Comparto una carta de Alberto Santamaría, profesor de Análisis del discurso artístico y literario de Susana, a cuenta del concurso para el diseño de una etiqueta de Mahou por los alumnos de Bellas Artes de Salamanca con motivo del VIII Centenario de la Universidad. Una propuesta que define a la perfección el valor y precio de las Humanidades y hasta de la Universidad, Salamanca en particular: el de un sexteto cervezil que decía Homer, que para algo somos gente de letras estudiá.
Queridas alumnas y alumnos.
Este no es un mensaje académico. Ni está relacionado con ninguna asignatura. O sí. No lo sé.
Os escribo estas palabras con un objetivo bien claro: no aceptar lo
intolerable. Estar en una facultad de Bellas Artes supone muchas cosas,
unas mejores y otras peores, pero la esencia de todo es entender que la
práctica artística y la formación académica y el fomento de un espíritu
crítico debe estar unido a la pulsión creativa que está en cada uno de
vosotras y de vosotros. Vivimos, y os toca de cerca, una realidad en la
que a los raperos se les condena a la cárcel por las letras de sus
canciones o se censuran obras de arte por el simple hecho de que el
discurso de estas obras no casa con la lógica de la clase dominante.
Esto es lo intolerable. Y a ello hay que oponerse porque si no el
panorama es aterrador.
Pero hay otro tipo de “lo intolerable” del cual os quiero hablar y por
eso os escribo estas líneas. Es un “intolerable” que pasa más
desapercibido, que es menos visible y que incluso, por su cercanía,
puede parecer hasta entrañable, pero que es, a la larga, si lo aceptáis,
igualmente peligroso. Me refiero al modo en el que la universidad
abandona esa veta de formación académica y fomento del espíritu crítico y
se vende a las dinámicas de un mercado que defiende abiertamente la
precariedad. Estoy hablando en concreto del concurso que la Universidad,
en complicidad con la marca de cerveza Mahou, y el VIII centenario de
la USAL han puesto en funcionamiento. Se trata de un concurso en
apariencia inofensivo, pero del cual deberíais defenderos, cuando no
protestar. Se trata de invitar a los alumnos de esta facultad a diseñar
la etiqueta para los botellines de esa marca de cerveza, hasta ahí todo
bien. Sin embargo, el premio o el pago recibido son 12 packs de cerveza y
una ayuda económica para la formación (que una vez indagado son 500
euros, algo ridículo). La idea que se deduce de esto es que vuestro
futuro laboral será así; la precariedad, el pago en cerveza. Esto
perjudica fuertemente vuestra propia profesionalización. La falta de
respeto hacia vuestro trabajo, para algunos vuestra verdadera vocación,
es increíble. Para entenderlo mejor, baste una comparación. Durante
estos días, habrá también premios y concursos en facultades de ciencias,
¿creéis que a ellos les pagan con cerveza? Por supuesto que no. El
desprecio a las humanidades es radicalmente visible en este caso, y en
muchos otros. Os invito a NO aceptar este juego. Os invito a NO aceptar
lo intolerable.
Esta carta es simplemente la carta de uno de vuestros profesores que a
título personal ve una ofensa radical a vuestro quehacer diario, a
vuestra forma de entenderos y entender el mundo. Una ofensa también a
vuestro futuro. Os animo simplemente a no entrar en su juego, o a
señalar que esa no es la forma en la que se recompensa el trabajo de
unos estudiantes.
Nada más, podéis compartir estas líneas con compañeros y compañeras de
otros cursos, difundir, tirar a la papelera o hacer lo que queráis con
esta carta. Simplemente quería exponeros estas ideas.
Recibid un cordial saludo.
Alberto Santamaría.
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