martes, 31 de julio de 2012

A marchas forzadas




Nada como un buen estímulo para ponerse en marcha. El Anillo Vindio es la ruta circular que une todos los refugios de Picos de Europa. Algo así como un versión extendida de la “Travesera de Picos de Europa”.
Una distancia de  115 kms y sobre todo los 9.000 metros de desnivel positivo la convierten en un reto de carácter extremo. “Picos“ son montañas tan hermosas como complicadas. Terreno técnico, apenas "corrible". 
Por si  fuera poco, apenas se ha intentado y hay tramos donde solo el experto conoce la ruta a seguir. En principio, allí nos presentaremos el próximo sábado. Me comentaron que acompañaríamos a unos "élites" que sí disponen de los tracks, información reservada. Aunque ellos fueran de paseo, nosotros no podríamos seguirles así que la cosa no sé muy bien cómo saldrá. Haremos lo que se pueda que imagino, será alguna parte. Ya os contaré. 
Lo mejor es que los miembros de la Escuadra Moncheta nos volveremos a reunir tras un año sin vernos para hacer una de las cosas que más nos gusta, pasarlo bien y mal entre montañas, para compartir y ponernos al día alrededor de unas cervezas.
A cuenta del reto y sobre todo, de la ilustre compañía, me puse las pilas estos días. Apenas cuatro jornadas que  para algo servirán. 
Martes:Los cuarenta minutos que me permite el trabajo.
Miércoles: Media horita antes del trabajo (6:30), media después. (21:30).
Jueves: Una hora. 
Viernes: Ya 22 kilómetros por Águeda y pantano con entrantes de pista y desnivel.
Sábado: Jornada ¡¡En todus lus frentis!! Hora y media de bici y ascensión a la Peña de Francia primero andando, después corriendo con Efedexdx que me dejó exhausto en la cima. Descenso corriendo acompañado de Arturo


Domingo: Alberca – Portillo por la carretera y descenso por el camino a Batuecas. Malas sensaciones iniciales, olvidadas en  un tranquilo ascenso  al trote por un sendero que recordaba con menos pendiente.  


En esos momentos no me apetecía nada de nada la vuelta al Portillo. Prefería un baño.


Fin de etapa en un caño de la Alberca. Tras dos horas, bastante fresco para lo mal que empezamos.



Sábado y domingo acabé bañándome en el mismo sitio, en la poza de agua helada de El Maíllo. Un lujo.

Lunes: 40 minutos de monte en Pinofranqueado.

Habrá que rematar la semana con lo que se pueda.

El sábado, durante la merendola, música. Enemigos fueron los que más sonaron -es de lo poco en lo que todos estamos de acuerdo-. Cuenta atrás para Vindio. Tic tac, tic tac.

domingo, 29 de julio de 2012

Crónicas de palacio: Capítulo II

  


Bilbao. Palacio Euskalduna. En clase de inglés podíamos elegir una canción y hacer una presentación del artista a los compañeros. Yo elegí "Holocene" de Bon Iver. La expresión francesa que da nombre a la banda viene a significar "Un buen invierno". Detrás del grupo solo un hombre maneja los hilos, Justin Vernon. Finalmente, por ajetreos laborales y confusión con el día, no pude llevar a cabo la exposición así que utilizaré algo de lo que escribí en su día para presentar al personaje que imagino muchos conoceréis y otros tantos no. La verdad es que me sorprendió que un recinto de más de dos mil personas se encontrará atestado de gente entusiasmada por la extraña música de este corazón solitario. Estoy seguro que en mi pueblo me costaría encontrar ¿cincuenta personas? que supieran quién es. Si ya cuando compito, Euskadi es otro planeta, otro tanto me parece su forma de acoger la cultura y la  música en particular. No es extraño que sea estación de tantas giras interesantes.  
Un músico, un disco con una historia detrás, de esas que marcan, las que suponen un punto de inflexión en una vida y en una carrera. Una banda que se rompe, una vida que se rompe, un amor que se rompe.  Esos terremotos vitales que a veces no ocasionan naufragios sino que paradójicamente, provocan renacimientos, detonan toneladas de energía para construir una vida mejor que de otra forma, siempre hubiera permanecido oculta. 
Las dudas sobre su existencia, sobre su orientación y destino, las consecuencias de una enfermedad y el desamor lo llevaron a encerrarse en una cabaña en Wisconsin ("solo quería estar solo en un lugar donde hiciera frío") para cumplir con su papel de crisálida y sanar en mariposa. Sus alas fueron las canciones compuestas durante el aislamiento. Lo que en principio sería la base para la producción de un disco al uso, decide publicarse tal cual. Los comentarios de quienes escuchan las maquetas, van tiñendo el disco de rojo y negro, del color de esa otra obra catártica y austera como el dolor. "For Emma, Forever Ago" sería   el primer "Nebraska" del siglo XXI.



Recuerdo que lo compré justo antes de un viaje a los Alpes. Me gustaba pero no acababa de entrar en su universo. Cuando volví una semana después con la mochila cargada de aventuras, no podía dejar de escucharlo una y otra vez, estaba atrapado Aquello no era folk, no era el lamento de un hombre abrazado al mástil de su guitarra como al de un barco durante el naufragio. Era diferente, era mucho más. Aquella música tan simple era extremadamente rica y llena de matices. Tan preñada de dolor, esperanza y verdad que asustaba. El boca a boca colocó la obra en órbita y los premios no tardaron en llegar.
Los que vendieron el primer disco como "neofolk" o similar, tuvieron que recular con su segunda obra. "Bon Iver" un fresco tan rico como su bella portada. No hay etiqueta para su música. Un cóctel de influencias difícil de destilar: folk, "ochentas" y "noventas", rock progresivo, extremo cuidado de las armonías vocales. Tantos saltos de página en cada canción.
Todo eso se pone de manifiesto durante el concierto  e intuyes que el grupo está tan trabajado que tenemos el privilegio de asistir a  la época de la recolección de la fruta madura, el mejor momento de una banda, el del verdero diálogo entre los nueve músicos en escena. Dos baterías y toda clase de vientos complementan el diseño clásico. Difícil llevar al directo el entramado que es su música. Por encima, siempre la voz de Justin, esos domados agudos que lo dominan todo.
Por si fuera poco, la puesta en escena, el manto de luces que envolvía lo que parecía una cueva era de un gusto exquisito fuera de lo común. Sólo con Sigur Rós vi algo comparable; donde el artificio y el añadido casara y tuviera tanto sentido. Justin luce trazas de abandonado pero estos detalles me lo presentan como perfeccionista.


Desde el interior de aquella cueva surgía esa magia especial que solo muy de vez en cuando llega en algunos conciertos (todavía me siguen sobrando cuatro dedos de mis dos manos). Y me dio por pensar en esas bandas que George Lucas disfrazaba en sus películas de galaxias, tratando de imaginar la música del futuro. Hoy el futuro estaba presente, sin trampa ni cámaras. A los mandos una mente preclara con el talento para ser capaz de abrir nuevos caminos dentro de un mundo, por esencia y concepto, inmovilista y condenado a repetirse, el de ese rock and roll que tanto amamos. Terreno pantanoso donde lo más fácil es despeñarse, donde solo los más grandes sobreviven.
Y termina una y vuelve con otra y parece que esos sonidos de la pequeña cueva de tela no podrían disfrutar de mejor caverna para albergarlos que el impresionante Palacio Euskalduna. Yo estaba en lo alto del edificio, lejos del escenario y la acústica (a la que se refiere en un par de ocasiones el propio músico) es asombrosa. Y los músicos y Justin disfrutan y se gustan y  atrona el martillo pilón de las dos baterías contándonos historias que ocurren cuando vas a donar sangre en "Blood Bank" o asistimos a la invocación de los demonios de antaño cuando interpreta un aún más austero, sincero, escalofriante -sí, era posible- "Re: Stacks".
En el mundo de la música pop, todos los grandes lo tienen o lo han tenido, tal vez solo durante unos meses. Después "eso" a lo que nunca le encontraremos nombre, se comienza a esfumar aunque muchos son capaces de disfrazarlo a base de trabajo y oficio.  El pasado domingo asistimos al milagro. Fuimos verdaderamente afortunados.


jueves, 26 de julio de 2012

Crónicas de palacio: Capítulo I



Escribo porque me gusta, escribo porque cuando a veces, cuadro lo que cuento con lo que quiero contar, me provoca ese adictivo bienestar tan difícil de explicar, el que  nace de todo aquello que merece la pena, todo aquello que no se puede medir, contar, encajar en frascos o categorías.

Si vendiera líneas, sería franquicia de bajo coste. No merezco precio alto y de lejos se ve que gusto regalar, que prefiero ser asaltado.

Pero he aquí que de forma inesperada, unos párrafos me concedieron un presente. Grande para ser llave, pequeño para ser cosa. 

(José Castillo)

Una llave al pasado, al de un crío que cuando paseaba por la muralla,  con esfuerzo se encaramaba a la tapia de un jardín, reino de mastines que pareciendo tiernos y achuchables, amedrentaban con ladrido fiero.


Entonces pensaba qué sería caminar,  descubrir, atrapar el interior del palacio tan cercano e inalcanzable.


 Muchos años después, he recorrido estancias nobles de la mano del corazón más noble y puro, pétrea fuerza de voluntad en cuerpo menudo, la persona que se cruzó en mi vida en el momento justo. Una llave al futuro.


 Un palacio parece grande para dos personas, más si te deslumbras al traspasar cada quicio; aun tratando de detenerla, la noche transcurre rauda, abrazados al silencio de un patio mágico.

Y entonces piensas que no estaría mal elegir alguna de esas canciones tan importantes en tu vida, esas que el escenario te obliga a elegir con mimo y veneración.

Y llega el amanecer de un sábado enredado en la sinceridad de un lugar que invita a proyectos y confesiones.


Duermes apenas un ratito, abres la que crees ventana y que no es más que otra puerta que traspasas de un salto a otro mundo, el del jardín más hermoso de Ciudad Rodrigo, ya sin aquellos guardias peludos.

Un desayuno, una despedida, un "volveremos".


Gracias a los dueños por ese regalo desmedido e inmerecido, gracias a Carmen y Sheila por todos esos detallas que convirtieron una noche especial en inolvidable. 


La primera canción que sonó en ese patio del Renacimieto es la de ya un clásico moderno, una música extraña que parte del pasado para crear su propio lenguaje. Como  un edificio que se adaptó al presente sin perder la gracia y el donaire que proporciona la aristocracia real, la del ser. A Justin lo vi al día siguiente en otro palacio pero eso es otra historia, otro capítulo.


lunes, 23 de julio de 2012

Jaramugueando a corto y largo plazo


El sábado Ya sabéis, nueva jornada "¡¡En todus lus frentis!!"  y van... Peña de Francia arriba y abajo.  La forma la eliges tú. Después carne asada en El Maíllo. Estáis invitados. Los interesados avisad con tiempo por el tema de la comida. 

 

Durante la visita que hice a la Catedral el sábado, me enteré que de que en 2014 se cumplen ochocientos años desde que San Francisco de Asís, llegó a Ciudad Rodrigo desde Santiago. Por entonces se llevaban a cabo los trabajos de construcción de la catedral y así aparece inmortalizado al pie de uno de los nervios de la nave central.

Se me ocurrió que un buen forma de conmemorar su visita sería, inventarse una especie de ultra recorriendo el mismo camino. Alrededor de 500 kms en ¿una semana? Lo podríamos bautizar como  "Los quinientos de Asís" aunque se admiten sugerencias. Como falta mucho tiempo, ahí dejo la idea para que tarados y aspirantes la rumien con calma.

Tenemos un Asís en la panda virtual. Digo yo que al final habrá que hacer un puente entre Euskadi y Miróbriga por tanta buena gente de esas tierras, de corazón tan grande como sus montañas, que sigo conociendo. 

Ayer hablamos de los Smiths, pero hoy voy a compartir una canción de otra de las bandas favoritas de Asís, también de Manchester. Podríamos pensar que los dos grupos "mancunianos" sufrieron muerte prematura. Yo prefiero creer que duraron lo justo para dejar un legado inmaculado.
A alguno le extrañará que no escriba de palacios. Mañana comienzo mi serie de dos capítulos de dos memorables noches de palacio, Montarco y Euskalduna.
Vale.

viernes, 20 de julio de 2012

Festival de blues de Béjar, el reflejo del pantano


Es Béjar, es montaña. Es Béjar, es La Alquitara, es criterio y buen gusto. Tristemente algo que debería ser la norma, es la excepción. Hay muchas músicas, unas me interesan, otras no. Sin embargo, sin esfuerzo trazo la  línea que separa propuestas válidas o legítimas con trasfondo real de la pura basura prefabricada, congelada y sin alma que se escucha en ese hilo musical permanente que nos rodea por doquier, desde el supermercado hasta la consulta del dentista. Esta sobreexposición podría significar lo contrario pero,  hoy por hoy, en un país como el nuestro,  no implica más que  la banalización y falta de respeto por el arte que más me conmueve.


En Béjar, nuestra ciudad hermana, cada Julio celebran desde hace más de una década su festival de blues. Un pequeño milagro que, imagino,  fueron construyendo a partir de la nada, en una suerte de aventura alocada, solo apta para tripulantes arrojados y convencidos. Hoy, para calentar motores, organizan un taller de armónica para niños, dato que podría parecer  anecdótico pero que me parece más relevante que cualquier porcentaje de audiencia o cifra de asistencia. Por algo un tipo con la clase y el criterio de Elliot Murphy, cuando abandona París para sus giras, suele guardar un hueco para esta pequeña ciudad montañera. 

En el festival, partiendo de la raíz común del blues, las bandas se enredan en palos bastardos, el que practicaban  blancos de lejanas y verdes islas del norte fascinados por las aguas del delta, el que transmite el soul más cachondo. Su nota común, el respecto por el buen hacer y por el sentimiento sincero que siempre ha de transmitir cualquier música honesta. 

Veneración por sonidos que quedaron atrás, que ya no son portada, que solo son objeto de sesudos estudios por parte de sus seguidores más aplicados o de artículos de sección de cultura de periódicos serios, como si esas músicas que fueron el vehículo de expresión del dolor o violenta arma con la que antaño se rompían las barreras más altas, las invisibles,  yacieran amortajadas en galerías de bibliotecas de acristaladas.


Sin embargo, basta colocarse en primera fila de un concierto como el del sábado y sentir la fuerza de esos tornados, esos músicos prodigiosos, para siempre injustamente valorados, gargantas a la altura de Janis, ecos de cuatro cuerdas de bandas legendarias para crecer y hacer crecer en un rito de retroalimentación tan ajado como lozano.



Esos blues que tantas veces escuché en mis habitaciones, "Manish Boy", "Hoochie Coochie Man", "I Got a Woman", "Got My Mojo Workin" , el "Helter Skelter" de los Beatles menos Beatles, el riff más poderoso   del rock, "Whole Lotta Love" , un "People Get Ready" tan adecuado para las circunstancias que nos toca padecer, un clásico de Rory me sirve para aceptar mi fosilización y aguantar toda la tierra que quieran arrojarme encima. Desde el estrato más profundo, seguiremos guardando el secreto más valioso, el de la música que solo transmite verdad.  

Vale.


jueves, 19 de julio de 2012

Love of Lesbian, misión cumplida


Love of Lesbian han pasado varias veces por aquí. LLevo años recomendándolos, tratando de ayudar a darlos a conocer. Si habéis hecho algún viaje largo en mi coche, probablemente los hayáis escuchado. A veces me parecía increíble que canciones que tantas veces he cantado de verdad, a voces y sin rastro de vergüenza en mi salón, con la pasión que sentía de adolescente, no llenara miles de habitaciones y tardes a lo largo del país.

Era inevitable que crecieran. Han ido escalando poquito a poco, sobre todo gracias al boca a boca, hasta que con el nuevo disco consolidan su estatus de pequeña estrella patria con ya legión de convencidos creyentes. 

A pesar de las ganas, no sé por qué  he ido dilatando el enfrentarme al disco, tal vez por mantener la ilusión, la magia, el miedo. Estos días me estoy sumergiendo de verdad y a cada escucha me gusta más porque descubro más. Disco doble conceptual en tiempos donde ya no  estila. El tema: la noche, articulado en torno a sus dos títulos, "La noche eterna" y "Los días no vividos". 

Retrato de la interminable gira del anterior disco y la coexistencia de dos mundos enfrentados por la inevitable frontera del agotamiento y el hastío. La fiesta, el ruido, la risa, la evasión continua, la no reflexión frente a la añoranza, el arrepentimiento, la pérdida, la vida real.

Estoy descubriendo las canciones y los versos con calma, sin prisa. A mis ojos, los temas irán cambiando su papel y tamaño hasta que encuentren esa talla exacta que solo proporciona el paso del tiempo. Por ahora, os dejo una curiosidad, una imagen brillante, una idea original: el encuentro de "Oniria e insomnia", la canción puente entre las dos partes del disco.




Tiempos en los que me jodía que la gente se perdiera pequeños vasijas de arcilla sin pulir como "Mi primera combustión" o el retrato de la secuencia del amor. Del amor al desamor, del desamor a la indiferencia, a la nada. 

Tiempos en los que publicaba recopilaciones , a las que iré añadiendo temas del último trabajo.


martes, 17 de julio de 2012

Sábados tan sábado

  

Cada mañana colocas en la mesa frente a ti una destartalada agenda. La abres por una fecha irrepetible que nunca volverá, una hoja atestada de anotaciones, colores, tachones, círculos. Comienzas una tarea que sabes que ni en tus mejores sueños podrás completar en una jornada que a esas horas parece tan larga y que es solo espejismo.



Otros días madrugas y trasnochas buscando estirar días perfectos que sientes escaparse.
Esos sábados tan sábado, esos fines de semana sin ni  siquiera brisa de diario. 
De los miles a los canguingos, de las batipuertas al rock. 
Será la compañía.




No tengo tiempo, ya prepararé una pequeña crónica de los conciertos del sábado en el Festival de Blues de Béjar. No sabía qué música poner porque esos grupos los dejo para el miércoles. Un concierto donde la gente disfrute con ganas, como en los que tuvimos la suerte de estar en la plaza de toros del Castañar. The Killers básicamente son una banda de horterrillas medio "abobaos" que se dedican a meter la pata más que otra cosa pero hay que reconocerles un puñado de canciones excepcionales por las que otros matarían. "When We Were Young", por temática y sonido, un fusilamiento a Springsteen en toda regla. Al menos son honestos y lo reconocen.

Vale.

viernes, 13 de julio de 2012

Cuando éramos reyes


Hace unos días leí una entrevista a Roberto Heras. Evidentemente le preguntaban sobre Armstrong, evidentemente le preguntaban sobre doping. No entraba al trapo, claro. Me llamó la atención el espíritu que se desprendía de sus palabras, el de  nostalgia de recuerdos irrepetibles. Las concentraciones en Texas, los inicios de la preparación invernal del Tour junto a uno de los ciclistas más grandes de la historia,,en etapas ya por entonces demasiado largas; cuando, congelados por el frío de los Alpes, completaban  hasta tres ascensiones consecutivas a puertos estrellas final de etapa.

Lo relacioné con otras declaraciones de Rijs, cuando en rueda de prensa reconoció  ir dopado cuando ganó su Tour (ese del que ya no le pueden desposeer), pero que nada le privaría de aquellos maravillosos recuerdos, culminados por la coronación en París. 

Me dio la impresión de que Heras explicaba sin explicar que puede haber drogas -que no queda otra, es deporte profesional-, pero que aún así, para ganar una vez, más para ganar cada año, hay que entrenar más que nadie y convivir con el dolor y el esfuerzo como compañeros. Estoico es una palabra "escasa" para definirlos. Imagínate hasta dónde llega el mérito si has superado un grave cáncer.

Se desprendía una admiración sin límite por Armstrong como atleta físicamente privilegiado, pero sobre todo con una mente portentosamente metódica y orientada cada momento de su vida  hacia un único fin: el que se define en apenas el minuto que dura un himno en los Campos Elíseos. Fue un honor cabalgar junto él y convertirse en parte de una leyenda.


Hay lo que hay pero siempre digo que no entiendo por qué cuando todo ha acabado, no cuentan la verdad sobre un deporte maldito, los bajos fondos tras el oropel. Yo no me siento legitimado para criticar comportamientos ajenos pero me gustaría conocer la verdad en boca de su protagonistas. Tal vez en una década sea normal leer retratos sobre el lado oscuro.

No hablemos de la política de España sobre estos temas porque clama al cielo que un país democrático, utilice el deporte como la propaganda de los antiguos países del bloque soviético. A fe mía, bien ganada es nuestra fama fuera de nuestras fronteras.  Sangrante que la Operación Puerto solo sirviera para sancionar a Ullrich en Alemania, Basso y Valverde en Italia. Aunque duela, hay que reconocerlo, aquí sigue existiendo tolerancia con el dopaje. Ejemplos hay muchos y si queréis entramos en materia; tal vez por eso aquí venía (¿sigue viniendo?) a pillar la mandanga todo cristo. 

Por razones de trabajo y real falta de interés, apenas veo el tour; sé cómo van de milagro. Vi el final de etapa de ayer mientras me echaba una buena siesta y sí, al ver esos cuerpos tan castigados durante meses hasta el punto justo que les permite seguir mejorando sin romperse, tan al límite de sus capacidades, tan finos (la madre de Susana siempre dice que ha ganado uno "mu delgaíno"),  los admiro por pundonor, capacidad de sufrimiento, constancia y hacer bien un trabajo tan despiadado que comienza muchos meses atrás. Para ser ciclista hay que ser duro, para ser un élite hay que ser realmente Clint Eastwood. "Los ciclistas estás hechos de otra pasta" no es una frase vacía de contenido, es muy justa. 

Sobre el uso de sustancias prohibidas hoy, soy bastante escéptico (ese Sky en plan locomotora Festina, donde no existen gregarios porque todos son purasangres es sospechoso). La verdad es que lo veo todo negro. Rolling Stones. Cincuenta años desde que los amigos se subieron a un escenario. Casi nada. Al loro con Brian Jones tocando el sitar. Un virtuoso arrogante y que sin embargo se mostró incompetente para la composición, cuando las iniciales versiones "blueseras", fueron progresivamente sustituidas por las incómodas y legendarias canciones del tándem Jagger-Richards. 

Vale.

jueves, 12 de julio de 2012

Si hasta las grandes se buscan la vida


Es lo que tiene nadar en música,  conoces muchas bandas e intérpretes desconocidos, que están empezando o que siempre caminaron por la sombra. Piensas que entiendes el mercado -cuando eso existía- y por dónde se mueve una sociedad previsiblemente imprevisible en cuestión de gustos. Entonces, escuchando algún disco, apuestas, te dices que alguien lo tiene todo para triunfar, que sería injusto o absurdo que no fuera así. A veces aciertas, a veces te equivocas y te preguntas por el secreto del éxito. Tal vez todo descanse en un simple golpe de suerte. 


Dayna Kurtz no es una debutante. Es veterana y ya pasó por aquí. Ahora es más conocida pero no entiendo las razones por las que no ha triunfado de verdad. Lo tiene todo, canciones y una voz poderosa y personal a la altura de las grandes. Estudiosa de la tradición americana temprana, del blues al folk, del rock al jazz, importa con tino tales mimbres a sus composiciones. Además gusta de hacer versiones. De hecho, en su maravilloso último disco, "Secret Canon, Vol 1", pone al día temas de los años cincuenta y primeros sesenta, canciones desconocidas que trata de rescatar del olvido. No, no se trata del gastado truco de utilizar los "estándares" de siempre -que no necesitan ni una puñetera lectura más porque los mejores ya legaron perfección-, para revitalizar carreras decadentes o gastar el último cartucho para tratar de ponerse en la órbita de la fama. Es un disco de verdadero interés. 

Que no ocupe el lugar de Norah Jones, siendo igual o mejor que ella, es una cosa. Que mendigue para publicar su anterior disco, "American Standard", es otra bien distinta. Una curiosidad que encontré en la red. Probad con cualquier disco suyo, no os arrepentiréis.

Vale.


"Invocation"

Would you even know me 
Since I’ve been away 
I wake with my eyes closed 
And sleep through the day 
But I’ll open my heart 
And I’ll learn how to pray 
If mama you let me come home 

I’ve snuck into Eden 
In the hours before dawn 
I’ve stolen the apples 
That dropped on your lawn 
My spirit my pride 
And my innocence gone 
Please mama let me come home 

Oh mama let me come home 
I’ve strayed far from you 
For too little, too long 
I know I’ve been hard headed, 
Selfish and wrong 
Please mama let me come home 

I’m shut out of heaven 
And decades from hell 
I’ve passed out in the shrines 
Where the beautiful fell 
And I’ve burned down the silo 
And poisoned the well 
Please mama let me come home 

I made back alley deals 
That were forged in your name 
I was dazzled by gold 
And the shimmer of fame 
And you knew all the time 
But you never complained 
Please mama let me come home 

Oh mama let me come home 
I’ve strayed far from you 
For too little, too long 
I know I’ve been hard headed,
Selfish and wrong 
Please mama let me come home 

I’ll do all the dishes 
And clean out your shed 
I’ll bring you the paper 
And coffee in bed 
I’ll tell you great stories 
Right outta my head 
If mama, you let me come home 

I’ll be a great sage 
Or a fabulous liar 
I’ll hammer a truce 
Or wage war in your honor 
Follow every spark 
Rising up from your fire 
If mama you let me come home 

Oh mama let me come home 
I’ve strayed far from you 
For too little, too long 
I know I’ve been hard headed
Selfish and wrong 
Please mama let me come home 

Oh mama let me come home 
I’ve strayed far from you 
For too little, too long 
I know I’ve been hard headed
Selfish and wrong 
Please mama let me come home 
Please mama let me come home 


martes, 10 de julio de 2012

Lalita, silencio a tiempo parcial


Es humano. Hasta el que jamás lo reconocería, un día se paró en medio del camino y se planteó si no existiría otra forma de vida.

Hoy más que nunca sabemos de otros mundos, el brillo del vuelo veloz de las pantallas deslumbra con todas esas vidas que no elegiste. Paradójicamente, nadie tiene tiempo para detenerse y pensar. ¿El valor sobrehumano para apagar el monitor?

Otros se lo plantean cada semana y hacen pequeños ajustes a cada paso para tomar algo de aquello que vieron pasar y quedó atrás, algo de lo que se intuye más puro o conforme con cada naturaleza. Esa capacidad para destilar mejora con el tiempo, es el filtro llamado experiencia. Se trata de modificar ese entramado que recubre cada existencia, esas imperceptibles líneas en la regla que nos marcan el valor de lo que nos rodea. A simple vista no parecen cambios importantes pero puede que sean los verdaderamente trascendentales.



Todos conocemos a alguien que tomó decisiones drásticas y cambió vida de un golpe. Arrebatos que arrastran bromas, admiración, incomprensión. Es lo que toca. La globalización de la tolerancia no tolera la diferencia.

Lalita es un centro de inspiración budista que se encuentra  en la Sierra de Gata extremeña donde, desde hace  años, viven gentes de una forma completamente diferente a la tuya y la mía.  Lejos, en silencio, en paz. Para unos, valientes, para otros, locos; simplemente hombres eligiendo otro camino para buscar,... ¿para encontrarse?, para vivir.



Una visita es una invitación a conocerlos, a acompañarlos unos días. Minimalismo acogedor, espacio para el silencio, menús sin paleodieta, la naturaleza abrazando todo, la montaña omnipresente. Aceptamos la oferta.


A los pies del Jálama, a los pies de Perales. Ideal para entreno, para llevarme libros, para lápiz y papel, para buscar y aprender, incluso lugar idóneo para introducirme en los místicos cristianos, que creemos tan distantes y que intuyo no tanto.



Música. Lo hicieron algunos que nacieron inclinados desde cuna a escapar de este mundo y no sorprendieron a nadie, como Leonard Cohen. Pero también siguieron el camino otros que quién iba a dar: almas de la fiesta como Peret, cabezas locas como Little Richard.

Una hermosa oración del último disco del canadiense. 


sábado, 7 de julio de 2012

En extraplomo


Poco a poco la pared se va inclinando y aunque a cada metro, la ascensión sea más dura y el incendio en los antebrazos ya parezca insoportable, lo peor es adivinar que no hay final, que el cielo que hace poco veíamos al final de la aguja, no está oculto. Simplemente no existe.  

Un programa de inteligencia artificial demuestra que en las damas, dos jugadores perfectos siempre terminarían en tablas. El resultado está decidido de antemano. No hay victoria o derrota, no hay mejor o peor. 

Hastiado de lo que cuentan las pantallas, las expectativas condenan. Avanzar cada brazo hasta la caída al vacío en una unidad de destino que, a pesar de todo, susurran será reconfortante. 

Tratar de seguir mi propia vía, tu propia ruta. No me sirven sus normas o baremos, no me valen sus hojas de servicios, sus cuentas de resultados. Si soy pieza, yo decido dónde encajo. La combinación de nuestras cajas fuertes es única, la que forman las letras de nuestros nombres. Nosotros marcamos cada cima.

Encontrarme y ser yo. 


jueves, 5 de julio de 2012

Tertulia, "El nadador"


Una mañana soleada de verano, una mañana de domingo de resaca, Neddy Merrill nada en la piscina del jardín de unos amigos. Entonces decide que podría recorrer la distancia que le separa de su casa, nadando a través de todas las piscinas que abarcan esos 13 kms a lo largo de un peculiar río inventado al que llamará "Lucinda" en homenaje a su mujer. Un punto de partida extraño y absurdo para el relato.

Es la historia de un viaje que inicia un Neddy fuerte y confiado que se ve a si mismo como un peregrino o un explorador, casi una figura legendaria con un destino que cumplir. Realmente el relato es el brillante y original vehículo mediante el cual el autor retrata el tránsito del desorientado protagonista hacia la despiadada realidad que trata de evitar. 

El viaje del sol al frío, de la fuerza al agotamiento, del verano al invierno, de la autocomplacencia al dolor.

Apenas 15 páginas magistrales donde muy lentamente va a asomando la verdad que al mismo tiempo que comienza a vislumbrar el protagonista, poco a poco va descubriendo el lector al que ya se avisa sobre la errada percepción del viajero con expresiones como "disciplinar la memoria" o "deteriorar el sentido de la verdad".

Con su paso se nos van describiendo distintos ambientes, "manejando con cautela las costumbres y tradiciones hospitalarias de los nativos".Una constante, el alcohol, que  también contribuye a una visión distorsionada de la realidad. 



La idea que nos parece tan ridícula al comienzo poco a poco también se va insinuando sin disfraz al artífice. Cuando tiene que cruzar una autopista en bañador y los conductores se burlan de él -"sin humor ni dignidad para afrontar la situación"-, se cuestiona su decisión y se plantea volver pero el recuerdo de la mentira que era la felicidad y el ánimo inicial es ya un espejismo inalcanzable. 

Realmente huye de los demás, no quiere que le insinúen la verdad, el paso por la piscina pública con su "hedor de aceite bronceador y cloro" le espanta. No quiere ser vulgar como la mayoría, quiere regresar al inicio, a la primera piscina, junto a sus amigos frívolos y despreocupados.

Descripción de otros estratos de la sociedad acomodada, "La izquierda exquisita" que decía Tom Wolfe, tan ridícula en ocasiones por desubicada y que progresivamente nos proporcionan más pistas sobre esos sucesos que Neddy quiere ocultar ("talento para disimular los hechos dolorosos") y que lo deprimen por momentos.

O los nuevos ricos que solo hablan de dinero y son más claros; sin convenciones ni remilgos,  lo acusan de colarse. Incluso los camareros lo tratan sin respeto. Ya lo sabemos: está arruinado, carece de dignidad.

Tras el encuentro con una antigua amante que tampoco nada quiere saber de él, a cada paso más cansado y aterido, descubre las constelaciones de invierno en la noche. A un paso de la revelación final, se echa a llorar. 

Ya incapaz de nadar, de arrojarse de cabeza o salir por los bordes prescindiendo de las escalerillas, de ocultar la verdad de su vida, se topa con su casa cerrada hace tiempo. Intenta entender pero sabe que el lugar está vacío, que su vida nunca podrá volver a ser aquella.

¿El sino de cualquier existencia, de cualquier devenir vital?

El relato es uno de los más famosos de la historia de esa literatura menor que se sirve en tarros pequeños.   Cuentan que la primera versión tenía más de cien páginas. Realmente es una maravilla, fama bien ganada. De verdad, no os lo perdáis, no se tarda en leer ni media hora.

El otro relato, "Reunión" es más corto aún, apenas un apunte, un esbozo. Encuentro entre padre e hijo que hace tiempo no se ven tras un divorcio. Grandes expectativas del chaval pero que ya auguran decepción: "mi propia sangre, mi futuro, mi condenación". Hastío que se filtrará a lo largo de un fugaz encuentro con un padre despreciable que no se elige y que jamás volverá a ocurrir.

"El nadador" es una curiosa materia prima para una película dirigida por Frank Perry y Sidney Pollack e interpretada por Burt Lancaster en 1968. Qué tiempos aquellos en los que grandes estudios apostaban por proyectos que no fueran secuelas o seguras nuevas versiones de éxitos pasados cada vez más recientes (sangrante el nuevo derroche en otro innecesario Spiderman)

Para el 7 de Septiembre, "El retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde (pinchad en el enlace), un libro que siempre he ido posponiendo.