miércoles, 11 de marzo de 2009

Scott y la carrera por el Polo Sur


En los mapas, en los globos terraqueos ya no aparece la leyenda “Terra Incognita”. Ya hemos recorrido todos los caminos pero hace relativamente poco tiempo todavía existían lugares que ningún hombre jamás había pisado. Siempre me gustaron las crónicas de los viajes, de las expediciones de los exploradores y he de confesar que a menudo, cuando voy hecho una piltrafa en alguna carrera, los rostros y penalidades de estos personajes visitan mi mente. De hecho la primera entrada de este blog fue dedicada a Shackleton y su anuncio de reclutamiento siempre está vigente en esta página, por si alguien quiere volver a enrolarse en el "Endurance".

Voy a hablar del Capitán Scott y su expedición al Polo Sur. Imagino que alguno de vosotros ya habrá escrito sobre el tema; sé que muchos gustáis de estas historias. Yo contaré una breve visión a mi manera, después de leer un capítulo de “Momentos estelares de la humanidad” de Stefan Zweig, centrándome en las anotaciones del diario del Capitán Scott.

El 1 de Junio de 1910 parte de Inglaterra una tripulación de treinta hombres a bordo del "Terra Nova". Después de pasar varios meses acampados en la Antártida a la espera del verano, probando los coches trineo, esquiando, amaestrando los perros, preparando almacenes, entrenado, adaptándose, un día una noticia turba la tranquilidad. Una exploración ha descubierto el campamento de invierno de Amundsen ciento diez kilómetros más cerca del polo que el suyo.

Con la llegada del breve sol comienza la distribución de depósitos con ropa, alimento y petróleo para la que se prevé penosa vuelta.

El 1 de Noviembre de 1911 comienza el viaje hacia el polo. Los contratiempos surgen pronto, en lugar de los cuarenta kilómetros previstos, a veces sólo pueden recorrer treinta kilómetros, los trineos con motor fallan y se han de sacrificar varios poneys. A todo ello se une saber que en medio de esa soledad, hay otro que avanza invisible hacia el mismo objetivo.

Las etapas de las marchas son cada vez más pequeñas pues la nieve se derrite. Ya no pueden avanzar con los trineos, tienen que empujarlos. El duro hielo corta los patines. Los pies se llenan de heridas al avanzar por la inconsistente arena de hielo.






El 30 de Diciembre de 1911 alcanzan los 87 grados de latitud, el máximo punto al que llego Shackleton. Aquí se separan. Únicamente cinco acometen el intento de llegar al polo: Scott, Bowers, Oates, Wilson y Evans


Las anotaciones de Scott a medida que avanzan oscilan entre el desánimo y el optimismo:

“Sólo quedan 150 kilómetros para llegar al Polo. Si esto sigue así, no lo resistiremos”.

“Quedan 137 kilómetros hasta el Polo que nos resultarán amargamente difíciles”.

“¡Sólo 94 kilómetros! Si no lo alcanzamos, nos quedaremos endemoniadamente cerca”.

“Sólo 70 kilómetros ¡La meta está ante nosotros!”-

“Sólo unos mezquinos 50 kilómetros. ¡Tenemos que llegar cueste lo que cueste!”

“Se elevan los ánimos” se consigna en el diario el 16 de Enero. Han recorrido 14 kilómetros cuando Bowers cree distinguir un punto negro en la blanca inmensidad. No dice nada, intenta autoconvencerse con una "creíble" explicación a pesar de las sospechas y miedos de todos los miembros. Finalmente se confirman los temores. Cuando llegan se encuentran con un trineo desde el que se yergue una arrogante bandera noruega. Amudsen ha vencido, ha llegado quince días antes. Scott cumple con el penoso deber de recoger una carta que Amundsen ha dejado dirigida al rey Hakon de Noruega, como prueba de su proeza.




Scott escribe:

“Todo el trabajo, todas las privaciones toda la angustia, ¿para qué? Nada más que por un sueño que ahora se ha derrumbado”.

“Aquí no hay nada que ver. Nada que se diferencie de la atroz monotonía de los últimos días”.

Tras clavar la "Union Jack", profético dice “Me espanta el regreso”.
En la marcha hacia el Polo, les guiaba la brújula. Ahora no deben perder sus propias huellas para no desviarse de los depósitos donde se encuentra el petroleo.

El invierno se presenta más pronto que nunca. El frío agota sus cuerpos rendidos. Tras errar y vacilar durante días, alcanzan depósitos pero pronto son conscientes de que las cantidades almacenadas son escasas. Una muestra del temple de estos personajes es como Wilson, el hombre de ciencia, incluso aquí, a un paso de la muerte, prosiga con sus investigaciones y que en su trineo, lleve una carga adicional de dieciséis kilos de piedras raras.

Evans, el más fuerte, enloquece, se queda atrás hablando sin sentido y Scott no sabe qué decisión tomar. ¿Abandonarlo? Deben alcanzar el siguiente depósito sin demora. Finalmente el 17 de Febrero el oficial muere.

Scott vislumbra lo peor: “El juego terminará mal”.

“¡Que Dios nos asista! De los hombres ya nada podemos esperar”

Temperaturas de 42 grados bajo cero. Wilson, el investigador, suministra a cada uno diez tabletas de morfina para apresurar el fin en caso necesario.

Oates no puede continuar. Es una carga, pide que lo abandonen. Consigue llegar al refugio nocturno. Por la mañana se desata un huracán. Oates se incorpora y dice “Quiero salir un poco. Tal vez me quede un rato ahí fuera”. Todos saben lo que significa pero ninguno lo detiene. Acomete la muerte en beneficio de los demás.

Sólo quedan Scott, Willson y Bowers que siguen con su agonía sin fin, hasta que no pueden más, quedándose a 20 kilómetros de un nuevo depósito. Sólo pueden escoger entre una muerte por hambre o frío. Ocho días permanecen cobijados en una pequeña tienda.

Scott escribe las últimas páginas de su diario, dirigidas a su esposa:

Como sabes, yo mismo hube de dominarme para ser un hombre esforzado. Siempre tuve inclinación a la pereza.”

“Cuánto podía contarte de este viaje. Y cuánto mejor fue emprenderlo, en lugar de quedarme sentado en casa, disfrutando de una excesiva comodidad”.

A su país:

“No sé si he sido un gran explorador, pero nuestro fin será testimonio de que en nuestra raza aún no han desaparecido ni el espíritu del valor, ni la fuerza para resistir el sufrimiento”.

Sus últimas palabras: “¡Envien este diario a mi esposa!”. Depués tacha la última palabra y escribe “mi viuda”.

El 12 de Noviembre de 1912 encontraron sus cuerpos congelados en sus sacos de dormir, Scott abrazado a su compañero Wilson.


Como ya mencioné, este artículo está basado en un episodio de “Momentos estelares de la humanidad”, libro de Stefan Zweig que recomiendo a pesar de su espantoso título (un día preparo una entrada sobre otro capítulo, el del Mariscal Grouchy en Waterloo). Buenas novelas del autor son “Novela de ajedrez”, “Carta de una desconocida” o “Veinticuatro horas en la vida de una mujer”. Todos son libros cortos pero muy intensos.

Zweig es un tipo interesante, últimamente bastante en boga. Escritor austriaco exiliado tras el ascenso al poder del partido nazi y la unión con Austria. Espantado ante la que se antoja imparable maquinaria de guerra alemana y el horror que ello implica, se suicida con su esposa en Brasil en 1942. No es testigo de la que es, con Midway, la batalla clave de la Segunda Guerra Mundial, no puede ver la derrota de Von Paulus entre las ruinas de Stalingrado y el inicio del viraje del rumbo de la guerra en todos los frentes.

26 comentarios:

Nacho Cembellín dijo...

Qué interesante!!! de Scott tan sólo he leido lo referente a Shackleton y por lo visto muy bien no se llevaron. Shackleton nunca antepuso la expedición a sus hombres y sin embargo, según estos historiadores, Scott pensaba más en la gloría, costara lo que costara...
De cualquier manera, que hombres más audaces y valientes. Cuanto más leo o aprendo sobre este momento romántico de la historia de las expediciones más ganas tengo de viajar al polo... nos montamos una expedición triatletica-jamurada al polo???

Clemente Alonso McKernan dijo...

Joder, con la corrección de "esposa" por "viuda" se me han puesto los pelos de punta. Buena entrada, "para variar"...

Phaeton dijo...

Pues yo creo que estas expediciones polares están un tanto sobrevaloradas, quizá por ser la última frontera, quizá porque allí no había nadie con quien combatir, a quien masacrar o directamente exterminar. Eso les quita la carga negativa que tienen que arrastrar otros exploradores y/o conquistadores cuyos hechos fueron tanto o más esforzados, peligrosos y penosos.

Si te lo tengo que explicar... dijo...

Eran otros tiempos, otros hombres, otro mundo. Por cierto, que han realizado una peli sobre los últimos años de la vida de Zweig y el suicidio junto a su mujer. La pena es que no creo que llegue a las salas, pero seguro que la pillamos en algún ciclo menor. ¡Vaya una panda de románticos que estamos hechos!

Javier dijo...

Scott alcanzó la gloria que anhelaba con la muerte de todo su equipo. Si no, quizá, se hubiera convertido en el segundón olvidado.
Héroes: esclavos de una pasión que todo lo devora. Para ellos, nada vale excepto lo que la confirma y agranda, ni la vida misma.
La entrada de Phaeton me hace pensar en la película sobre uno de nuestros exploradores-conquistadores: "Aguirre, la cólera de dios" de Werner Herzog con Klaus Kinski, un tirano demente (Aguirre).
Mejor que hoy sean otros tiempos. Parece que tras los momentos estelares de la humanidad sólo hay violencia y muerte, ruido y furia.

Atalanta dijo...

Ya sabía yo que ésta te iba a gustar, Nacho. Algo de eso debe haber pero quiero leer más sobre estos personajes.
En Santi Spiritus, el pueblo de al lado, tenemos un Rambo que sí intentó llegar al Polo Norte además de muchas otras aventuras de verdad. Al final fracasaron por el tiempo y fueron rescatados, previo pago, por rusos borrachos en motos de nieve. Cuando me contaban historietas, alucinaba. Si algún día se tercia, para allá nos vamos. Ya te digo.

Clemente, otro que sabía que también le iba a gustar. Me falta el Ramón que anda "enredao" con los moros.

Phaeton, en el libro hay otro pasaje sobre el desubrimiento del Pacífico por Orellana, sobre cómo cruza la jungla, matando indios y dándoselos a comer a los perros. Madre de Dios, vaya panda de animalitos.

Que sí Ironmanu, que ésta cosas desde chicos siempre nos han gustado... ¿Quién sabe por qué? Un defecto genético.

Es cierto que su pasión los devoraba y no atendían a más. Por supuesto la vida pasaba a segundo plano. Nada lo ilustra mejor que el anuncio de Shacleton ¿Mejores tiempos los de ahora? Depende de qué hablemos.

Saludos para todos.

Miguel dijo...

siendo jovencico me despertaba algún sábado que otro mi madre poniendo a toda galleta un vinilo de Mecano (Descanso dominical) que le regalamos por Reyes en el que hay una canción dedicada al capitán Scott y a sus acompañantes (Héroes de la Antártida). No sé si era por ese estado semiconsciente que tiene uno al despertar, pero el caso es que esa canción marcó una época en mi niñez, y la historia se me quedó grabada. A ver si leo ese libro. Un saludo.

Xocas dijo...

Excelente entrada. Me encantan las historias de estos aventureros. En cuanto a que los tiempos sean mejores o peores, je, depende, sí. Entre otras cosas de las agallas que tengas para ir a por tus sueños, ¿no?

Phaeton dijo...

Uno de estos días escribiré en mi blog, algo que me temo será bastante impopular por aquí, sobre ese afán del hombre moderno de conquistar lo ya conquistado y que como ya tenemos el google earth y ya sabemos que hay en todas partes parece que en una especie de afan circense hubiera que buscar el más difícil todavía, y entonces hay que subir el Everest sin oxigeno y algún dia sin guantes o haciendo el pino, no sé si me explico.

Atalanta dijo...

Sé de que canción hablas, Miguel. Lee alguno de los otros libros que recomendé. Ya te pasaré alguno.

Xocas, hay que reconocer que estas cosas no son para cualquiera y los que no lo entienden, siempre con la misma matraca.... ¿Para qué? Ya lo dice Ironmanu: "Si te lo tengo que explicar, es que no lo vas a entender".

Pero bueno, Phaeton..."Un día de éstos escribiré en mi blog"...ja, ja, otro que ha caído. Bueno, bueno ya se lo recomendaré a Ramón para que los dos clasicómanos discutáis sobre música. Ya sólo falta el Ciego....aunque a éste mentarle los blogs y las bicis caras es mentarle la bicha. Se enciende, el tío.

Anónimo dijo...

Si es que como no lees el foro no te enteras de que ya ha escrito en su blog.

Mildolores dijo...

Impresionante.
Gracias por traernos aquí relatos y pasajes tan interesantes.
Ahopra comprendo eso de: "Hablar de triatlon en un blog de triatlon es de mal gusto".
Saludos.

Atalanta dijo...

Ciego, si es que no da tiempo a todo. O estamos o setas o a rolex.

Me alegro que te haya gustado, Mildolores. Jo, con la frase, sí que ha tenido éxito. Hombre, era una broma. Disfuto mucho leyendo y escribiendo sobre triatlón también, nuestra pasión común. Oye, jodío, pásalo bien por Nueva York.

Javier dijo...

Os ruego, sin ánimo de polémica, que no utilicéis cierta expresión como argumento.
‭“‬Si te lo tengo que explicar, no lo vas a entender‭” ‬denota exclusión. Si ese es lema de un blog, es que en él no se espera de los lectores más que el aplauso y está cerrado a lo que sea contrario a las opiniones allí expuestas.
Las motivaciones para publicar un blog pueden ser muy diversas. Una de ellas es la de hacerse entender por los demás e, incluso, a través del esfuerzo por hacerse entender por los demás, entenderse a uno mismo. Objetivar las ideas en la escritura conduce a comprender mejor lo que uno piensa. Si éstas son algunas de las motivaciones de vuestros blogs, ese "Si te lo tengo que explicar, no lo vas a entender" no es coherente.

Phaeton dijo...

Con el mayor ánimo de polémica digo que estoy de acuerdo con lo que dice Plato53. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer tiene una explicación, por más disparatada que pueda parecer al "no iniciado" o incluso aunque tal explicación tengamos que ir a buscarla a nuestro cerebro de reptil. Renunciar a buscarla y intentar darla a entender al profano es cómodo, no diré que esté mal o sea incoherente, supongo que será al menos tan respetable como la comodidad física del que en vez de entrenar hasta la extenuación prefiere pasar sus días sentado en el sofá bebiendo cervezas.

Javier dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier dijo...

La frase resulta ofensinva. Pues, inicialmente, se interpreta que el interlocutor no tiene capacidad de comprensión. Aunque caben otras posibilidades interpretativas:
- el emisor no tiene capacidad para explicar;
- lo que hay que explicar, no tiene explicación, es irracional.
"Si te lo tengo que explicar..." no es un argumento, sino una falacia. No va dirigida al entendimiento, sino al sentimiento. Se trata de tener razón humillando.
Si el diálogo cambia de un registro argumentativo a uno retórico es porque uno de los interlocutores se ha sentido ofendido o atacado.
Lo siento, seré pesado, pero sólo trato de entretenerme discutiendo ideas. No es mi intención ofender.
De todos modos, creo la compañía servil (como la de los polítcos en sus mítines, que todo lo aplaude) no es sincera.

Javier dijo...

... aunque aumenta la autoestima y el ego.

Atalanta dijo...

Madre de Dios... que llevo muy mala mañana y no tengo el coño para ruidos. De verdad que estáis fatal y tranquis que no ofendéis, que os conozco como si os hubiera parido.
Insisto en que comulgo plenamente con el lema del Iron. Hace tiempo que no describo a los no iniciados mis pasiones. ¿Para qué?
Ya lo dice el aidez de l´ego de Miguel.... "Alimenta mi ego con tus comentarios". Venga, jilis, nos vemos.

Txero dijo...

En Oslo hay un museo dentro del cual está el barco que Amudsen utilizó en sus expediciones. En realidad, la verdadera meta de Amudsen no fue alcanzar el Polo Sur, sino el Polo Norte, pero también él sufrió la decepción de los derrotados ya que otro aventurero llegó antes que él (y maldita sea que no me acuerdo como se llamaba). Por eso decidió acometer la conquista del Polo Sur.
Con el barco que antes os comentaba y en su aventura Ártica, se dejó atrapar conscientemente por los hielos del océano glaciar con la inteción de ser arrastrado por las corrientes lo más cerca posible del Polo Norte. Sus cálculos fallaron y el barco llevó una deriva incorrecta. Él mismo junto con otro hombre saltaron al hielo en busca de ayuda para el resto de la tripulación. Resulta gracioso, buscar ayuda en medio de la inmensidad de un desierto flotante de hielo. Seguramente nadie se acordaría de Amudsen si no hubiese alcanzado el Polo Sur en su carretara contra Scott, sin embargo a mi me parece más gloriosa la gesta de buscar ayuda para sus hombres sin más orientación que seguir la senda hacia el Sur, ¿hasta dónde, hasta cuándo? Hasta encontrar a alguien. Lo consiguió, fueron unos rusos a los que encontraron y pudieron rescatar a sus hombres, a todos, sanos y salvos.
Una de las claves del éxito de Amudsen, siempre comparándolo con Scott, fue que, puesto que la llamada del hielo era un impulso irrefrenable para él, se pasó una larga temporada en Alaska aprendiendo las formas de vida esquimal o mejor de sobrevivir esquimal.

Txero dijo...

"Si te lo tengo que explicar no lo vas a entender":

"Leo libros que no entiendo más que yo,
oigo cintas que he grabado con mi voz,...
me miro en el espejo y soy feliz..." (Parálisis Permanente "Autosuficiencia").

Plato, aunque nuestro querido Atalanta no lo admita, ya te dije en cierta ocasión que este blog nace de la intransigencia a la crítica y de la cobardía de poner a cada uno en su sitio. Fue más fácil crear un blog que contestar a un mentecato en el foro. Atalanta se siente más cómodo en el papel de los Mundos de Yuppie que sacando la mala leche que todos llevamos dentro. Quizás no haya que crear hostilidad (como pueda hacer yo) pero si la hay..... leña al mono, cojones.
Por lo demás, pues que cada cual haga lo que quiera, desde crear un blog, emular a Shakespeare, ser un estalinista-vegetariano o comprarse una bici de un trillón de kilopondios.

Estoy esperando esa visita románico-gastronómica a mi humilide morada, a la que estais todos invitados. No prometo sufrimientos ni calamidades como Shackleton, si no lujo y opulencia.

Rubén dijo...

Buenas, me parece el peor momento para escribir en tu blog, después de haber leído las aventuras de Scott y leer todos los comentarios, no sé de qué iba a escribir, voy a leer otra vez lo de Scott.
Ya estoy aquí, creo que parte de lo que le pasó fue debido a la obsesión de alcanzar la gloria, el conquistar por conquistar, poner la bandera cueste lo que cueste "ansia viva". Hoy en día, hay muchos Scott que ponen en riesgo su salud al querer alcanzar metas y retos que a lo mejor no están a su alcance.

Phaeton dijo...

Después de la cita que Txero ha hecho de parálisis permanente no hay mucho más que decir. Txero apúntate media docena de tantos.

A pesar de lo cual y como me acabo de pimplar dos oportos te regalo otra de Pessoa, aunque en realidad la frase viene de antes, de los romanos, gente de mucho fundamento como bien sabes.

"Navegar é preciso; viver não é preciso"

Y ya como esto del google es una cosa fenómena hasta he encontrado el poema completo y aquí te lo planto, yo creo que se entiende más o menos bien.

Navegadores antigos tinham uma frase gloriosa:
"Navegar é preciso; viver não é preciso".

Quero para mim o espírito [d]esta frase,
transformada a forma para a casar como eu sou:

Viver não é necessário; o que é necessário é criar.
Não conto gozar a minha vida; nem em gozá-la penso.
Só quero torná-la grande,
ainda que para isso tenha de ser o meu corpo e a (minha alma) a lenha desse fogo.

Só quero torná-la de toda a humanidade;
ainda que para isso tenha de a perder como minha.
Cada vez mais assim penso.

Cada vez mais ponho da essência anímica do meu sangue
o propósito impessoal de engrandecer a pátria e contribuir
para a evolução da humanidade.

É a forma que em mim tomou o misticismo da nossa Raça.

Isadora dijo...

Siempre que pienso en gente que arriesga de forma mortal su vida por conseguir un objetivo, me vienen un montón de sentimientos diferentes cuyo regusto final es una mezcla de admiración, angustia y pena.
Embarcarse en un peligro voluntariamente, aún queriendo seguir vivo adentrarse cada vez más en la muerte y... una vez sin salida ni esperanza, dejar constancia de la despedida conscientemente, tiene que ser un acto indescriptiblemente desolador.

Toda esta "loca" gente me conmueve profundamente tanto por su "vida" como por su "muerte".
Me ha gustado mucho tu post.

Atalanta dijo...

Txero, muy interesante la historia de Amundsen. Ya sabía yo que ésta te iba a gustar y que no te ibas a aguantar.
De lo demás, pues ya sabes que yo soy un fan de Parálisis. Al final, de acuerdo con que cada uno haga lo que quiera. Sí, ya sabes que yo no soy muy polémico y no me gusta discutir y menos por cosas que no considero tan importantes. Supongo que tienes razón en lo de que prefiero vivir en la calle de la gominola ¿Qué hay de malo en ello? Bastantes problemas de los serios tengo ya para preocuparme por tonterías.
Ya sabes que tienes permiso para charlar todo lo que quieras siempre que no te metas con gente que no sea yo. De no ser así, procederé a meter la tijera como el vegatariano estalinista. De la ruta gastronómmica nos tendrás que poner un cebo deportivo, algún reto para antes de comer. Y tú a ver si te pones a hacer algo de deporte, que pronto no vamos a saber si el embarazao eres tú o Ana... Ya te falta poco, dagal...

Bienvenido, Rubén. No te preocupes. Los tocapelotas son casi como hermanos y les gusta provocar pero, excepto para mí, son inofesivos. Yo también creo que Scott tuvo claro que ponía por encima de todo alcanzar el polo y la gloria. La vida era algo secundario. A pesar de ¿fracasar?, pasó a la Historia. Era lo que pretendía.

Phaeton, me ha gustado mucho el poema. El verso lo voy a utilizar en el blog. Hace tiempo que planeo una entrada sobre los marineros portugueses. Además, yo siempre llevo al cuello la nave, escudo de Lisboa, mi cuidad favorita.

Isadora, pues si a ti te ha gustado mucho mi entrada, sinceramente a mí me ha gustado mucho, mucho tu comentario.

Saludos para todos.

Anónimo dijo...

He leído mil veces este relato, y todavía sobrecoge el esfuerzo y las penurias que tuvieron que pasar. Mal preparado o no, Scott se sobrepuso hasta más allá de sus propios límites, hasta que las fuerzas lo abandonaron. Para mí, tuvo unos huevos enormes. ¿Quién lo haría en esas condiciones ahora?