lunes, 18 de marzo de 2013

Héroes sin glamour

Quique González, en la estupenda entrevista que le hace Fernando Navarro, sin dramas ni resentimientos nos da cuenta del reverso de un par de personajes públicos que él admiraba y que en mayor o menor medida, le decepcionaron. Por un lado Johnny  Cifuentes de Burning, por otro Antonio Vega. Son hombres, es lo que hay.

A cuenta de ello unos párrafos sobre esa extraña relación con los ídolos, con esos tipos a los que una mayoría admira de forma incondicional. Esa absurda forma de interiorizar la dimensión pública de un personaje, trasponer su vida pública a su intimidad y considerarlos de una pieza.

En los días que vivimos, es el deporte el campo más fértil del que se nutre ese imaginario colectivo de héroes fuertes e indestructibles, pretendida fuente de valores de ley para  la sociedad de un país,   espejo para las generaciones en formación. 

Por principio, considero más que discutible la afirmación . Si eres honesto y mínimamente reflexivo, si consigues permanecer por momentos ajeno a todo el ritual de consagración diario de los medios de comunicación, a medida que dejes de ser un chaval, tus años y experiencia restarán brillo a esa pátina que cubría a ciertos personajes y que en algunos momentos llegó a parecer sobrenatural e inextinguible. Por mucho himno y medalla que me vendan, sabrás que las banderas no son más que trapos que no significan una mierda.

Sin embargo, me reto a mí mismo y me salen nombres del mundo del deporte a los que sí admiro desde la distancia, que bien podrían ser modelos. Alguno de primera línea, otros casi desconocidos.

Superpaco, del que ya he escrito en alguna ocasión, el rocoso abuelo andaluz que  a punto de cumplir 75 años , sigue puntual a su cita con los kilómetros de montaña. Este fin de semana en Cádiz tuve el privilegio de asistir verlo en acción. No lo conozco personalmente pero imagino  la incomprensión de su entorno cuando comenzó con estas aficiones. Nosotros somos pocos pero de la gente de su generación, ya me dirás. Una pasión que solo puede volar sobre una personalidad y una seguridad pétrea. 


Si tuviera que elegir alguien del Olimpo, elegiría a Del Bosque porque precisamente me parece un tipo capaz de mantener la cabeza fría en el centro de un mundo donde todo es vanidad y tentación. Nunca le he escuchado una declaración que no esté inspirada por el sentido común; ni entrar al trapo en los momentos difíciles, cuando las hienas afilan los cuchillos, ni mostrarse arrogante y vengativo, ni siquiera mínimamente reivindicativo cuando bien podía, a la luz de incontestables e irrepetibles triunfos. Lo despidieron del Madrid por no ser suficientemente "moderno" y ahora allí disfrutan de su antítesis, el tipo más engreído y vanidoso del mundillo -y ya es difícil-. Al menos la justicia poética existe y nada le privará de convertirse desde la sencillez, en un tipo legendario.


No sé si cabe incluirlo en el mundo del deporte popular, pero leyendo este fin de semana acerca del documental estrenado sobre Albert Casals, el chaval catalán parapléjico que recorre el mundo en su silla de ruedas, me trajo a la memoria a un participante anónimo con el que coincidí hace años en el Medio Ironman de Buelna. Para los profanos, esta es una carrera muy dura: casi dos kilómetros nadando en el mar, un quebrado recorrido de 90 kilómetros de bicicleta y una media maratón para terminar. Bien, la peculiaridad de este chico era que tenía un solo brazo. A menudo me acuerdo de él y pienso en a todo lo que tuvo que vencer  a lo largo de su vida para lograr colocarse ese dorsal.


Vivimos cercados por la consigna de que siempre hay que ser positivos, de que en nuestras manos está la felicidad, que no necesitamos más que actitud..  A grandes rasgos puedo estar de acuerdo, aunque a menudo, tanta filosofía de mercadillo, me carga. Hay un tiempo y un lugar para cada estado y hay veces en que el lado malo de la vida debe doler para aprender y seguir adelante.. Sin embargo actitudes como la de Albert Casals o ese triatleta anónimo no pueden ser más que inspiradoras para nuestra vida diaria. Nuestra vida es un continuo bregar con problemas  que a veces parecen asfixiarnos. Sin embargo, asistir a los ecos de esas vidas, me hace preguntarme si disponemos de las medidas adecuadas para calibrar la magnitud de los obstáculos que nos rodean. Me pregunto si yo tengo algún derecho a quejarme, si lo tengo a quedarme sentado y no pelear para poder cruzar la mirada en una zona de transición con un tipo duro de verdad, de de los de tebeo, con casi un Guerrero del Antifaz. 

Puede que la respuesta a la pregunta sea simplemente un poco de fe, esa que todos podemos rastrear.

po

5 comentarios:

CiegoSabino dijo...

Lo has bordao.

No hace falta decir más.

Javier dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CiegoSabino dijo...

Decías algo de Mourinho y Del Bosque?, mira lo que acabo de ver, jajajaja

http://www.lagacetadesalamanca.es/deportes/2013/03/19/mou-acusa-fifa-tongo-eleccion-bosque-mejor-tecnico/88986.html#EnlaceComentarios

Atalanta dijo...

Gracias, tron. Cuando escuché esta tarde la noticia, pensé contestarte con ello. La mejor reacción la de Segurola esta tarde: "Qué hombre más pelma" De verdad, a ver si cruza por Vilaformoso para no volver jamás. En mi vida he visto a alguien con menos capacidad de autocrítica y peor mal perder. Aguántalo como gane la Copa de Europa. Si parece que el Madrid no había ganado nada hasta que llegó él. Estaría bien que por una vez Don Vicente se metiera en un charco y le soltara cuatro verdades.