viernes, 15 de octubre de 2010

Un lujo inesperado en La Scala


Os voy contar un pequeño o gran episodio que viví en Milán. Antes de partir a los Alpes, decidí quedarme un día para conocer la ciudad. Debido al Gran premio de Fórmula 1, del que por supuesto no tenía ni idea, conseguí una cama de milagro. Aparte de quedarme totalmente abrumado por la belleza del Duomo, una catedrál realmente epatante, de visitar el castillo de los Sforza y de intentar infructuosmente ver el fresco de "La última cena" de Leonardo, entré en uno de los templos de la música, La Scala, probablemente el teatro de ópera más famoso del mundo.
Desde chaval soy un fascinado por la Historia. La música vendría después. Cuando recorría las murallas de mi ciudad o visitaba el teatro o el circo de Mérida, sentía una extraña capacidad para retrotraerme al pasado, facilidad para utilizar ese telón de fondo real donde ir colocando los personajes de mis lecturas.
Cuando aquella mañana una escasa y temible avanzadilla de turistas franqueamos las puetas de La Scala, nos advirtieron de que no tendríamos acceso al teatro hasta que finalizara un ensayo que tenía lugar en esos momentos. Tras visitar un pequeño museo dedicado a la historia del teatro con numerosos bustos de músicos y cantantes sin mucho interés, nos avisaron para entrar al templo.
Nuestro punto de vista era el de uno de los altos palcos traseros. El teatro impacta. La primera sensación es difícil de explicar. Es grande y pequeño a la vez. Imponente y acogedor, pleno de un lujo y elegancia acentuado por el peso de la historia. Aquí ha sonado la música de los más grandes. Aquí han cantado también los más grandes. Cuando aún estaba apoyado con la boca abierta, recreando en mi mente los estrenos, los éxitos y fracasos de tantos años, esos temores de intérpretes y músicos, esas ovaciones de minutos sin fin, unos auxiliares colocaron unos paneles transparentes para tapar el palco frente al escenario. Hacía rato que me encontraba atento al devenir en el patio de butacas de músicos, director y varios intérpretes. Yo que, bien por obligación, bien por dejadez, me dedico a algo que no me hace feliz, sólo envidiaba a esas personas que consagran su vida a una vocación que intuyo magnética y devoradora.
De pronto, la gente allí abajo se agitó mas de lo normal, apremiándose los preparativos. Efectivamente comienza de nuevo el ensayo. Con el único acompañamiento del piano, irán apareciendo en escena en torno a una veintena de personajes, todos ellos saliendo de un falso maletín colocado en el suelo con acceso a una compuerta que comunica con la parte baja del escenario. En menos de diez minutos, valiéndose de telas, construirán una escena de la obra. Increíble. A partir de ahí, comenzará la ópera y el canto. Me quedé totalmente alucinado. Ser testigo de esta representación me pareció un verdadero e inesperado lujo. Sentí una mano en el hombro. Un operario me requería para que dejase sitio a otras personas. Asentí y salí conmovido, bajando las escaleras a la calle entre los carteles de primeras representaciones que adornan los descansillos.
Aunque no soy experto ni oyente habitual, al igual que me ocurre con el jazz, cada vez escucho música clásica con mayor frecuencia. Sólo he asistido a una ópera en mi vida en el teatro de Ciudad Rodrigo pero el espectador no tenía acceso a que contaban-cantaban en cada momento por lo que no se puede apreciar de verdad. Sí he escuchado óperas en casa con el libreto delante e imagino una experiencia inolvidable presenciar una en directo. Algún día. Sin embargo creo que para llegar a la esencia de este tipo de música, hay que tener muchas horas de vuelo y educar al oído. Siempre seré un rockero reaccionario y recalcitrante pero estamos trabajando en ello. ¿Por qué los días sólo tienen veinticuatro horas?
Os dejo una pieza de uno de mis primeros discos de música clásica. No recuerdo si lo compré en el instituto o en la universidad. Una recopilación de las oberturas de Wagner. Altamente recomendable. La obertura de Tannhauser me caló desde el principio. Es difícil encontrar algo tan solemne, tan limpio, tan hermoso. Brutal. Espero que alguno se anime con ella.
"Los manuscritos no arden"


14 comentarios:

TSI-NA-PAH dijo...

Wagner es la perfecta banda sonora para las carreras!
un saludo

El crusti dijo...

Añadiría que para todo lo que contenga un tono épico. Para mi gusto, claro.
A mí, la ópera no me cala porque se me hace pesada (excepto "una noche en la ópera", de los Queen; o los hermanos Marx en la ópera, jejejeje)

Un abrazo

Santi

Phaeton dijo...

Una cosa que no pienso morirme sin hacer es ir a la ópera en los grandes teatros; Scala de Milan, Staatsoper de Viena, el Met de NY, Bayreuth, San Carlo de Nápoles y a de puestos el Colón de Buenos Aires o incluso la Sydney Opera House.

De momento me tengo que conformar con mis visitas a los más cercanos, el Real de Madrid y el San Carlos de Lisboa, y me faltan en España el de más solera, el Liceo de Barcelona y el que en estos momentos se consiedera que tiene un mayor nivel, Les Arts de Valencia.

Crusti yo creo que una ópera en directo, tal como se hacen ahora en casi todos los teatros, con sobretítulos que te permiten entender el texto, es una cosa que puede gustar a casi todo el mundo, aunque solo sea por curiosidad. Claro que para las primeras veces hay que elegir el repertorio con un poco de cuidado, meterse así de nuevas en una Walkiria con las muchas horas que dura y en alemán puede resultar un poco duro la verdad. Mejor empezar con el repertorio italiano.

Tantatachán dijo...

Yo soy una auténtica cateta en muchos temas, y en música clásica más todavía, pero sí me apetecería presenciar alguna que haya conocido previamente para que me envuelva en todo su esplendor. Algún día...

Paco dijo...

Por lo que cuentas, Atalanta, debe ser impactante. Y si ya lo es vacío, ¿cómo será lleno de gente y escuchando a Ravel, Tschaikowsky, Smetana, Vivaldi...? Yo llegué a la música clásica cuando comencé en el Conservatorio y, creo que sin ella no sería capaz de reconocer la música "buena" de la "mala" (sea rock, blues, jazz...). Saludos. PD: Tuve una compañera de trabajo, Mari Carmen Vicente, natural de Ciudad Rodrigo, que siempre me hablaba de su belleza (de la ciudad). Siempre he tenido mucha curiosidad por conocerla. A ver si un día...

CiegoSabino dijo...

¡¡¡¡ Qué bonito el Duomo !!!!, qué buen monumento para dar "cahiporrazos", ¿aquí con qué le arrearíamos a ZP con la Catedral de Sevilla, la de Burgos, con la Pilarica...?

Atalanta dijo...

Tsi, para una entrada en meta.

Crusti, la épica que Hitler veía en la misión del pueblo alemán. No sé, me da que hay que meterse en el mundillo y manejar las claves.

Phaeton, clasicómano. Esperaba tu comentario. De hecho, era el único que esperaba :). No, claro, empezar por una fácil. En el Real algún día, aunque sea una de ésas de "visibilidad nula". Qué bueno.

Alicia, tú de cateta no tienes ná. Seguro que es espectacular. ¿Cambiamos Arcade Fire por el Real? :)

Paco, eso pensaba yo. Esto, lleno hasta las cencerretas una noche de estreno, tiene que ser bestial. No sabía tus raíces clásicas. Desde ya, estás invitado. Cada año voy conociendo más blogueros. Ciudad Rodrigo para un fin de semana es perfecto. No te defraudará. Te hago de guía y nos tomamos unas cervezas. Si quieres, hasta alojamiento.

CiegoSabino, para tus fines, Burgos o León, todo muy gótico, con agujas. Ahora que el fulano del Duomo eligió bien, más pináculos no puede tener. Por principio rechazo cualquier muestra de violencia pero el hostión al impresentable mafioso de Berlusconi, me hizo gracia.

CiegoSabino dijo...

Hombre, no son "mis fines", jajaja que yo también soy pacífico. Lo de Berlusconi es que me dolió sólo de verlo, pero sí es cierto que "en cierto modo lo tiene merecido". Burgos o León con pináulos, también podría ser con El Escorial, ¡menudo mazacote!.

Furacán dijo...

Voy decir una herejía ya que no tengo suficiente cultura musical como apra disfrutar de una opera, pero a mi lo que me viene a la cabeza al ver La Scala es ael personaje de Bianca Castafiore de Tintín :-) El edificio es de por si impresionante.

Caxaira dijo...

La verdad es que hay cosas que cuando se viven en directo impactan de sobremanera y aunque no te guste o nunca hayas pensado que tal vez te puediese gustar algo,la realidad supera la ficción con creces en este y muchos más ámbitos.
Felicidades por la experiencia.

Michel dijo...

Me pasa como a ti con la historia, ¿te imaginas como olería en esa época por las calles, casas, etc...?. Esos cuerpos, esas ropas.

Curioso mundillo el de la ópera, lástima ser un autentico ignorante en la materia. Las ovaciones que han dado por ejemplo a Plácido domingo en la Scala, minutos y minutos, entrar y salir una y otra vez a saludar.
Supongo que Verdi en la Scala será un Dios, tuvo que ser un gran personaje de la ópera y de la historia.

PD: Piensa lo de Tordesillas.
Y lo de los olores, ja, ja.

Michel dijo...

Wagner y La obertura de Tannhauser de diez, un lujazo.
Impresionante el director, le he visto algún año nuevo en el concierto del mismo nombre. Un crack, Georges Petre. Son de los directores que acercan la música clásica a la gente.

Gracias por la entrada y hacerme pensar en la ópera, la historia y la música clásica, casi nada.
El blog en su línea, cada día mejor.

Mildolores dijo...

Que suerte tuviste.
Yo la única opera que asistí me dejó con ganas de repetir, pero esta vez en el Palacio de la Opera, a precios desorbitados. Y es que mi experiencia fué en un pequeño teatro de Pozuelo, aunque aún así mereció la pena.
Representaban La Boheme.
Me encantó.

Atalanta dijo...

Ciego, el Escorial, pedazo de roca. Precisamente lo vimos hace quince días. Íbamos a la Pedriza pero el diluvio universal nos obligó a cambiarlo por visita cultural.

Furacán, no controlo yo a Tintín. Yo era más de Asterix, el Guerrero del Antifaz, el Jabato, Mortadelo.... Qué tiempos, sniff. Allí dentro impresiona de verdad.

Caxaira, tú lo has expresado mejor que nadie. Estoy completamente de acuerdo. Aunque nunca lo pensaras, seguro que te afecta.

Michel, me alegro que te haya gustado el post y la obertura. Es tremenda. Compartimos pasión por la Historia. Nos vemos en Tordesillas, descreído :)

Mildo, algo parecido a lo que me ocurrió a mí. Somos parecidos en muchos sentidos.