viernes, 17 de julio de 2009

Fotografiando el corazón


Tropas norteamericanas a la espera de su transporte de helicóptero en la mañana de la última ofensiva en Afganistán. Me quedé prendado de la foto. Una pena que no la haya encontrado sola y en un formato mayor. La vi en dos periódicos el mismo día, en uno a doble página y ciertamente las siluetas rodeadas por la atmósfera del azul irreal del amanecer formaban una estampa de cartel.
"Estados Unidos y el resto del mundo nos están mirando. Vais a cambiar el mundo este verano y eso empieza esta mañana", fueron las palabras que utilizó el Teniente Coronel Christian Cabaniss antes de que los soldados subieran a sus helicópteros.
En épocas de globalización donde tanta importancia tienen los medios de comunicación y donde su control resulta esencial para cualquier poder, político o económico, me hace preguntarme por la diferencia entre lo que se quiere transmitir y lo que realmente es. Guerras de propaganda o propaganda de guerras. ¿Acaso no es lo mismo?
Me pregunto por lo que realmente siente cada una de esas siluetas, si creen en la guerra y en la elevada función redentora que el mando intenta que interioricen.
Probable y lógicamente todos piensan en que los meses que les quedan en ese puto país pasen rápido, en salir vivos y en volver a disfrutar de un buen día de pesca o sentir el olor de su chica.
Afortunadamente llevamos varias generaciones sin conocer una guerra y aunque ésta, en sí, encarne el horror más absoluto , quizá la última guerra esencialmente justa (aparte por supuesto de la gloriosa conquista de Perejil), fue diseccionada magistralmente por Clint Eastwood en "Banderas de nuestros padres", mostrándonos las sombras que hay detrás de un símbolo, detrás de otra foto que era una mentira, detrás de una guerra que nunca puede ser buena. La foto de los marines clavando la bandera de Estados Unidos en el Monte Suribachi de Iwo Jima supuso un importante contribución para elevar el ánimo de un país harto de guerra, de ver morir a sus jóvenes y que vislumbraba en el horizonte la pesadilla de de la toma de Japón. Iwo Jima, un pequeño islote volcánico de gran importancia estrátégica y primer territorio sagrado del Japón en el que se combatía, supuso para Estados Unidos una verdadera sangría. Cuando el soldado japonés peleaba lo hacía hasta la muerte y no es una frase hecha. Si salías vivo era porque eras un cobarde, una vergüenza para tu país. Por eso en esa batalla no quedó ni el gato; de una guarnición de más de veinte mil soldados japoneneses, sólo sobrevivieron cerca de doscientos. He ahí una de las razones del lanzamiento de la bomba atómica, acelerar el fin de la guerra.
Quizá nos ocurra a nosotros mismos de la misma forma. Podemos ver una foto de nuestro entorno y evocar sensaciones, pensamientos, recuerdos que no son reales, sino que están modificadas por nuestras experiencias, nuestras opiniones, nuestro aprendiazaje o el paso del tiempo.
A este tema hay que darle más vueltas. He preparado la entrada muy rápido, tengo hambre, me voy a comer y quiero publicar pero aquí hay muchas posibilidades.
Ale, os dejo una canción de Death Cub for Cutie. "Transantalnticism" es un disco que probablemente me llevaría a una isla desierta si tuviera que elegir sólo ¿diez? Esta canción no la conocía y es una delicia. Buen fin de semana.

4 comentarios:

Si te lo tengo que explicar... dijo...

Ufff! Como bien sabes,el tema en cuestión hace que me den calambres en la lengua. Propongo una quedada con una buena provisión de zumos (cebada y uva por ejemplo) para arreglar el mundo. Nos vemos mañana!

davidiego dijo...

zumos fermentados?
vaya, yo también hablo de la información-desinformación hoy.

Furacán dijo...

Que es lo real? si lo experimentas ya es real o no...

Atalanta dijo...

Tú es que eres un rojazo,iron.

David, es que tú sabes de tó.

Exactamente, Furacán.... o no.