Aunque yo al final llegué "apajarao" en general me pareció menos duro de lo que se esperaba. Media de 29. Una pena que yo al final ya no pudiera con mi alma para haber conseguido los 30. Dos puertillos: Casares y Descargamaría y "cientos" de repechos que van desgastando aunque hay que reconocer que las carreteras tienen buen firme.
La vuelta completa es Serradilla del LLano, Casares, Vegas de Coria, Caminomorisco, Pinofranqueado, Torrecilla de los Ángeles, Cadalso, Descargamaría, Herguiguela y Ciudad Rodrigo.
La vuelta completa es Serradilla del LLano, Casares, Vegas de Coria, Caminomorisco, Pinofranqueado, Torrecilla de los Ángeles, Cadalso, Descargamaría, Herguiguela y Ciudad Rodrigo.
Aquí delante de Robledo, el pueblo de mi compañera de trabajo en Villasrubias que abandonó "las jurdis" porque se enamoró de un chico del "Rebollal", colega de profesión y se nos fue a vivir Peñaparda, mucho mejor pueblo...¡dónde va a parar!
 El pueblo no es muy allá, es muy pequeñito pero la vista que tienen al frente es tremenda:

Una vuelta bien bonita con temperatura agradable, bonitos paisajes y buena compañía. Incluso tuvimos compañero ilustre de vuelta. Aquí una foto con Layi, Eladio Jiménez, ganador de tres etapas en la Vuelta a España, entre ellas una reina en Lagos de Covadonga. Ahora le tocaba marchar a México a la "Vuelta a Chichuahua". Ya le pregunté si no vendían las cabras al final de temporada. Llevan Scott.
 Al final yo llegué machacado. Subiendo un puertín como el de Descargamaría, sin ir muy atacado me llegué a poner a 180 pulsaciones. Eso es señal que iba ya iba bastante averiado. Quizá se notó que no montaba en bici desde hace quince días, el día del Ironman, quizá no había recuperado bien de los últimos dos fines de semana bestias o es que esteba ya medio griposo. Ayer tenía el cuerpo dolorido pero creo que se debía más al catarro que me he ido agarrando. El viernes me bañé en el río y quizá cogí frío. Phaeton y Plato llegaron muy enteros. Plato va como una moto y a pesar de trabajar de gregario en las zonas intermedias, se podía haber hecho otros cien kilómetros sin despeinarse. En fin, buen entrenamiento. Descansar (ayer iba a correr 20 kms. pero el cuerpo me decía que no), estirar y asimilar. Hoy corrermos un rato que el domingo hay maratón de montaña.
Si el puente del 12 hay buen tiempo, entonces sí que sí serán la últimas salidas largas.
Como se nos ha muerto uno de los grandes, Paul Newman, dedicado al "Indomable":
"Nadie, nadie es capaz de comerse cincuenta huevos"



En pocas ocasiones las nubes nos permitían disfrutar del paisaje
Km. 47. Sopita calentita antes de que empiece lo bueno. Subida total de dieciocho kilómetros al Pico Ruivo y al Areeiro. De 1.000 a 1.800 metros de altura con algunas bajadas y sobre todo con muchas y pronunciadas subidas. Hay más de cinco mil escalones tallados en la roca o hechos con pizarra. En Ruivo llegamos en medio de un aguacero tremendo, rodeados de niebla y helados lo que nos hizo descansar demasiado. Más arriba, en Areeiro (km. 67), comienza a anochecer y las condiciones se repiten: fuerte viento frío, lluvia y niebla. Éste es el punto crítico. Aquí hay carretera, hay autobús. Los jaramugos no somos muy dados a la retirada pero la tentación, de existir, aquí es donde reina. A otros los retiran por llegar fuera de control. Gracias a Dios que se me ocurrió meter en el último momento la chaqueta de la bici para la bolsa de este punto de control. Me salvó la vida. 
 Algunos de los más de cinco mil escalones. Más de tres horas de ascenso.
 
 En uno de los últimos puestos. No os imagináis lo bien que sabe un té calentito.
 
Chavales en el puerto. Escena muy pintoresca. Al loro con el Luganis y sus picados desde la grúa.
 CICLISMO. Cuando me estoy cambiando llega Antílopez para acompañarme durante algo más de 40 kms (por supuesto, prohibido chupar rueda). Sopla el aire de cara con lo que toda la travesía hasta Salamanca se convierte en bastante dura aunque sigo concentrado y descontando kms mentalmente. Llego con 85 kms y casi una media de 27. La vuelta es otra historia. Todo el camino con plato a buen ritmo. Llegando a Martín de Yeltes me encuentro con el Ciego y en Sanctis con Phaeton. Al llegar a Ciudad Rodrigo, todavía hay que ir camino del pantano para llegar a los ciento ochenta. Voy ciego con conseguir los 31 de media y quizá gasto demasiadas energías.


 









