No os voy a cansar de nuevo con lo que para mí, significa Gredos. Cita anual obligada desde adolescente, es uno de mis lugares más especiales si no el que más, dotado de una magia imposible de explicar. Este fin de semana iba marchar solo de nuevo para hacerme unos buenos entrenos y huir del mundanal ruido y la fiesta que cada vez llevo peor. A última hora se unió Alicia, una amiga a la que acompañaba uno de sus mejores amigos, peludo compañero de pelo negro como la noche.
En principio el objetivo era que Alicia llegara en buenas condiciones a la Laguna Grande. No hace deporte pero tiene un buen chasis. Además, se conoce que utilizar las vacaciones para trabajar alrededor de diez horas diarias en una terraza atestada de Salamanca, seguro que te proporciona buen fondo. Según lo previsto, llegó perfectamente, a buen ritmo y sin ningún problema.
Un catorce de Agosto, como era de prever, la Laguna estaba atestada de turistas aunque si soy sincero, pensé que iba a ser aún peor. Sí noté una diferencia con el ambiente habitual. Eché de menos a los montañeros más integristas, ésos que llevan escrito en las prematuras arrugas de sus curtidos rostros, en sus nervudos brazos, un estilo de vida, una pasión, un aura de bohemios y románticos, difícil de comprender para la masa. En cambio pululaba por allí el clásico dominguero de manual, excursiones, personas a las que escuché que nunca habían bajado al circo y comentarios del jaez de si se podía llegar o no con una moto de trial, que desde luego era preferible a ir andando (sic). Yo traté de mimetizarme y parecía uno más con mi polo Lacoste que llevaba el día anterior en el despacho. Ahora que triunfa la cada vez más abundante e "imprescindible" ropa técnica, le estoy cogiendo yo el gustillo a eso de ir con pinta de cualquier cosa menos de corredor. Ya sabes, guarda tu camiseta de Mont Blanc para vacilar en otra ocasión y preséntate en tu próximo trail con la clásica equipación de algodón "ochentera". Mítica es mi foto de debut en larga distancia en Lisboa, haciendo cola para entrar a la zona de transición en vaqueros y camisa de cuadros. Seguro que algún nórdico figurín pensó: "¿y éste dónde va con esta pinta?".
Después de unos bocadillos de jamón con tomate y aceite y unas cervezas fresquitas que me parecieron la comida más rica de mi vida, un amago de siesta tirado sobre el "marco incomparable" (se siente, tenía que utilizar la manida expresión) de la hierba de la laguna y enfilo hacia el Almanzor. Alicia y Curro sólo iban a inspeccionar cómo era el terreno pero nuestra idea era que se quedaran en las pozas, leyendo al sol, entre baño y baño. La imponente figura del Almanzor intimida.
Sin embargo, Alicia encuentra un buen ritmo. Cada paso asciendes un poco más, cada paso, la cima está un poquito más cerca. Pronto me percato que esta tipeja se me va a plantar en la cima porque tiene lo más importante, las ganas y la ilusión por lograrlo.
A Curro no le parece tan buena idea. Cuando el tema se va complicando, se hace el remolón. Él prefería quedarse en la nieve pero cuando nos ve alejarnos, no le queda otra que seguir hacia arriba.
En la parte final, a diez metros de la cima, tenemos que dejarlo en un saliente porque hay alguna zona bastante comprometida. Cuando nos pierde de vista, se le oye algún lamento pero es un valiente.
Después de subir primero para escoger la mejor vía para el ascenso final, llega Alicia, que se me emociona en la cima y eso que yo, preocupado por Curro, inmediatamente le digo que para abajo. Ella quiere esperar un poquito más. El día está perfecto y se divisa el mundo entero.
Después de subir primero para escoger la mejor vía para el ascenso final, llega Alicia, que se me emociona en la cima y eso que yo, preocupado por Curro, inmediatamente le digo que para abajo. Ella quiere esperar un poquito más. El día está perfecto y se divisa el mundo entero.
Durante el descenso, se nos acabó la batería de la cámara. Una pena, porque se perdieron unas cuantas fotos graciosas. La de Curro, con un grupo de cabras cinco metros detrás de él y sin enterarse. Exhausto, ya estaba con la guardia baja. Aunque ya se ha metido el sol, todavía me baño en una poza helada -para un jaramugo no hay otra opción-.
Cuando cae la noche, hace bastante frío. Le he traído bastante ropa a Alicia porque me lo esperaba. Menos mal, porque la dagala es una friolera de cuidado. Se puso todo. Embutida en varias capas, cenando en el refugio, ya funciona al ralentí. Ella, que es todo energía y pulsión vital, opera bajo mínimos. Está muy graciosa. A pesar de ello, junto a la tienda, ya noche cerrada, todavía hace unos malabares con las cariocas (unas bolas luminosas que crean unas líneas de luz alucinantes). Me imagino que debió dejar a algún crío con la boca abierta
Antes de meternos en la tienda disfrutamos del atestado cielo estrellado de montaña y de unas cuantas estrellas fugaces, aunque pronto el frío y Curro que ya se pone demasiado melosón y pesao, nos obligan a meternos en la tienda.
Al día siguiente, después de desayunar, me da tiempo a hacer un entreno de algo más de una hora de carrera. En la bajada hasta el Gargantón me encuentro a Rubén y Cristina. Los conocimos la noche anterior en el refugio. Le había regalado el "buff" de Peñalara a Alicia que lo llevaba puesto y Rubén le preguntó si había corrido el GTP. Él había estado pero se tuvo que retirar por una lesión. Hice con ellos el descenso hasta el inicio de la subida hacia las Cinco Lagunas. Rubén, si lees esto, cuéntame aquí o en el correo qué tal os salió la travesía porque me gustaría hacerla algún día. La ascensión la hago casi completa corriendo pero no me da tiempo hasta llegar arriba porque debemos regresar pronto ya que Alicia trabaja por la tarde.
Llamamiento importante: ¡¡Corredor de montaña, trailero y "arrimaos"!!... si no estás en un buen momento anímico o te sientes flojo, vete a correr por el monte por una zona atestada de senderistas. Te aseguro que te sube la autoestima. Las expresiones de asombro de las personas que adelantas o con las que te cruzas, ascendiendo a la carrera, hacen que te creas el mismísimo Karnaces. El domingo ya me pondrán en mi sitio.
La vuelta bien, sin problema. Pan comido para la campeona. Ha sido bonito ser testigo del asombro de una persona tan especial, receptiva y transparente como Alicia. El único problema que veo a su intención de volver en invierno es que habrá que hacerse con material de última generación para travesías antárticas o se nos congela. : )
No había que ir muy lejos para la canción de hoy. "Alicia (expulsada la país de las maravillas)". Un buen momento en el fallido disco de debut en solitario de Bunbury. Este post ya es muy largo. Un día explicaré mi relación de amor-odio con este personaje y sus "héroes".
16 comentarios:
Fantástico. Tú si que sabes.
Hace unos 30 años, me familiaricé con el deporte subiendo algun fin de semana desde mi Talavera a la Plataforma , y desde ahí, subiendo por los Barrerones, hasta la Laguna, pernoctar y volver.
Bonitos recuerdos que me has refrescado.
Gracias.
Gracias, por dedicarnos la entrada a Currini y a mí, pero sin tus refuerzos positivos no habría sido tan fácil! No hay nada como que te digan: "llevas buen ritmo", "lo estás haciendo bien", etc., para mejorar en cada zancada.
Lo del frío, jajaja... Es verdad, me sentía como una longaniza ahí embuchada entre tanta ropa. Menos mal que se acabó la batería de la cámara de fotos... No sé cómo lo vamos a hacer si voy en invierno, no quiero ni pensarlo. Como tenga que ponerme ropa en proporción al frío, me veo como... Bueno, directamente no me veo, jajaja...
¡Tú si que eres un campeón, en todos los sentidos!
Ah, me encantan las fotos. Las quiero ya! Que mi entrada está un poco sosa sin imágenes!!!
Que maravilla!!! Una bonita aventura.
A ver si te veo en el Boedo!!! No tengo decidido aún el plan; pero si voy sería el sábado y aparecería en el medio maratón (no para correrlo, estoy con el peque y aún no me veo preparado para un medio empujando el carrito). me volvería el domingo temprano para que el peque haga la mayor parte del viaje dormido, no me quedaré al maratón (en principio...)
Y si los que tenemos espíritu jaramugo podemos vestir una camiseta del club, te encargo, por favor, una XL (mínimo)...
Y vaya fotitos, que envidia!!!
Un abrazo
Santi
Por lo que veo ya tenemos una nueva jaramuga (bueno y Curro también que se lo ha "currado" nunca mejor dicho)
Estupenda aventura.
Por cierto, desde que vi el título de la entrada me vino a la cabeza la canción de Bunbury, je que gracia ver que la habías puesto al final del post.
Me debo una.
Por lo demás felicidades por ser el padrino de una nueva entusiasta de Gredos, y a la apadrinada enhorabuena reiterada.
así que a Curro lo maltratas y al cocodrilo no lo subes hasta arriba...
tendríamos que presentarnos en alguna competición con ropa de más de 20años mínimo..
Fantástica entrada e intrépido fin de semana,maravillosas imágenes,eres un buen guía y amigo seguro.
Saludos
Bonita forma de iniciarse en Gredos, me encanta el entorno y comprendo que vayas todos los años...bonitas fotos aunque alguna se quedara en vuestras retinas.
Un saludo
Quique
Pablo, es un sito que cala. Un lugar ideal, tanto para un entreno como para una excursión con amigos o familia. De allí siempre vuelves con el espíritu renovado.
Alicia, un gran fin de semana gracias a ti y al "elemento" ése. Respecto a lo del frío, todavía te tienes que curtir... como las patitas de Currini.
Santi, la camiseta anotada queda. Yo saldré para Bascones el sábado después de comer para ver la media. Allí nos vemos. Dormiré en la tienda junto al río. Ya nos tomaremos algo juntos.Por la mañana han adelantado el maratón a las ocho de la mañana.
Furacán, pero vamos, una pareja de jaramugos del núcleo duro :). A la canción fui enfilado. Luego pensé que debería haber puesto "Alice" de Elvis Costello, una canción preciosa. Para otra vez.
CiegoSabino. Se te echó de menos, dagal. A lo mejor vuelvo el 4-5 para el último toque antes de Tor. Es increíble que tanta gente no conozca ese tesoro que tenemos a la puerta de casa.
David, no me tientes, no me tientes... que a ve si la gente me va a conocer como el "Retrorunner".
Caxaira, gracias, dagal. No te creas, yo no me fiaría de un guía jaramugo :)
Quique, nos cruzamos. Cualquiera que haya estado allí, entiende de qué hablo.
Buen fin de semana os habéis pasado... Nosotros estuvimos en Gata, de camping donde el mayor deporte estaba en montar la tienda y hacer unos largos. Pero es que tocaba descansar...
Preciosa entrada y mucho mejor todavía el fin de semana.
Eso es disfrutar de la vida.
Yo ya de vuelta en los madriles.
Un abrazo, dagal.
Que maravilla de Sierra. Ahora bien: ¿Sabrías explicarme por qué en vez de sentirme cada vez mas atraido por la montaña y correr en ella, como le ocurre a la mayoria, en mi caso, el sentimiento es totalmente a la inversa?
Trekking, sí. Correr, ¡ni de coña!
Domin, otro buen sitio para pasar un fin de semana, y al ladito de casa.
MIchel, gracias, hombre. Puff... los madriles, casi parecido a Gredos. Ánimo en la vuelta.
Mildo, no sé. Entiendo que cuando corres disfrutas de otra forma, del entorno. Para mí es una sensación que engancha, más que correr en asfalto. Es compatible con quedarse sentado en una piedra durante horas. El senderismo puro y duro a veces se me hace demasiado tranquilo. Para cuando estoy lesionado, para cuando me jubile.
Me parece admirable que a ciertas edades aún podáis sufrir lo de dormir en el frío y duro suelo.
Si algún día, movido quizá por la voluntad de hacer penitencias como Don Quijote en Sierra Morena, decido saltarme la norma de dormir en una cama como las personas de bien, Gredos bién podria ser el lugar ideal para ello. Sólo he ido una vez, mítica expedición "organizada" por D. Román, pero de eso hace ya mucho tiempo, pero mucho mucho.
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