domingo, 29 de julio de 2012

Crónicas de palacio: Capítulo II

  


Bilbao. Palacio Euskalduna. En clase de inglés podíamos elegir una canción y hacer una presentación del artista a los compañeros. Yo elegí "Holocene" de Bon Iver. La expresión francesa que da nombre a la banda viene a significar "Un buen invierno". Detrás del grupo solo un hombre maneja los hilos, Justin Vernon. Finalmente, por ajetreos laborales y confusión con el día, no pude llevar a cabo la exposición así que utilizaré algo de lo que escribí en su día para presentar al personaje que imagino muchos conoceréis y otros tantos no. La verdad es que me sorprendió que un recinto de más de dos mil personas se encontrará atestado de gente entusiasmada por la extraña música de este corazón solitario. Estoy seguro que en mi pueblo me costaría encontrar ¿cincuenta personas? que supieran quién es. Si ya cuando compito, Euskadi es otro planeta, otro tanto me parece su forma de acoger la cultura y la  música en particular. No es extraño que sea estación de tantas giras interesantes.  
Un músico, un disco con una historia detrás, de esas que marcan, las que suponen un punto de inflexión en una vida y en una carrera. Una banda que se rompe, una vida que se rompe, un amor que se rompe.  Esos terremotos vitales que a veces no ocasionan naufragios sino que paradójicamente, provocan renacimientos, detonan toneladas de energía para construir una vida mejor que de otra forma, siempre hubiera permanecido oculta. 
Las dudas sobre su existencia, sobre su orientación y destino, las consecuencias de una enfermedad y el desamor lo llevaron a encerrarse en una cabaña en Wisconsin ("solo quería estar solo en un lugar donde hiciera frío") para cumplir con su papel de crisálida y sanar en mariposa. Sus alas fueron las canciones compuestas durante el aislamiento. Lo que en principio sería la base para la producción de un disco al uso, decide publicarse tal cual. Los comentarios de quienes escuchan las maquetas, van tiñendo el disco de rojo y negro, del color de esa otra obra catártica y austera como el dolor. "For Emma, Forever Ago" sería   el primer "Nebraska" del siglo XXI.



Recuerdo que lo compré justo antes de un viaje a los Alpes. Me gustaba pero no acababa de entrar en su universo. Cuando volví una semana después con la mochila cargada de aventuras, no podía dejar de escucharlo una y otra vez, estaba atrapado Aquello no era folk, no era el lamento de un hombre abrazado al mástil de su guitarra como al de un barco durante el naufragio. Era diferente, era mucho más. Aquella música tan simple era extremadamente rica y llena de matices. Tan preñada de dolor, esperanza y verdad que asustaba. El boca a boca colocó la obra en órbita y los premios no tardaron en llegar.
Los que vendieron el primer disco como "neofolk" o similar, tuvieron que recular con su segunda obra. "Bon Iver" un fresco tan rico como su bella portada. No hay etiqueta para su música. Un cóctel de influencias difícil de destilar: folk, "ochentas" y "noventas", rock progresivo, extremo cuidado de las armonías vocales. Tantos saltos de página en cada canción.
Todo eso se pone de manifiesto durante el concierto  e intuyes que el grupo está tan trabajado que tenemos el privilegio de asistir a  la época de la recolección de la fruta madura, el mejor momento de una banda, el del verdero diálogo entre los nueve músicos en escena. Dos baterías y toda clase de vientos complementan el diseño clásico. Difícil llevar al directo el entramado que es su música. Por encima, siempre la voz de Justin, esos domados agudos que lo dominan todo.
Por si fuera poco, la puesta en escena, el manto de luces que envolvía lo que parecía una cueva era de un gusto exquisito fuera de lo común. Sólo con Sigur Rós vi algo comparable; donde el artificio y el añadido casara y tuviera tanto sentido. Justin luce trazas de abandonado pero estos detalles me lo presentan como perfeccionista.


Desde el interior de aquella cueva surgía esa magia especial que solo muy de vez en cuando llega en algunos conciertos (todavía me siguen sobrando cuatro dedos de mis dos manos). Y me dio por pensar en esas bandas que George Lucas disfrazaba en sus películas de galaxias, tratando de imaginar la música del futuro. Hoy el futuro estaba presente, sin trampa ni cámaras. A los mandos una mente preclara con el talento para ser capaz de abrir nuevos caminos dentro de un mundo, por esencia y concepto, inmovilista y condenado a repetirse, el de ese rock and roll que tanto amamos. Terreno pantanoso donde lo más fácil es despeñarse, donde solo los más grandes sobreviven.
Y termina una y vuelve con otra y parece que esos sonidos de la pequeña cueva de tela no podrían disfrutar de mejor caverna para albergarlos que el impresionante Palacio Euskalduna. Yo estaba en lo alto del edificio, lejos del escenario y la acústica (a la que se refiere en un par de ocasiones el propio músico) es asombrosa. Y los músicos y Justin disfrutan y se gustan y  atrona el martillo pilón de las dos baterías contándonos historias que ocurren cuando vas a donar sangre en "Blood Bank" o asistimos a la invocación de los demonios de antaño cuando interpreta un aún más austero, sincero, escalofriante -sí, era posible- "Re: Stacks".
En el mundo de la música pop, todos los grandes lo tienen o lo han tenido, tal vez solo durante unos meses. Después "eso" a lo que nunca le encontraremos nombre, se comienza a esfumar aunque muchos son capaces de disfrazarlo a base de trabajo y oficio.  El pasado domingo asistimos al milagro. Fuimos verdaderamente afortunados.


2 comentarios:

Joserra dijo...

Fue mágico, Abel mira que he ido a conciertos pero ninguno tan equilibrado y bello, si bello, como ese. Verte aunque sólo fueran 3 minutos fue la guinda.Bajamos a Portugal por la Ruta de la Plata por lo que no pasamos por Rodrigo City, si lo hacemos a la vuelta te aviso. No dudes en venir a ver a Dream Syndicate y a los Jayhawks, ese día estamos más tiempo y disfrutamos de Bilbao como merecemos. UN ABRAZO westman!

Atalanta dijo...

Joder, es verdad, una pena no poder vernos más pero enjugada por el peazo de concierto. Espero que la cosa no se tuerza y vayamos al festival en Septiembre, que me atrae un montón. También que me enseñes los bares buenos de Bilbao :) Tú intenta pasar por aquí que te tengo guardado un regalo. Si no , para el norte te lo llevaré. Abrazote