Previsible. Si sabes, sin lugar a error, que no estás preparado para algo, mejor no intentarlo. Si lo haces, no te pueden sorprender las consecuencias que básicamente se reducen a un cuerpo dolorido que sentía a cada movimiento, mientras escribía el lunes en la cama. Sería mi primera salida a la montaña este año. Debut serio: 52 kms - 2.325 metros de desnivel positivo.
Aunque los días anteriores miraba el parte meteorológico buscando lluvias torrenciales que me sirvieran de excusa para no acudir a la cita, sobre todo teniendo en cuenta que no perdía importe de cuota de inscripción al haber sido gratuita por haber quedado tercero el pasado año -éramos 30, no os creáis-, finalmente allí me planté. En fin, pensé que dentro de quince días tenía los 112 del Soplao así que era un primer entrenamiento de categoría, con la distancia y fecha adecuadas. Además, como decía Chuchi Caridad en la reunión posterior a la Media, cuando nos planteábamos ampliar el cupo de atletas inscritos: "¿Quién dijo miedo teniendo hospitales?
Depués de dormir mal, me levanté a las cinco de la mañana para, en hora y media, llegar al corazón de la Serra da Estrela. Nada más pasar la frontera, ya tuve que parar a tomarme un "galao" -café con leche largo-, con mi primera nata del día, mi pastel preferido del planeta, ya que me estaba quedando dormido al volante. Poco antes de empezar, repetí menú en una pastelería-panadería henchida de ese maravilloso olor a pan y pasteles recién hechos -ojo, no soy goloso pero cuando cruzo la frontera, me transformo-. De hecho, llegué tarde a la salida.
La carrera. No recordaba que el año pasado se había cambiado el recorrido a última hora por el mal tiempo. Llevaba en mente un trail bastante soso, lleno de pistas y muy poco técnico, sorprendente teniendo en cuenta el atractivo de la zona.
Este año se realizaba el recorrido original y me percaté de mi error alrededor de la mitad del recorrido, cuando ya iba bastante tocado. Hasta entonces, marchamos por pistas y senderos con ritmo animado. Me encontraba bien, fuerte y sin problemas. Ritmo medio porque sabía que no estaba preparado para hacer ningún alarde. De hecho, tras mi lesión en la Media de Salamanca a principios de Marzo, lo más que había corrido eran cuarenta minutos el viernes anterior al trail. Después seis días de descanso completo.
El año pasado veía en los carteles de Manteigas el cartel con la ruta de ascensión a Torre, la montaña más alta del Portugal continental y había decidido acercarme algún día a hacerla porque parecía muy atractiva. Se recorre un hermoso trayecto a través del valle del antiguo glaciar hasta la ascensión propiamente dicha. Lo conocía del largo descenso en bicicleta a través de la carretera paralela. El puerto de Torre es muy duro. Nosotros subimos desde el otro lado de la sierra, desde Seia, en una ascensión de casi treinta kilómetros que se terminan haciendo muy largos, sobre todo si lo haces un día de resaca como me ocurrió a mí antaño, cuando era algo más arrojado.
Bien, cuando nos íbamos acercando a través del glaciar, yo ya veía que se iban acercando todos los males. Empecé a sentirme flojo. Corría todos los llanos junto a los tres portugueses con los que marchaba pero cada paso me costaba más seguirlos. Íbamos empapados por las lluvias intermitentes y por el pesado suelo completamente encharcado. Al final, justo antes de empezar el sendero de ascensión, mi cuerpo me decía que no pero yo seguía trotando, sabiendo que la gasolina me iba a durar bien poco y que después ya veríamos.
Estar a los pies de Torre es un espectáculo. Es un macizo aislado, imponente. Una pena no llevar cámara porque a la vista de la carrera de 2011, creí que no merecía la pena. Tras un primer tramo de subida, llegamos a una larga pradera completamente llena de agua. Traté de trotar tras mis compañeros pero ya no me era posible. Tenía amagos de calambres. Mi cuerpo no estaba preparado para la empresa y me estaba avisando. La subida a la parte final es dura pero no cinco estrellas. Aunque durante los últimos kilómetros ya he ido comiendo regularmente barritas, la sensación de vacío en el estómago regresa cada media hora. Parezco una caldera consumiendo calorías. Cuando ya falta poco para llegar a la cima y el frío ya no es soportable -hasta ese momento he ido aguantando en marga corta a pesar de las lluvias-, paro para ponerme la chaqueta y tomarme un gel que me ayuda en mi penosa ascensión. Cuando estoy agotado, al subir montañas, me ataca el sueño. Me pasa a menudo. Supongo que a la falta de fuerzas, se une la altura, en este caso, 2.000 metros. Me apetece llegar arriba, me apetece comer grasa, una hamburguesa del Ladis o tostón con patatas fritas. Esto es Portugal y confío que en la cima al menos tengan una sopa calentita. El último tramo se hace por la carretera. con los márgenes con medio metro de nieve, Hace mucho aire , las nubes pasan a toda velocidad y el viento gélido te deja congelado, especialmente los pies que llevas empapados. Todavía se tarda más de lo deseable en llegar a la furgoneta que sirve de avituallamiento, entre turistas tirándose bolas de nieve.
Gracias a Dios había una sopa. Adoro Portugal. Me dejan sentarme en el interior de la furgoneta y mientras me pongo a comer como un animal de todo, cierro los ojos. Casi me quedo dormido. Flirteo con la idea de retirarme y bajarme a Manteigas en coche pero pienso en mis compromisos futuros y lo bien que me vendrá una salida lo más larga posible. Además, esto es el kilómetro 32. A partir de ahora, casi todo lo que resta, es descenso. Me pongo en marcha.
El primer tramo de bajada, en torno a cuatro kilómetros, es carretera. Imagino que no habrá otra posibilidad. Una pena. En otras condiciones me hubiera encantado encontrarme con esta parte para volar cuesta abajo pero estoy agotado, con todo el cuerpo dolorido y la tripa llena. Me cuesta ponerme a trotar pero no queda otra. Es una carretera cuesta abajo, ¡un poco de dignidad! Me alcanza un chico de Lisboa, seguidor de Josef Ajram, y me animo charlando con él.
Cuando volvemos a la montaña, en los llanos, me deja. No tengo fuerzas. Ya solo trato de llegar. Para los profanos, bajar en montaña, es cuestión de técnica y práctica. Hoy, al principio de la carrera, me he sentido muy torpe. Como no he salido a la montaña, al cuerpo le cuesta volver a adaptarse. Es algo que progresivamente se va recordando a lo largo de la prueba. Sin embargo, en condiciones como las de hoy, a pesar de que ibas recobrando la soltura, puede más la nube negra del agotamiento y su falta de reflejos, por no hablar de la ristra de dolores que arrastra todo cuerpo mientras golpeas en cada zancada. No hay nada especialmente técnico. Simplemente no marchas. Sólo miras el reloj calculando cuánto tardarás en llegar a aquella lejana Manteigas que se vislumbra al fondo.
Al final entré en meta con un tiempo de 8:46. Creí que sería de los últimos, pero al final puesto 15 de 36 que corríamos el Trail. También había Mini y Ultra de más de cien kilómetros.
El próximo año volveré. Este recorrido es muy atractivo con tramos muy variados y algunos realmente espectaculares. Además a un paso de casa. El año pasado hubo problemas de señalización. En cambio este, os puedo asegurar que quizá sea la carrera mejor marcada que he corrido. Y os lo dice un perro viejo.
A los que le gusten las crónicas de carreras al uso, no se me quejarán. Ladrillo sin interés de aúpa.
Mal estreno para los Demonios.
De música, un descubrimiento de esta semana, Eleanor Friedberger. Componente junto a su hermano Mathew de The Fiery Furnaces, a quienes conocía solo de oídas."Mis errores", buen título para mis decisiones y modos de enfrentarme al fondo, siempre con falta de respeto. Una canción y un vídeo muy achuchables.
11 comentarios:
Olé!!
Quién es ese que va en negrita?? Lo que pasa es que los Jaramugos no se publicitan... Pero venden calidad.
Fuerza para el Soplao!!
Jaramugada!!!!
Ayer casi coincidimos en la Pesquera. El Ciego y yo también inauguramos la temporada.
ainda asim, apesar de todas as dificuldades, parabéns, é que dois galões e duas natas antes de uma corrida de 53 kms destroça qualquer um,
saludos dese figueira da foz!
Ha estado muy bien. Yo firmaría ese horario. Lo importante es que no te ha molestado el gemelo... ¿o sí?
David, gracias, pero la sensación que tenía al terminar la carrera era la de haber completado una verdadera faena chapucera, aunque teniendo en cuenta lo que podía ofrecer, me conformo. A partir de ahora crecer.
Iron, más viejos, igual de jaramugos. Estaba rica el agua, ¿eh?
Agostinho, a lo mejor fueron los galaos y las natas la razón por la que terminé. Me iba a comer otros dos antes de venir pero se me hacía tarde. Cuando vuelva a tu tierra. Muito obrigado, compañero.
Suso, no, no el gemelo bien. Además le viene bien a mis piernas andar por el monte para reforzarlas. Este fin de semana he corrido tres días seguidos y sin problema. Toco madera pero parece que la lesión es historia. El tiempo depende. Si es una carrera de esa distancia, se puede hacer en mucho menos. Si hubiera tenido que seguir o volver a correr al día siguiente, malamente. Tú no te agotas nunca.
Aunque a ti te haya costado escribir el relato de la carrera y ya no te atraiga contar jaramugadas, ha sido entretenido leerlo.
Utilizando, una vez más, a Hitchock, has corrido "Con la muerte en los talones":)
Creo que tienes que estar contento, con tu precario entrenamiento y un par, has conseguido completarla y esquibar a la "parca".
Y la de Cabezón se acerca...
Un abrazo.
En peores plazas has toreado, hombre. Tampoco es mal tiempo, qué demonios, ya lo firmaríamos muchos.
¿No ves cómo no ha costado tanto escribir una croniquilla para que nos enteremos de por dónde andas?.
Supongo que Aveiro ya lo has descartado por completo ¿no?.
Plato, no sé, a mí estos relatos de penalidades ya me hartan, sobre todo si tengo que sufrirlas por imbécil. Este año ya toca contar una carrera buena.
Asís, cerca estuvo de alcanzarme pero me alegro de haberlo completado. Con ese entreno y lo que llevo corrido, aunque no tenga mucho que ver, voy más confiado a Cantabria.
CiegoSabino, si hubieras venido, seguro que lo habíamos hecho juntos. Más entretenido. ¿Que no me costó? Mira que escribo deprisa pero con este post, lo intentaba un rato y lo dejaba. Me ponía a leer cualquier cosa. Aveiro descartado. No tengo tiempo para entrenar y paso de volver a presentarme en un larga al estilo atalantiano que ya va uno mayor.
Te exiges demasiado!! tomátelo como un buen entreno de cara a futuras pruebas, además llevabas tiempo parado así que no está tan mal...
Arturo
P.D. no me había fijado que en el blog tienes el cuadro del "Descendimiento", he tenido que hacer un comentario hace bien poco.
Arturo, a ver si me sirvió la paliza para la aventura de este fin de semana en "El Soplao". Si yo sé lo que había pero joder verse tan débil. Hey, uno de mis cuadros favoritos. En presencia, en El Prado, su belleza abruma.
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