sábado, 2 de junio de 2012

Tertulia, "El perseguidor"




El relato es un homenaje a Charlie Parker, el genial saxofonista. Hace muchos años leí una biografía del músico a cargo de Ross Russell. Para introducir al personaje, cuatro letras. Charlie Parker es uno de los músicos más importantes en la historia del jazz. Junto a Dizzy Gillespie fueron los abanderados de un movimiento que revolucionó el jazz, el Bebop. Básicamente la cosa consistía en dejar atrás los patrones del jazz más lineal y clásico, representado, entre otros, por Louis Armstrong o  las orquestas de Count Basie o Duke Ellington para buscar la libertad, saltarse las normas, improvisación tras un lenguaje más puro. Como es de rigor ante cualquier fenómeno de índole rompedora o revolucionaria, llegó la incomprensión y el desprecio. Después, el encumbramiento. Paso intermedio para las idas de olla de Ornette Coleman y demás alucinados del Free Jazz. A ver, no he consultado nada, oigo jazz de vez en cuando pero estoy a mil millas de ser un experto así que si aparece un verdadero aficionado militante al uso,  como el Chulo, no me molestará y agradecido, tendré por bien merecida la colleja por entrometido. 

Además Charlie Parker cumplió a rajatabla el manual de la autodestrucción, el del genio devorado por su arte del que conocemos tantos ejemplos en jazz y rock. Drogas, alcohol, noche, desorden moral y vital. Empeño en apartar de sí a todos los que sinceramente lo quisieron. Charlie Parker murió a los treinta y cinco años. El parte de la autopsia decía que su cuerpo parecía el de un hombre de sesenta. Supongo que muchos habréis visto "Bird", la película de Clint Eastwood sobre la vida del músico, interpretado por Forrest Whitaker.



Ya estáis en situación. El relato. Bien, el relato es maravilloso. Así, de entrada. Con eso debería bastar. Cualquier cosa que yo cuente, sobra. Tanto desde el punto de vista formal -por ejemplo, me sorprendió y conquistó ese cambio al tiempo futuro para hablar de pasado- como de fondo, me parece una pequeña pieza maestra. Siempre digo que la gente que escribe bien intimida. Esta pequeña obra no asusta, está llena de párrafos que son verdaderas hostias en pleno rostro. 

Bruno, un crítico de jazz francés que ha escrito un libro sobre la vida del músico -aquí se llama Johnny Carter-, nos relata su ajetreada estancia en París. Es amigo y receptor de las absurdas disertaciones y diatribas del saxofonista, por momentos completamente fuera de la realidad, al borde de la locura.

Johnny persigue con su música algo que no entiende pero que sabe que está ahí. Lo que busca está al margen de la realidad, no puede aprehenderse mediante palabras, ni siquiera puede ser pensado. Bruno sabe que es cierto y se siente impotente y falso al intentar describir su música y su figura en palabras que nunca podrán retratar su talla real. Es consciente de su mezquindad frente al genio y eso le hace sentir miserable. Reconoce como egoístas a  que le rodean que solo quieren "sacarle brillo a la estatua que hemos erigido entre todos", "salvar nuestra idea de él".

Atormentado por los recuerdos y por una insatisfacción imposible de calmar, da pie a reflexiones filosóficas sobre tiempo y realidad ¿Y si fuera un visionario? ¿Y si él fuera el único cuerdo y el resto del mundo fuera el loco? Embarcado en una tarea titánica, la de encontrar lo inencontrable, consigue atisbos en  esa gloriosa grabación paradójicamente imperfecta.

"Comprendo que le enfurezca la idea de que vayan a publicar "Amorous", porque cualquiera se da cuenta de las fallas, del soplido perfectamente perceptible que acompaña algunos finales de frase, y sobre todo la salvaje caída final, esa nota sorda y breve que me ha parecido un corazón que se rompe, un cuchillo entrando en un pan ( y él hablaba del pan hace unos días). Pero en cambio a Johnny se le escaparía lo que para nosostros es terriblemente hermoso, la ansiedad que busca salida en esa improvisación llena de huídas en todas direcciones, de interrogación, de manoteo desesperado. Johnny no puede comprender (porque lo que para él es un fracaso a nosotros nos parece un camino, por lo menos la señal de un camino) que "Amorous" va a quedar como uno de los momentos más grandes del jazz. El artista que hay en él va a ponerse frenético de rabia cada vez que oiga ese remedo de su deseo, de todo lo que quiso decir mientras luchaba, tambaleándose, escapándosele la saliva de la boca junto con la música, más que nunca solo frente a lo que persigue, a lo que se le huye mientras más lo persigue. (...) Johnny persigue en vez de ser perseguido, que todo lo que le está ocurriendo en la vida son azares del cazador y no del animal acosado". 

Os dejo unos fragmentos. Mejor que nada que pueda contar:

"Esto lo estoy tocando mañana" se me llena de pronto de un sentido clarísimo, porque Johnny siempre está tocando mañana y el resto viene a la zaga, en este hoy que él salta sin esfuerzo con las primeras notas de su música."

"Porque después del paso de Johnny por el saxo alto no se puede seguir oyendo a los músicos anteriores y creer que son el non plus ultra; hay que conformarse con aplicar esa especie de resignación disfrazada que se llama sentido histórico, y decir que cualquiera de esos músicos ha sido estupendo y lo sigue siendo en su momento. Johnny ha pasado por el jazz como una mano que da vuelta a la hoja, y se acabó".

"Que la música salve por lo menos el resto de la noche, y cumpla a fondo una de sus peores misiones, la de ponernos un buen biombo delante del espejo, borrarnos del mapa durante un par de horas".

"Este jazz desecha todo erotismo fácil, todo wagnerianismo, por decirlo así, para situarse en un plano aparentemente desasido donde la música queda en absoluta libertad , así como la pintura sustraída a lo representativo queda en libertad para no ser más que pintura".

Referencia a los músicos clásicos, a Armstrong: "Es como lo toca Satchmo, tan limpio, tan puro. ¿A ti no te parece que lo que toca Satchmo es como un cumpleaños o una buena acción? Nosotros... Te digo que he querido nadar sin agua. Me pareció... pero hay que ser idiota... me pareció que un día iba a encontrar otra cosa..."

Para terminas, ¿Un intento de Cortázar por describir la música que le apasiona a través de la voz del propio Johnny?

"Sobre todo no acepto a tu Dios -murmura Johnny-. No me vengas con eso, no lo permito. Y si realmente está del otro lado de la puerta, maldito si me importa. No tiene ningún mérito pasar al toro lado porque él te abra la puerta. Desfondarla a patadas, eso sí. Romperla a puñetazos, eyacular contra la puerta, mear un día entero contra la puerta. Aquella vez en Nueva York yo creo que abrí la puerta con mi música, hasta que tuve que parar y entonces el maldito me la cerró en la cara nada más que porque no le he rezado nunca, porque no le voy a rezar nunca, porque no quiero saber nada con ese portero de librea, ese abridor de puertas a cambio de una propina, ese..."

Ya estoy tardando en leer "Rayuela".

Para la próxima terturlia, "El nadador" y "Reunión", dos relatos de Cheever de los que hace tiempo que leo muy buenas referencias. Son muy cortitos. Ni siquiera los han colgado en PDF. Están escritos directamente por ahí. Buscadlos. 1 de Julio.

De música, Charlie y Dizzy, claro.


5 comentarios:

Gonzalo Aróstegui Lasarte dijo...

Pareces elegir siempre mis textos favoritos, qué curioso. Tanto el relato de Cortázar como la película que mencionas de Eastwood son extraordinarios. Pásate por este enlace por si te intesera saber de mi segunda y recién publicada novela:

http://raggedglory.blogspot.com.es/2012/05/en-los-antipodas-del-dia-publicacion-y.html

Un abrazo.

Suso dijo...

Aún no he terminado de leer el texto completo. Me impresiona la capacidad y la facilidad que Cortázar tiene para comunicar... y el manejo del lenguaje, tan suelto, libre y fresco como el de Cela, por poner un ejemplo de esta tierra.

Los duelistas (videoblog de libros) dijo...

?Y sin entender mucho de jazz me gustara el libro?

el chulo dijo...

Hola Abel,
te agradezco el tema del post y sobre todo el libro, no lo conocía y me lo apunto para que sea el siguiente.
Es una pena que gran parte de este estilo no se pudiera grabar por culpa de una prohibición y que por ello nos perdamos mucho de lo bueno que se tuvo que tocar en esos años 40.

Atalanta dijo...

Gonzalo, vamos a tiro fijo. Por ahora todo los que elijo son clásicos o textos muy renombrados por la opinión general o la crítica que me interesa en particular. Textos que tenía en el debe y voy solucionando. Ya le eché un ojo, pinta bien. Me pondré en contacto contigo.

Cortázar, son gente que tiene el don. Como Borges, por ejemplo. De Cela leí hace muchos años "La familia de Pascual Duarte" pero era demasiado chico para entenderlo. En COU, "La Comenta" y me impresionó. Tengo que leer algo de él ahora.

Duelistas, bienvenido. Estoy convencido de ello. No es un libro. Es un pequeño relato -37 folios-. TE conquistará, seguro. Como todos los grandes, al final simplemente hablan de la vida.

Chulo, te digo lo mismo, es un relatillo- relatazo, ya lo estás descargando. Supongo que se publicará en alguna colección de relatos del escritor argentino. Te encantará, a ti más que a nadie. No sabía de ello. Momentos de efervescencia, de vida que se escapa. Esa sensación de estar creando algo nuevo, de asistir como espectador al nacimiento de un fenómeno tan brutal, de escuchar a genios de verdad, solo puede ocurrir en muy pocos momentos en la vida. Charlie, en el fondo, tenía una ideología muy punk. Muy Cobain, "mejor quemarse que desvanecerse", como decía el abuelo Neil, como firmó Kurt.