viernes, 20 de enero de 2012

Tertulia: "Bartleby, el escribiente"


A pesar de que es uno de los relatos de más prestigio de la literatura, no lo conocía. ¿Qué me ha parecido? Magistral. Después de la, en parte,  decepción de “El Principito”, mis expectativas  se vieron ampliamene colmadas 

Es una historia extraña y absurda  que Herman Melville, el autor de “Moby Dick”, utiliza como vehículo para compartir sus reflexiones sobre la vida.

“Preferiría no hacerlo”  es la frase de la historia. “Preferiría no hacerlo” es la respuesta con la que el empecinado y misterioso Bartleby (“esa figura pálidamente pulcra, lamentablemente decente, incurablemente desolada”) responde a su jefe, el narrador de la historia, cuando le ordena llevar a cabo cualquier tipo de labor relativa a su actividad laboral de copista.

Las reacciones del abogado van de la sorpresa al estupor, de la rabia a la condescencia al conocer la triste existencia de Bartleby al que únicamente se le sabe su vida dentro de la oficina.  La creciente paciencia que tiene que emplear para finalmente aceptar la existencia de este extraño personaje dentro de su oficina y  su vida.

El tono y el lenguaje del cuento es el certero para reflejar las dudas y la lucha interior del inteligente narrador,  capaz de desentrañar el mundo y los personajes que le rodean y que sin embargo no consigue dar respuesta a la existencia y actitud de Bartleby. Vocabulario rico y preciso. La verdadera profundidad siempre es, siempre debe ser simple y cristalina.

¿La interpretación de la historia? Cuando leo cualquier texto, más aún si se trata de poesía o canciones, creo que es el receptor, el lector es el legitimado para interpretar el mensaje y proporcionarle una lectura que puede ser o no la que pretendía  comunicar el autor pero que es igualmente válida. Éstas son las mías.

A medida que leía la historia, cada vez estaba más convencido de que Bartleby representa ese “yo” con el que todos convivimos. Todos somos responsables, todos somos conscientes de qué debemos hacer en la vida. Tal vez incluso de lo que tenemos que realizar cada mañana para conseguir sentirnos plenos y sin embargo, nos negamos o no nos mostramos diligentes para llevarlo a cabo. Hay un texto en la “La prueba del laberinto” del apestado Sánchez Dragó en el que utiliza la metáfora de la barca varada en la orilla de aquél que decide que mañana comenzará, mañana hará lo que realmente quiere o lo que debe pero ese mañana nunca llega. Aquí parece que también juega con el mismo sentido.

El abogado, el narrador se extraña del comportamiento de Bartleby pero acaba perdonándolo y aceptando su comportamiento. Siguiendo mi lectura, se trataría de una especie de autojustificación para aquello que forma parte de nosotros mismos pero que rechazamos, nos disgusta o no entendemos. 

Por otro lado el final del libro muestra el camino de otra visión. La única referencia final al pasado de Bartleby, a esa “Cartas muertas” tan plenas de tristeza y poesía o  el “Oh, humanidad” final es una especie de caída del caballo clave en la historia. La influencia de ese trabajo de destrucción de las cartas, ya sin destino, que portaban amor, caridad, perdón o esperanza (“Con mensajes de vida, esta cartas se apresuran hacia la muerte”) en el frágil espíritu de Bartleby. Tal vez nuestro amigo se pregunte a partir de entonces qué sentido tiene respetar normas o cumplir con tu deber si lo más importante o trascendente de nuestra vida – no lo tratado en los importantes documentos públicos del despacho- es arrojado a una hoguera para en unos segundos desaparecer. Melville parece decirle al lector que vivir es un engaño y un sueño efímero. ¿Tiene algún sentido nuestra existencia?

Reitero, genial.Todo lo que se le exige a un pequeño relato. Clásico.

Para la próxima cita “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad. Visto que no hay gran participación,  no importará que sea un poco más largo con algo más de plazo. Ya para después del Sáhara, 5 de Marzo.  Se descarga en el título aunque está disponible en cualquier librería o biblioteca.

Vale

9 comentarios:

davidiego dijo...

Agradezco tu interpretación, de acuerdo con todo, pero a mi no me gustó tanto. Buena descripción de los personajes pero quizás acostumbrado a estos tiempos exijo más acción.

Lo leí por casualidad buscando lectura para un viaje en avión, creo que es un clásico, pero tampoco para tanto.

Siento no participar en la próxima tertulia, exige más esfuerzo y ahora voy a ponerme con lecturas atrasadas, este finde espero iniciar la caza de Moby Dick.

Col dijo...

Intemporal.
Su mensaje mas profundo sigue siendo perfectamente asimilable en nuestro mundo actual: soledad, depresión, angustia existencial, ausencia de metas,...

Bartleby es la actitud individual, en contraposición a la participación social del resto de personajes. Actitud contra la que es dificilísimo luchar, por su resistencia pasiva. Y que al final le lleva al narrador a intentar comprenderla en su origen y en el fondo a solidarizarse con ella.

Las referencias que tenía de esta "pequeña" obra eran muy buenas. Ahora las comparto al cien por cien.

Magistral la metáfora final de las Cartas Muertas! Así como la utilización del objeto del puequeño biombo como símbolo de unión o desunión entre dos Mundos, en mi opinión muy humanos los dos.

michel dijo...

Me ha gustado, de lectura fácil y amena, relato que se lee facilmente del tirón. Con el he descubierto a su autor.
Estrene mi libro electrónico con esta lectura y ya me he descargado varias obras más de este escritor.
Me ha recordado a varios de mis compañeros con eso de "preferiría no hacerlo".

El Corazón de las tinieblas lo leí hace años, habrá que releerlo.

Estoy leyendo ahora la saga de novelas de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, muy buena os la recomiendo.

Un abrazo.

Javier dijo...

¿Cuál es el fino y débil hilo que nos une a la vida? No sabemos cómo se rompe ni cómo se repara, pero Bartleby nos prueba que es algo completamente irracional. Bartleby ha perdido ese hilo de unión y ninguna razón le hará regresar. Así no reacciona ante amenazas, afectos, dinero... Su "preferiría no hacerlo" es un educado e injustificable "no lo haré". Bartleby de las cartas muertas pasó a vivir como un muerto.

Gonzalo Aróstegui Lasarte dijo...

Mi relato favorito de todo tiempo y lugar, antecedente clarísimo de Kafka y de otros existencialistas del siglo XX. Por supuesto, la vida no tiene sentido alguno.

Saludos.

Clemente dijo...

Yo estoy más con col y plato53. Yo lo leí hace ya unos cuantos años y el recuerdo más claro que me queda es el de un tío que lleva una vida anodina y, casi sin querer, ha perdido las ganas de vivir y, por tanto, en el fondo "se la chufla" casi todo.

Disculpadme dos cosas. La primera, que hable de memoria, pues, siendo un relato corto, no he vuelto a leerlo antes de opinar aquí. La segunda, que siento hablar así, pero la crítica literaria siempre me ha parecido lo más más próximo a la antiliteratura.

Si se me pasan estas dos cosas por alto, amigo Abel, participaré en la próxima, también de memoria, pues leí "El corazón..." hace tiempo, con la misma p*** lengua. Eso sí, si a alguno le gusta Joseph Conrad, que se gaste unos lebros en una buena traducción de "Lord Jim", una maravilla que viene muy al pelo de este Capitan Screttino que ya nos pertenece un poco a todos (digo "una buena traducción" porque la primera que compré yo era una auténtica basura que desanimaba a cualquiera).

Saludos

Javier dijo...

La moral del narrador. Su conducta, con respecto a sus empleados, parece responder a su impotencia. Se adapta, ya que no es capaz de cambiar las situaciones. Sin embargo, disfraza sus decisiones de tolerancia, afecto, prudencia... Lo que hace no lo hace porque sea bueno o correcto, sino porque es lo que es capaz de hacer. La razón no es su guía, sino su aduladora, es la que encuentra los argumentos para embellecer las acciones que determina su impotencia.

Furacán dijo...

Pues este yo no lo he leído, el Corazón de las Tinieblas si y alguno más de Conrad. Moby Dick también incluidas las páginas más "etnográficas" que se salta todo el mundo.

Atalanta dijo...

David, es que yo creo que los clásicos nunca pasan de moda. Cada vez tengo más claro que yo soy un "old fashioned". Anímate, hombre -lo digo porque no me quede yo solo :)-. Si son 70 páginas y ésas te las lees tú de una sentada.

Asís, es cierto, si pierdes ese nexo con la sociedad, creo que debe ser difícil recuperarlo o conseguir que te rescaten. Es otro mundo. El biombo, el biombo... se me olvidó hacer la referencia. El párrafo de las "Cartas muertas" es simplemente un tesoro. Tanto en tan poco.

Michel, elegimos bien. Se lee bien y tiene chicha. ¿Sabes que este fin de semana he leído dos referencias en prensa a Bartleby? Y nosotros sin leerlo y era un tipo famoso de verdad. Sí, hay mucho por ahí que prefiere no hacer lo que le corresponde :). Al final supongo que entraré pero no sé yo si me convence el libro electrónico. "A pleno sol" leí yo de Higsmith sobre Ripley. Muy bueno.

Plato, la única referencia a su pasado parecen explicar su presente. Las cartas muertas lo dejaron muerto en vida, sin que hasta el final se nos ofrezca esa explicación. El narrador trata de cambiar las cosas, sí, y ante la imposibilidad, se conforma y es verdad, se dice que quizá sea lo mejor... pero realmente no hay otra opción.

Gonzalo, recuerdo que tú hiciste la primera referencia, me lo descubriste y picaste mi curiosidad. Gracias. Es cierto, quizá sea un antecedente del existencialismo y algo hay del absurdo de "La metamorfosis".

Clemente, escribe como te parezca, al estilo del blog o "de calle" :) Se trata de poner en común qué nos pareció y poco más. Me parece una experiencia enriquecedora. Me gusta escribir o hablar sobre temas que me apasionan como pueden ser la música o la literatura. Pocos mejores. Anotada la recomendación de Conrad y te espero en la próxima.

Furacán, pues ya estás emplazado. De los que han escrito ya sois tres que os habéis leído u os estáis leyendo "Moby Dick", Plato, DAvid y tú. Y no deber ser nada fácil.

Gracias por los comentarios y la participación.