miércoles, 28 de marzo de 2012

Metamorfosis cotidianas



La vida es cambio. Los acontecimientos suceden y nuestra repuesta, la forma en que los interiorizamos, nos transforman cada día.

Al igual que envejecemos a cada paso y somos incapaces de apreciar en el espejo  esos pequeños cambios o sutiles adaptaciones que experimentamos continuamente, también nos pasan desapercibidos esas mutaciones que progresivamente te convierten en alguien diferente.

Sin embargo hay etapas especialmente agresivas o días de balance en los que se asientan tentativas o sentires que llevan tiempo peleando por buscar acomodo en tu vida, como esas ocasiones en que nos sorprendemos viendo una foto de hace varios años y te espantas al constatar que aquella familiar figura ya no eres tú. Días en los que, especialmente receptivo, sientes lo que ha ocurrido. Recuerdas tiempos aún no lejanos en los que algunos temas o aficiones te parecían intocables y ahora apenas le dedicas pensamiento alguno. Simplemente quedaron atrás.

Es difícil encontrar  los motivos. O fácil. He conocido personas extraordinarias, unas personalmente, otras a través de las páginas de libros escritas en otros tiempos, en principio tan distintos. Los referentes siguen siendo los mismos, los que siempre han estado ahí y a los que, poco a poco, se le van uniendo alguno más. Los estoicos, Chris, el rock and roll y la música más básica. Tal vez a todo el cóctel le faltaba la experiencia del Sáhara para cambiar definitivamente mi modo de ver las cosas y el germen de un feroz anticonsumismo. Kerouac hablaba del camino, de que se pondría en marcha hasta llegar "allí" aunque no sabía dónde. Esa es la idea. Aprender cada día.

Mi camino está rodeado de lo que quiero, lo que yo entiendo como puro y limpio. Ya no busco experiencias lejanas, me conformo con lo cercano y tan extraordinario que me rodea. Sé que siempre ejerceré de marginal y francotirador. Va en el cargo desde que tengo uso de razón. Ahora mismo, por encima de todo, los libros, escribir, la música y el cine como prolongación de la literatura. Ahí la naturaleza y el deporte. Sigo lesionado pero hace tiempo que no gasto ilusión de colocarme dorsales. Me tiran más otro tipo de experiencias. De los próximos meses, me cautivan las aventuras del Anillo Vindio y el reto con mayúsculas de la Transpirenaica, apuesta que, hoy por hoy, considero fuera de mis posibilidades. Y ese viaje cicloturista largo tiempo pospuesto. Quizá rechazo  la masificación del deporte popular, por momentos tan alejado de lo que yo busco en ese mundo.

Me he pasado la vida diciendo que me gustaría volver atrás y hacer las cosas de otra forma. Recuerdo que un día escribí que si pudiera, si tuviera la lámpara de Aladino, lo cambiaría TODO. Mi pasado sería tierra quemada. Por una vez, lo doy por bueno. Rodeado de problemas, estoy justo donde quería estar, por primera vez con las ideas claras, listo para engancharme al futuro, a mi futuro.

Para acabar una de esas citas que a veces vuelves a encontrar en el momento adecuado, el maravilloso poema de D. H. Lawrence.


"Nunca vi un animal salvaje compadecerse de sí mismo. Un pájaro morirá de frío en una rama sin jamás haberse compadecido de sí mismo".


Este post se merecía una canción "generacional". Del último disco de La Habitación Roja, "La segunda oportunidad". 

P.S. Canción dedicada a Kenty, uno de esos lectores que por aquí nunca da señales de vida pero que de vez en cuando te envía algún correo contándote lo mucho que le gusta el blog. Gracias. A propósito, saludos a Iowa, California y Atlanta. Hay tres personas que es están leyendo el blog enterito, los más de tres años de artículos. Curioso.


 

9 comentarios:

El crusti dijo...

Lo importante SIEMPRE es el camino. Aunque tengamos una meta. Es el mito del aprendizaje, dices bien.

Un abrazo, señor

Con poco tiempo y en la distancia, pero estoy.

Creo que el último finde de abril nos veremos.

Santi

Si te lo tengo que explicar... dijo...

Ni pasados ni futuros: Presentes!!! Los cambios no son opcionales, me temo. Todos evolucionamos, queramos o no, de forma consciente o inconsciente.
Me ha alegrado mucho verte, aunque fuese un ratillo.

Suso dijo...
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Suso dijo...
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Suso dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Suso dijo...

Espero que estés bueno para la Transpi. Si no vienes, creo que no encontraré otro loco que se deje engatusar con engaños y falsas promesas sobre velocidades medias diarias, vivacs a tope de estrellas, frontales aprovechando la noche o la madrugada...
Ya he leído "Donde menos se piensa, salta la liebre","El muerto al hoyo, y el vivo al bollo" y "Mientras hay vida, hay esperanza".
Con respecto al consumismo, Jean Baudrillard tiene unos estudios muy clarificadores.
Un saludo.

Atalanta dijo...

Santi, a ver nos vemos más durante ese camino. En concreto a ver si se nos logra que os consiga enseñar lo bonito que es mi pueblo.

Manu, ya sabes que somos parecidos. Tal vez le damos demasiadas vueltas a las cosas. Tal vez deberíamos leer menos... pero es de las mejores cosas que existen. Ahora nos veremos a menudo, ya lo verás.

Suso, estate tranquilo que no partirás solo. Me motiva mucho el reto. No creo que lo consiga terminar pero llegaré hasta donde pueda. Y ya verás como tenemos compañeros esporádicos para animarnos. Lo que más miedo me da es que me enganche a tus chaladuras sin dorsal, que ahora me atraen mucho más que las carreras.

Abrazo para los tres.

Suso dijo...

A veces mitifico demasiado a las personas, un complejo de inferioridad que nunca llegaré a superar... pero no acabo de comprender cómo una persona que hace una maratón en poco más de 3 horas dice que no se siente capaz de hacer 10 km más pero repartidos a lo largo de 24 horas, a plazos, vamos.
Me dirás que es en terreno de montaña y que son muchos días seguidos.
Olvida eso. Cada día es un nuevo día. No tiene nada que ver con el anterior o el siguiente. Se puede dar incluso el caso de que te encuentres mejor el día de la llegada que el de la salida.
Considero que es más probable lesionarse en una maratón rápida que en una Transpirenaica de 12 días.
Pero cada uno tiene unas características específicas y un cuerpo hecho para aquello que le pide.
Espero que te animes a alguna chaladura cicloturista... mejor en invierno... en Laponia, por ejemplo.

Atalanta dijo...

Suso, el problema que tuve en TDG es que se me hincharon los tobillos y arrastraba un dolor en la inserción además de las rodillas muy cargadas. Es a lo que más miedo le tengo, a ese tipo de problemas en tantos kilómetros subiendo y bajando montañas. En TDG , cuiriosamente, de pulmones y corazón cada día me sentía más fuerte.
Qué vicio por complicar las cosas,ja, ja. No te basta ir a Laponia. Además en invierno. Yo siempre iría en verano, claro :) Es como el tema de la autosuficiencia.
Ah y no me digas que hago el maratón en poco más de tres horas que te mato.. En algo menos JA, JA.. Ese minuto y medio que tanto me costó ha sido lo mejor que me ha ocurrido durante todos los años que llevo haciendo deporte popular. Ser sub3 siempre fue un sueño que nunca creí que conseguiría.