domingo, 20 de enero de 2013

El peor delito en Mali



Apenas sé nada de Mali. Desde hace años, mentalmente lo asocio con otros dos países que, en principio, poco tendrían que ver con el africano: Brasil y Cuba. El motivo es esa similar y sorprendente riqueza musical en una mancha de África.   Lo mío no es la música africana, por lo que si yo conozco a Salif Keita, Oumou Sangare, Toumani Diabate, Ali Farka Toure o Rokia Traoré, es que deben existir a miles.

Hace unas semanas, antes de que Mali ocupara portadas, leí un artículo de Manrique en el que se describía cómo en las zonas ocupadas por los fundamentalistas, se perseguía con saña la música. Mejor que yo, lo explican las palabras de un iluminado comandante rebelde: “La música es contraria al Islam. En vez de cantar ¿por qué no leen el Corán? No estamos únicamente en contra de los músicos de Malí; estamos en una guerra contra todos los músicos del mundo”.

Nada cambia, los siglos se suceden y el poder utiliza las mismas armas de dominación. Ese empeño por controlar la cultura, por decidir qué resulta edificante para el pueblo o por directamente eliminarla es todo un clásico. También la resolución será de manual. Uno de los vehículos a través de las que se transmite el alma de un pueblo -más en una sociedad donde debe jugar un papel tan importante- es la música y luchar contra ella siempre será causa perdida. Su fuerza es todopoderosa, su poder invencible. De un modo u otro se transmitirá y un día renacerá con áun más fuerza, tarde diez o cien años.

Si hablamos de malos tiempos,  nada como la música pueda expresar la pena y la esperanza. Desde hace meses llevo empeñado en una gran empresa que tenía aparcada, la de entender la esencia de uno de los géneros más sinceros y sentíos, el blues. Ahí os dejo a Ali Farka, el amigo defensor de su origen maliense como uno de los componentes de un estilo bastante más complejo de lo que muchos imagináis. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La música de Mali me tiene obsesionado desde hace muchos años, es absolutamente fantástica, no solo por su intima relación con el blues norteamericano, sino por su riqueza cultural y misticismo. Ali Farka me tiene enamorado, y escuchar a Salif Keita, el negro albino, todavía me pone la carne de gallina.
Mali. Tierra de reyes. El país de la música. Es algo que nunca podrán eliminar.

CiegoSabino dijo...

Pues solo por eso ahora mismo voy a poner un disco de Ali Farka Toure.

Cuando estos animales destruyeron todo lo que significaba cultura en le ya machacadísimo Afganistán nos sonab muy lejano, sí habían dinamitado los Budas aquéllos, pero nos pillaba muy a trasmano. Ahora los vamos teniendo a la puerta de casa, dominando territorios que nunca han sido extremistas, y extendiendose como una plaga. En Mali la riqueza musical es enorme, va en la sangre y en la cultura, es su forma de sentirse vivos, de sentir sus ra'ices, de contar su vida y la de su pueblo, con eso es dif'icil que puedan acabar, pero all'a por donde pasen quedar'a su rastro.

Aparte del tema musical y cultural me estoy acordando del bueno de Kanoute, musulman malines. Todo esto le tiene que estar doliendo en el alma.

PD. No se que me pasa con las tildes que esto me escribe lo que le da la gana.

Grego dijo...

Te recomiendo un disco que también busca los orígenes africanos del blues: Brothers in Bamako, de Habib Koité & Eric Bibb, una delicia que no paro de escuchar.

yonhey dijo...

En su día oí unas cuantas cosas de grupos de Malí, aunque poco sé de ellos. Tengo la suerte de haber estado allí y es un país estupendo y muy bonito (incluyendo unas buenas rutas por el país Dogón).
Creo que no mucha gente debe haber ido después que yo, una semana después de volver fue el secuestro de los 3 cooperantes catalanes.
En fin, que nos siga quedando esa música buena.
Salu2

Atalanta dijo...

Como dice Joserra, "Passion is not an ordinary world". Tratar de vencer a esa pulsión vital del pueblo a través de la coacción, es causa perdida, aunque en su loco camino causen daño y dolor a espuertas. Ali Farka es el que más he escuchado. De Salif tengo "Mouffou" que también es un disco acojonante.

Ciego, lo que cuento antes. Lo que jode es el daño que hacen y pueden seguir haciendo. Leí que hasta prohibían las sintonías en los móviles. La fuerza como único argumento y además es cierto lo que cuentas, en la puerta de casa. No recordaba que Kanuto es de Mali. Toda esa gente es la que tiene que levantar la voz para intentar parar esa locura.

Grego, ya había leído algo del disco. Lo estuve escuchando, es cierto es buenísimo. Parece tan natural, tan sincero, diferente. Uno que queda anotado en esa lista que toca revisitar de vez en cuando.

Yonhey, otra de las tristes consecuencias de la sinrazón, levantar barreras para conocernos y compartir. Aún recuerdo la experiencia del Sáhara del año pasado que no anda muy lejos. Oye, te voy a llamar Escipión.... "El Africano" :)