"El sueldo"
Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro,
aquel ir y venir del sueño,
aquel horóscopo de un larguísimo viaje
y el larguísimo viaje con adioses y gente
y países de nieve y corazones
donde cada kilómetro es un cielo distinto,
aquella confianza desde no sé cuándo,
aquel juramento hasta no sé dónde,
aquella cruzada hacia no sé qué,
ese aquél que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería,
en fin, para decirlo de una vez por todas,
aquella esperanza que cabía en un dedal
evidentemente no cabe en este sobre
con sucios papeles de tantas manos sucias
que me pagan, es lógico, en cada veintinueve
por tener los libros rubricados al día
y dejar que la vida transcurra,
gotee simplemente
como un aceite rancio.
2 comentarios:
Benedetti, impresionante. En mis momentos bajos siempre le oigo susurrarme: "Para no sucumbir ante la tentación del precipicio, el mejor tratamiento es el fornicio" (Las soledades de Babel)
Un abrazo
Santi
Y te aplicas...ja, ja. Me queda mucho Benedetti por conocer. La poesía no es mala escapatoria para muchos males.
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