


Un abrazo.

Atalanta dijo...

Plato, pues buscando ese FUAAA para acabar como quiero y ser capaz de sobreponerme a tropiezos y mala fortuna, no sé si seré capaz de acabar alguna carrera larga :) Ya parezco medio profesional y eso no me gusta.

Asís, sí es cierto que quizá no salgo con la tensión de antaño y que debiera tener. Cuando dejo de tirar de forma física, puede que me falte convicción o tesón y eso me gusta menos pero me quedo con la parte buena. De verdad que hasta que la cosa se torció, disfruté. Esperemos que en Cantabria vuelva a cruzar una meta aunque el recorrido se las trae, más de 6000 de positivo. No voy a Bilbao, me da una pena tremenda porque el cartel, el precio y la compañía eran inmejorables. Ya me preguntó ayer Joserra. Ni pasta, ni tiempo. Otro año.

Michel, sí, me quedo con lo bueno. No te imaginas realmente lo que supone perderse a esas alturas, cuando ya duele todo. Simplemente te hundes. Se esfuman las pocas fuerzas que tenías. Oye, me da que leyeron un tweet tuyo durante la entrevista de Julia Otero a Kilian...

yonhey dijo...

Pues no dejan de ser 97 km., aunque no poder terminar, por la razón que sea, es una puñeta. Tengo claro que en tu lugar, perderme a esas alturas y tanto tiempo, me hubieran hecho abandonar en el mismo instante, aún así tú continuaste.
Perderle el respeto a esa distancia, jopele, suena...
Salu2 y a olvidarlo con una buena jaramugada.

Manu_oeste dijo...

Lo dicho , mala suerte !!!
Después de los entrenos que nos hemos marcado estoy seguro que en Cantabria te sales...... . Estoy descubriendo Algun tramo de Camí de Cavalls , aquí en Menorca , os encantaría , bien en el ultra oficial o en forma de Jaramugada súper-reina !!!.
Nos vemos ( si sobrevivo al agua y nieve de Cavalls )

Atalanta dijo...

Juan Luis, un buen entreno ya te digo que fue de calidad y cantidad. Si al final vine contento, se me ve en la foto :) LO de la jaramugada ya sabes que estamos en ello...

Manu, no puedo pensar más que Cantabria me saldrá fenomenal. Ahora unos días de descanso que seguro me viene bien y este fin de semana volveré a la carga. Ese ultra de Menorca tiene que ser una verdadera pasada por ser el más largo de España y por los sitios preciosos que debes visitar. Algún día. En Cavalls abrígate bien que allí arriba tiene que hacer frío de verdad. Lo harás fenomenal, seguro.